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Capítulo 2

 

[¡Espera! ¡Alto, Allen del clan lobo!]

 

El grito me llevo a un día de primavera mientras dejaba la Academia Real por su gran puerta frontal, mi graduación estaba terminada. No había nadie cerca. Mirando detrás de mí, vi a un hombre con largo cabello azul a un costado, usando un uniforme escolar y modestos lentes. Sudor aparecía en su frente y sus hombros le pesaban mientras jadeaba por aire— una lejana apariencia de su usual aire intelectual. También le faltaba su boina.

 

[¿Niche Nitti?] Pregunté. [¿Puedo ayudarte?]

 

Mi perseguidor había estado en mi curso cuando me inscribí, aunque me había unido a una noble de cabello escarlata y una princesa rubia en varios cursos, así que rara vez habíamos hablado.

 

[¿…y?] Jadeó.

 

[Ruego tu perdón. No pude escucharte bien.] Respondí, mi mente se centraba a mis espaldas, donde un carruaje perteneciente a la Casa Ducal de Leinster se ponía esperando. A menos que me apurara, Lydia vendría a buscarme.

 

Niche recuperó su aliento, levantando su cabeza, y me miró. [¡¿Por qué?!] Demandó. [¡¿Por qué no te graduaste como el primer de la clase?! No negaré que la hija del Duque Leinster es brillante— nadie lo podría en tela de juicio. Pero… pero seguro— seguro que— el más grande honor es tuyo.]

 

Pestañeé, genuinamente asombrado de descubrir que tenía un admirador entre el cuerpo de estudiantes aparte de Lydia, Cheryl y el difunto Zelbert Regnier. Entonces puse una sonrisa y dije. [Me sobrestimas. Incluso graduarme como el segundo en mi clase es más de lo que merezco.]

 

[¡Patrañas! ¡Un hombre de tu calibre debe darse cuenta lo que una hazaña es el graduarse de la Academia Real en un solo año— y lo que la diferencia entre ponerte primer o segundo significara para tu futuro! Aún no es demasiado tarde. Habla con el director y demanda—]

 

[Perdóname.] Intervine. [Pero tengo un encuentro al que asistir. Por favor trata de ser breve.]

 

Era de una pobre procedencia—sin un apellido— y un miembro adoptado del clan lobo. Mi graduación como líder de la clase causaría un gran escándalo. Y dado el cual estado del reino, podría suponer un desastre.

 

Niche apretó sus dientes tan fuerte que podía oírlo y me fijo una mirada de odio. [Escucha.] Dijo. [¡Porque solo lo diré una vez! Allen del clan lobo, quiero que tú—]

 

✽✽✽✽✽

 

Ese sueño me trajo de vuelta.

 

[Y había olvidado por completo acerca de la ceremonia de graduación…] Murmuré. Leer el nombre “Nitti” en los periódicos anoche debió haber jugado con mi mente.

 

Lentamente abrí mis ojos, y enredado cabello escarlata llenaba mi vista. Su propietario se río. [Allen.]

 

Lydia estaba dormida con Atra. También estaba usando uno de mis camisas blancas, aunque no lo había estado cuando habíamos regresado en la noche previa.

 

[¿Cuándo lo hizo?] Me pregunté. ¿Era yo, o Lydia, Caren y la más reciente Stella les gusta mis camisas como ropa para dormir? Necesitaría hablar con ella luego.

 

Lentamente salía de la cama y tomé mi reloj de bolsillo desde la mesa. A pesar de todo el viaje que habíamos hecho, tenía la hora correcta. A la par yacía el reloj de Lydia y un nuevo orbe de vídeo.

 

¿Hm?

 

Con un sentido de temor, confisqué el orbe por el momento.

 


Las orejas y cola de Atra daban ocasionales giros. Quizás estaba soñando. No había regresado a su forma de zorrillo desde que habíamos huido de la capital real. El estable suplicio de maná que ahora recibía a través de Lydia podía explicar eso, pero también podría ser el flujo de luz que había absorbido de Stella en la capital este. ¿Cuál era, me preguntó?

 

Luego de observar al par dormir por un momento, me moví al lavado. Si había el más ligero ruido, Lydia se despertaría y me llevaría a la cama para dormir más. Y su sueño no se detendría allí— incluso podría pasar todo el día encerrada en nuestro cuarto. Y tan divertido como es, no sería justo para Paolo, quien había buscado lugares turísticos para nosotros.

 

Luego de lavar mi rostro y lavar mis dientes, salí al balcón por un poco de ejercicio. Aunque la vista nocturna de anoche había sido espectacular, la vista de la ciudad hundida en la niebla matutina también te quitaba la respiración. A pesar de la matutina hora, incontables botes y góndolas ya estaba plagando el Gran Canal, mientras aves marinas surcaban el cielo. Los rayos del sol saliente se reflejaban en el enladrillado blanco y naranja, coloreando la superficie del agua. La dedicada artesanía que había quedado en los techos y decoraciones contribuían a la buena vista urbana, con olor a la vida.

 

Recordé un pasaje del registro de un famoso viajero: [Una vista de la ciudad del agua en la noche vale mil piezas de oro. En el amanecer del día, diez mil.] Claro, era una vista que valía la pena el viaje.

 

Dejando el orbe en la mesa, empecé mi práctica matutina. Una y otra vez, lancé hechizos elementales separados de los ocho elementos— fuego, agua, tierra, viento, rayos, hielo, luz y oscuridad. El silencio era mi principal concentración; no despertaría a las durmientes bellezas.

 

¿Cómo había afectado mi lanzamiento el mantener un enlace con Lydia? Particularmente, no lo había. La poca profundidad de la innegable conexión tenía que ver en eso, pero también podía haber estado ajustándolo al acto de enlazar el maná de alguien más.

 

¿Debería investigar mi habilidad en el Gran Canal? En todo caso, debería tratar de usar el maná de Lydia excepto en emergencias.

 

Habiendo tomado esa silenciosa decisión, moví a mi siguiente ejercicio. Desplegué la fórmula de agua, viento, luz y oscuridad, repetidamente deteniendo la corta manifestación de la plateada nieve. La encantada varita de Linaria, Silver Bloom, tenía que recuperar por completo su maná, y mi propia reserva nunca supliría la activación del hechizo. Sin embargo, sería capaz de enseñarle a Tina truco de ello cuando regresé al reino.

Mientras desplegaba una fórmula para la nieve plateada con mi mano derecha, usé la izquierda para falsificar aquel que se queda lejos de ser el completo: esa colosal serpiente cubierta en espinas y portando halas de espadas. Aunque estaba trabajando con una versión simplificada, el hechizo aún tenía un excepcional desafío. Ya no podía hacer más.

 

[Y esto es después de afinarlo a un nivel donde apenas pueda activarlo.] Gruñí, sintiendo la brecha entre las proezas de Linaria y la mía. Apartando la personalidad, esa bruja había sido más que brillante.

 

El anillo en mi dedo de la mano derecha brillaba con luz. Quizás era su manera de decir. [¡Naturalmente!]

 

Nunca podría esperar igualar a Lydia, Tina, Caren, Ellie, Lynne, mis antiguos compañeros de la universidad o Stella (quien progresó a un asombroso paso.) Aunque me sentía determinado de ver lo que vendría, así que mi único camino era seguir adelante.

 

¡Exactamente! Me presionaré un poco más y—

 

[¿Hm?]

 

Sentí que estaba siendo observado. Pero nuestro cuarto estaba en el piso final, y no había nadie a la vista— solo aves marinas en el horizonte. Había imaginado—

 

Un jalón en mi manga izquierda llevó mi atención a Atra, somnolienta, pero despierta. Su largo cabello blanco estaba desaliñado.

 

[Buenos días.] Dije. [¿Te desperté?]

 

Agitando su cabeza, la niña sonrió y me extendió sus manos. La levanté y regresé adentro.

 

Lydia aún estaba dormida, murmurando. [Increíble. Vamos a la ciudad del agua, ¿oíste?]

 

Sí, finalmente estamos aquí.

 

Levanté mi dedo índice a mis labios, callando a Atra. Entonces llevé a la feliz niña al lavado, donde la puse en un banquillo y la ayudé a limpiar su rostro con agua fría. Sus orejas y cola se erizaron, y sus ojos se abrieron. Evidentemente, estaba bien despierta ahora.

 

[Atra, die “ah”.]

 

Se vio asombrada por un momento, entonces abrió su boca, así que lavé sus dientes. Aunque actuaba quisquillosa primero, lo logramos sin pormenores.

 

Atra se giró a verme con ojos que decían. [¿Listos?]

 

Aún no.

 

Mojé su cabello con un hechizo de agua, entonces me dispuse a arreglar su cabello con un peine. Ella pataleaba, evidentemente disfrutando esto. Una vez su cabeza fue arreglado, lo até con su listón violeta para darle el toque final.

 

[Vamos.] Dije. [Ahora te ves adorable.]

 

Con un corto y musical grito, Atra saltó del banquito y me miró. Se aferró, sobando su cabeza contra mí.

 

[¡H-Hey, eso pica! Deja—]

 

Jadeé. ¡Una hostil presencia a mis espaldas! Me giré, poniendo a Atra detrás de mí… y dije. [B-Buenos días, Lydia.]

 

Su Alteza se había levantado. En su mano izquierda, lleva sus peines y otros utensilios en una bolsa de trapo adornada con una pequeña ave escarlata. [Buenos días.] Respondí. [Dime, ¿lo sabes?]

 

[¿S-Saber qué?]

 

[Todo tiene su apropiado orden. Y la razonable elección habría sido empezar conmigo.]

Esta belleza había despertado con un humor de perros. Y su cabello lo expresaba tan elocuentemente como el de Tina o Lynne.

 

¿Celos de una niña? ¿Qué tan inmadura puede ser?

 

Pero a pesar de mi exasperación, toqué el banquito y dije. [Vamos, toma asiento.]

 

[Oh, está bien.] Gruñó. [¡Aunque no hay nada de “bien” en ello!] Se sentó y me entregó su bolso, así que empecé a peinar su cabello.

 

Atra también se sentó—en el regazo de Lydia.

 

[Escucha.] La infantil noble le dijo a la niña. [Yo vine primero. Tú eres segunda. ¿Entendido?]

 

Atra se veía confundida, entonces hizo una mueca.

 

[¡¿A qué te refieres, preferiría ser la primera?!]

 

Deben ser personas mañaneras.

 

[Lydia, ¿qué te gustaría hacer?] Pregunté.

 

Ella lo consideró antes de responder. [Ya veremos en el camino. No me importa lo que tenga que hacer mientras estés conmigo, ¿y por qué no pasamos todo el día en nuestro cuarto?]

 

[Fuera de cuestión.]

 

[¡Humph! ¡No eres divertido!]

 

[No muevas así tus piernas— no eres una niña. ¿Te gustaría ponerme el clip?]

 

Un tosco silencio después, Lydia continuó. [Contrálate.]

Tomé un clip de la bolsa y lo enrollé en un copete de cabello cerca del frente de su cabeza. Le había dado este durante nuestros días de la Academia Real, y me sentía alegre que lo hubiera conservado, a pesar que no costaba mucho.

 

[Hm…] Lydia se alegró, mirándose en el espejo. [Veo que tus gustos no han cambiado, y no solo cuando se trata del cabello largo.]

 

[Aún no me gusta cómo lo dices.] Respondí. [Así que aún tienes ese viejo clip. Sabes…]

 

[¿Qué?]

 

Dudé. [Es hora del desayuno. Lávate tus dientes, vístete y— ¡Wah!]

 

Lydia me tomó y saltó a la cama tan rápido que ni siquiera tuve la oportunidad de luchar— aunque logré colocar un hechizo de levitación en Atra. El latido de mi corazón se aceleró rápidamente mientras miraba la deliciosa ropa interior de Lydia saliendo por su escote.

 

¡Qué perdida de magia y fuerza!

 

Lydia me atacó, derrumbándome mientras murmuraba. [Dime.]

 

[Yo… invoco mi derecho a mantenerme en silencio.]

 

[Perdiste eso hace mucho tiempo. Ahora, ¿qué ibas a decir?]

 

Luego de una tensa pausa, respondí. [Objeto a esta tiránica corte.]

 

Esta posición no funcionará. Es desastroso— tanto para la educación de Atra y para mí. Algo necesita hacerse.

 

Me estiré y toqué la mejilla de Lydia. Su mano de inmediato cubrió la mía. Levantándome lentamente, susurré en su oído. [Estaba pensando que te ves adorable en cualquier cosa.]

 

Lydia se congeló, poniéndose roja como tomate. Entonces se puso encima de mí, sonriendo, y dijo. [Tonto.]

 

Una agitada Atra dispersó la levitación y cayó en la cama. Luego de aterrizar, se aferró a mí y cerró sus ojos. Suponía que estaba dormida.

 

[Por cierto, encontré un orbe de vídeo.] Dije, pasando mis dedos por su cabello escarlata.

 

[Es mío.] Lydia respondió. [En cuanto a lo que hay, invoco mi derecho a permanecer en silencio.]

 

[¡¿Tú tienes y yo no?! ¡¿Cómo es eso justo?!]

 

[¿Qué esperabas? Soy tu señora.]

 

Mientras intercambiábamos palabras, descubrí que su cabello había sido cortado.

 

[Debes madurar pronto.] Dije. [Y—]

 

[¡No te disculpes!] Respondió antes que pudiera decir nada. [¿Te has olvidado de lo que dije ayer? Ya no me dejes. Si vas a alguna parte, llévame. Nunca te dejaré solo otra vez… y te perdonaré.]

 

[¿Y me darás de tu tiempo cuando sea?]

 

[No. Juntos, tú y yo somos invencibles. Ahora dame de vuelta mi orbe— grabé la más linda vista de tu durmiente cara.]

 

[¡¿Dices que te me adelantaste, te quedaste con una de mis camisas, y me grabaste mientras estabas en ello?! ¡Cobarde! ¡Rufiana!]

 

[Tonto. ¿No sabes que los ganadores escriben los libros de historia?]

 

Primera cosa en la mañana y ya estábamos haciendo un escándalo. Estaba tan alegre que sentía como si mi vida finalmente hubiera regresado a la normalidad. Y Lydia compartía mi sentimiento, si su risa fuera un indicativo.

 

Lo que sea que el futuro departe, no tendría nada que temer mientras estuviera conmigo. Y luego de las varias difíciles batallas que superamos, pensé que merecíamos un poco de descanso. Por un día, al menos, disfrutaríamos nuestras vacaciones en la ciudad del agua.

 

✽✽✽✽✽

 

Atra se sentó a mi costado, liberando chillidos de aprobación mientras se comía un omelet con gusto. Sus ojos estaban casi al nivel de los míos o los de Lydia, cortesía de una silla para niños que el personal nos había proveído. Nuestro desayuno había sido preparado con extremo cuidado.

 

Qué maravilloso servicio.

 

La terraza de la Posada del Dragón de Agua estaba tan llena esta mañana como lo había estado anoche. Un hombre en su prime se fue pronto, y solo dos conocidas mujeres llegaron para reemplazarlo. Los camareros al parecer tenían tiempo de sobra en sus manos. De acuerdo a Paolo, quien nos había mostrado nuestra mesa, las negociaciones de paz con el reino estaban probando ser difíciles, causando un declive en la afluencia de turistas extranjeros. El lio en los principados norte era un factor, ya que estaba atado a las ganancias de los mercantes del norte que usualmente frecuentaban el hotel.

 

[No es momento para que estén visitando nuestra ciudad.] El frente dijo. [La mayoría están siendo buscados por explicaciones ahora que las personas han descubierto cómo usaban el conflicto como pretexto para acumular dinero y otras necesidades. El escándalo ha arruinado algunos negocios. Incluso los mercantes quienes no estaban involucrados están muy ocupados restaurando el orden para viajar. Y difícilmente digo que lo mismo pasa con esos al poder. A mi pesar, pero hemos escogido un difícil oponente con el que luchar.]

 

Echarse a luchar con la Casa Ducal de Leinster ciertamente no estaba en mi lista de cosas por hacer. Ni siquiera podía manejar a Lydia, quien estaba sentándose al otro lado de Atra. Si Lisa se uniera a la lucha, o Anna y su corporación de maids…

 

Aunque algo no me convencía. Los talentosos Leinster no estaban confinados a luchar. Incluso las jóvenes vestidas en escarlata cuyas frecuentes miradas en mi dirección constituía una demanda de más atención podía llevar a una guerra si lo escogiera. Aunque las tácticas que Paolo describió— aplastar negocios que traban de salir de la guerra— no es de ellos.

Una visión de un cierto hombre tímido quien había evacuado a la capital sur de pronto entró a mi mente. Lynne me había contado que Felicia estaba haciéndose valer tras escenas. Y que bajo la directa supervisión del Duque Emeritus Leen Leinster, ella y Lady Sasha Sykes estaban a cargo del “análisis y operaciones dentro de la Alianza de Principados.”

 

A mis ojos, una joven pechugona de lentes quien había llegado tan lejos para usar orejas de bestias y un uniforme de maid se pasó por el trabajo de oficina a una feroz velocidad mientras gritaba. [¡Como si no pudieras hacer tanto con suficiente información y recursos! ¡De hecho, Allen, sería mucho, mucho más— sin mencionar lo malvado— aplicado que yo!]

 

Para mis nervios, tomé un sorbo de té y regresé mi atención a la antigua metrópolis extendida debajo de mí. Incluso los buques mágicos más nuevos, equipados con ruedas, atravesaban sus llenos canales. Tiendas al aire libre se alineaban en sus calles, y las personas iban a por ellas por desayuno y comprar mariscos, frutos y vegetales frescos. Nada acerca de la cotidiana escena sugería una nación en guerra.

 

Así que tenía razón ayer— los Leinster pueden tener la mejor mano, pero la alianza aún tiene suficiente fuerza para respaldarse.

 

[Atra, estás haciendo un desastre.] Dije, sacando un pañuelo y limpié la boca de la chica.

 

Atra sonaba alegre, pero la caprichosa noble se sentó al otro lado para darme una mirada— un grito de atención, a menos que mi suposición me falle.

 

Corté un pedazo de pan, lo mojé en mi sopa— en la cual el pescado venía de maravilla— y se lo ofrecí a Lydia. Ella se lo tragó en un instante, entonces en silencio abrió su boca por más. Me sentía como una madre.

 

Atra asomó su cabeza, asombrada, luego abrió su boca imitándola. Podía decir que esas dos mujeres estaban observando y sonriéndonos. Claro que tenía que ser la primera vez que lo hacía en público.

 

[Mira.] Dije. [Estás siendo mala influencia para Atra otra vez.]

 

[No me importa. ¡Mmm!] Lydia respondió, sosteniendo un pedazo de pollo asado en su tenedor. Lo comí mientras lanzaba un pedazo de pan en la boca de Atra. Habíamos estado repintiendo este patrón por un tiempo, aunque suponía que la inclusión de la niña lo hacía mucho menos bochornoso de lo usual.

Lydia debía haberse sentido satisfecha porque empezó a quejarse de Atra. Por su infantil rivalidad, ella adoraba a la pequeña.

 

Mientras la comida se acercaba a su fin, Paolo llegó, llevando un carrito. En él descansaba nuestro té, el cual— como había pedido— había sido preparado. [Mis disculpas por el retraso.] Dijo.

 

[No, perdón por mi inusual petición.] Respondí.

 

[Es nuestro placer conceder cualquier deseo que nuestros huéspedes puedan tener.]

 

[Aprecio que lo diga.]

 

Habiendo terminado mi desayuno, me dispuse a servir el té. Mientras dato, a Lydia no le encantaba beber té o café afuera. Solo lo aceptaría en el café con el teché azul cielo o los puestos de té del bazar en la capital real. [Me gustaría probar tu té otra vez. Ha pasado mucho tiempo.] No podía decir que no.

 

Empapé las hojas lenta y cuidadosamente, entonces vertí hasta que no quedara una sola gota. Para Lydia, leché y un poco de azúcar. Tomé lo mismo y le di a Atra una ayudadita extra a ambas. Entonces le entregué a ambas sus copas.

 

[Muchas gracias.] Le dije a Paolo. [Este desayuno fue tan magnífico como la cena de anoche.]

 

[Estoy más que agradecido de escuchar eso, señor. Aunque me ha tomado más de lo que había esperado el prepararlo, aquí está la información que pidió.] Respondió, colocando una hermosa hoja de papel en la mesa— un mapa preciso de la ciudad, hasta sus más pequeños canales. La lista incluso incluía a la Ciudad Vieja en el norte, la cual había sido abandonada hace un siglo.

 

¿Realmente debería enseñarle esto a los extranjeros?

 

A pesar de mis recelos, Paolo continuó. [También contacté a la gondolera, y respondió, “Mi placer”]

 

Sonaba a que la chica del clan nutria quien nos había transportado el día anterior estaba contenta. Me sentía seguro que Lydia y Atra disfrutarían otro día con ella.

 

[En verdad lo apreciamos.] Dije.

 

[Le informaré tan pronto su góndola llegue. Por favor, relájese hasta entonces.] Mientras el gerente se retiraba, vi a las mujeres levantarse de sus sillas.

 

Estaba estudiando el mapa cuando Atra se subió a mi regazo y disfrutaba, llena de curiosidad. La toxica se aprovecho de nuestra nueva soledad para arrimar su silla justo a la par de la mía. Entonces descansó su codo derecho en la mesa y su cabeza en su mano. El clip en su cabello brilló.

 

Pronto, dijo. [Oye.]

 

[Ya te mimé más que suficiente.] Respondí.

 

[¡Ni de cerca!]

 

[¿El té no es de tu gusto?]

 

[Fue exquisito.] Admitió, agitando su cabeza y poniendo una sonrisa. [Gracias.]

 

Me estiré y toqué sus flequillos. [Te hornearé algo mientras estemos aquí.]

 

[¿Algo que me guste?] Preguntó lentamente.

 

[Uno de tus favoritos.]

 

[Oh, ¿en serio? Bueno, en ese caso, supongo que te perdonaré. Ahora, ¿a dónde deberíamos ir hoy? Oh, este café se ve bien. De acuerdo a esto, es llamado “El Océano de la Partida del Gato.”] Lydia se rio con una mirada de infinita curiosidad que no ha cambiado en todo el tiempo que la he conocido. [Qué divertido nombre.]

[Entonces planemos quedarnos allí por un descanso y dejarle el resto a Suzu.]

 

[Claro.]

 

Atra cantó una nota para señalar que también aprobaba mi propuesta.

 

Debo conseguir sobres y papeles.

 

Les había dejado una nota y algunos ejercicios escritos a las chicas, pero aún deben haber preocupado. Dada su iniciativa, no dejaría pasar que salieran a la capital sur si no lo escuchaban de mí. Y entonces… Bueno, mejor tenía que escribirles antes que se alocaran para ir hasta la ciudad del agua.

 

✽✽✽✽✽

 

Nuestra góndola se detenía a lo largo de un estrecho canal. La esencia de las flores y la cocina flotaba de las cosas del otro lado. Atra estaba olfateándolas desde su lugar en el regazo de Lydia, a la sombra de su paraguas. Ambas usaban sombreros a juego y vestidos blancos.

 

Mirando alrededor, vi verandas repletas de flores. Los muros y techos también estaban pintados con vividos colores, lo cual levantó mi espíritu. Suzu, la chica del clan nutria jugando con su remo detrás de mí, se veía tan animada.

 

[El Gran Canal atraviesa toda la ciudad de norte a sur, moviéndose como una serpiente.] Ella dijo. [Pero tan conveniente como es, también ve mucho tráfico. ¡Es por eso que estamos tomando los poco conocidos canales como este! Son estrechos y dan la vista de la vida en la ciudad, así que usualmente los evito cuando tengo pasajeros. Pero no puedo creer en mi suerte cuando me solicitó otra vez, así que estoy haciendo una excepción.]

 

[Gracias.] Dije.

 

[¡Yo debería ser la que diga gracias! ¡Una petición personal de la Posada del Dragón de Agua será maravilloso para mi reputación!] En un tono más apagado, añadió. [Realmente no esperaba que pidieras a una novata como yo. Llego tan sorpresivo que apenas pude dormir anoche. Así que daré lo mejor para mostrarles la ciudad hoy.]

A pesar de sus comentarios de inexperiencias, Suzu manejaba su remo con habilidad, navegando por un estrecho rincón. Me sentía confiado que incluso Dag la alabaría.

 

Mientras me perdía en los recuerdos de la vieja nutria en la capital este, Lydia habló. [Recuerdas a dónde queremos ir, ¿cierto?]

 

[¡Claro, madam! ¡Primera parada, la Gran Biblioteca!] Suzu respondió animada. Paolo debió haberle instruido.

 

Noté un leve temblor pasar por Lydia. [Madam.] Ella susurró, sonriendo. [Madam.] Estaba tan cerca de salirse de su personaje.

 

[La Gran Biblioteca tiene bastante historia.] La chica del clan nutria continuó en un canto. [Nadie sabe cuándo fue construida, pero se me enseñó que es el segundo edificio más viejo en la ciudad, después del Antiguo Templo en la isla principal. Cada cierta colección dentro se ha perdido por todas las guerras que han pasado por el continente desde entonces. Así que ahora muchos de sus valiosos libros no pueden encontrarse en ninguna parte.]

 

[Me muero por verlo.] Dije, sonriendo de oreja a oreja. Siempre había soñado en visitar la Gran Biblioteca de la ciudad del agua, y apenas podía explorar su maravilloso interior.

 

[Recuerda que esto no será nuestra única parada.] Lydia intervino.

 

[Yo… no lo he olvidado.] Perder el paso del tiempo tan pronto abría un libro era un mal hábito mío.

 

El fin de este canal entro a la vista.

 

[No muchos visitantes piden ver la Gran Biblioteca como primera parada.] Suzu remarcó. [Incluso los locales no lo usan a menudo, ya que no puedes llegar a ello por los puentes.]

 

[No me sorprende.] Dije. Al final, la colección de la biblioteca consistía de antiguos manuscritos, tomos raros y libros de hechizos. Cualquiera sin interés en ellos habría insistido más en ver los escenarios en esta histórica metrópolis.

 

[Luego de la biblioteca, me gustaría visitar el Callejón del Gato y entonces pasar por el Océano de la Partida del Gato.] Lydia dijo.

 

[¡Claro!] Suzu respondió. [Oh, pero el Océano de la Despedida del Gato está en la isla central. Las góndolas civiles no pueden pararse allí, así que necesitarán caminar por un puente.]

 

[Hmm…] Desplegué el mapa que Paolo me había dado y estudié un grupo de lugares cerca del Gran Canal. Empezando desde el norte, allí estaban el Islote del Valiente, la Gran Biblioteca, la Plaza de los Siete Dragones, el Callejón del Gato, el Antiguo Templo, la municipalidad, el Océano de la Partida del Gato, la Posada del Dragón de Agua, y más. Solo leerlas todas era suficiente disfrute. Lydia y Atra se unieron, observando sobre mi hombro,

 

[La Gran Biblioteca está más por el lado norte de la ciudad, fuera del canal y este lado del Islote del Valiente.] Me emocioné. [Y creo que el Callejón del Gato está por allí, un poco al sur, en este solitario islote más allá de los límites del este de la ciudad. Ir al Océano de la Partida del Gato desde allí sería… mucho caminar. Si llegar a ella por góndola no es una opción, entonces difícilmente podemos pedirte acompañarnos todo—]

 

[¡No, es parte de mi trabajo!] Suzu interrumpió con un vigoroso movimiento de cabeza.

 

Puedo respetar que se enorgullezca de su trabajo. Sin embargo…

 

[No te preocupes.] Lydia dijo antes que pudiera tomar una decisión. [Guíanos hasta el Callejón del Gato. Iremos a pie desde allí.]

 

[¡¿Qué?! P-Pero madam…] Suzu balbuceó. [Digo, me han pagado generosamente, y—]

 

[Nos lo compensarás con un descuento en la tienda de tu abuelo. ¿Confío que no te negarás?]

 

[Y claro que no. Espero que puedas ver tus ganancias.] Dije, totalmente de acuerdo con la propuesta de Lydia. Su rápida toma de decisiones me ha salvado más de una ocasión. Así que, regresando a la noble, quien estaba sosteniendo su sombrero sobre su cabello escarlata, añadí. [Gracias.]

 

[Ni lo menciones.]

 

[¡Realmente hacen una maravillosa pareja!] Suzu exclamó, juntando sus manos. [Estoy celosa.]

 

Aclaré mi garganta, pero antes que pudiera decir algo. Lydia respondió. [En serio, es una cosa tras otra.] A pesar de su calmada compostura, podía decir— sino fuera por su sombrero, ese mechón de su cabello estaría saltando de la alegría.

 

Entonces la góndola salió del estrecho canal. Jadeé, Lydia liberó un aprensivo “Bueno” y Atra hizo que su emoción se sintiera mientras un edificio de piedra en una pequeña isla entrara a la vista. Sus bases se paraban a un nivel más alto que el resto en la ciudad— sin duda una precaución contra las olas. Los zarcillos de hiedra trepaban los muros de la estructura, los cuales se asemejaban a la catedral en una colina oeste de la capital real. Ya que solo unas cuantas góndolas estaban en el lugar de amarre, supuse que realmente era un destino tan poco popular como se nos había dicho.

 

Sin advertencia, un vendaval del océano mandó a volar el sombrero de la cabeza de Atra a lo alto del cielo.

 

[¡Whoa!] Grité, preparando un hechizo de viento. Pero antes que pudiera lanzarlo, una mujer en una vieja góndola delante de nosotros se estiró y atrapó el sombrero por mí. usaba un vestido negro y un igualmente sombrero negro, el cual oscurecía sus rasgos. Su sombrero de paja parecía ser el de una mujer también.

 

La mujer de negro se giró a mí y señaló a la Gran Biblioteca. Su largo cabello plateado y aretes recibían la luz. Lydia, quien tenía mucha mejor vista que yo, murmuró. [Una luna creciente.]

 

[¿Cuánto tiempo esa mujer ha sido una gondolera?] Suzu se preguntó, perpleja.

 

[¡Muchas gracias!] Dije, inclinándome.

 

La mujer ondeó su mano como si dijera. [Ni pienses en ello.]

 

Atra se veía deprimida, así que le di una palmada en la cabeza y dijo. [No te preocupes, lo recogeremos cuando aterricemos. Recuerda decir gracias, ¿bien?]

 

La niña me dio una empática asistencia y sonrió.

 

Nos acercábamos a la Gran Biblioteca. Aves marinas volaban, disfrutando de la briza oceánica, la cual llevaba innumerables pétalos de flores blancas y negras.

 

[¿Hay un jardín en la isla?] Le pregunté a Suzu.

 

[Oh, no. Los pétalos vienen de allá.] La chica del clan nutria señaló a una isla más lejana con su mano izquierda mientras maniobraba la góndola con la izquierda. Muros de enredaderas lo rodeaban por todos los costados, bloqueando mi vista del interior.

 

[¿El Islote del Valiente?]

 

[Sí.] Una nota grave entró en la voz de Suzu mientras añadía. [Esos que dieron sus vidas en la Guerra del Señor Oscuro están enterrados allí. Nadie tiene permitido vivir en esa isla. Es un lugar para rezar y el reposo de las almas.]

 

✽✽✽✽✽

 

La mujer quien había atrapado el sombrero de Atra estaba esperándonos en la entrada de la Gran Biblioteca. Sus enormes puertas hacían sentir su imponente presencia, y el mismo edificio era una hermosa mezcla de muros blancos, columnas naranjas, y enrejadas ventanas de vidrio templado. Parecía algo salido de un cuento.

 

Aunque el sombrero de la mujer ocultaba sus ojos. Ella era incluso más alta que yo. Su romero no estaba a la vista, presuntamente habiéndolo dejado en su góndola como Suzu lo había hecho.

 

[Perdone.] Dije. [Apreciamos su ayuda. Ahora, Atra, ¿qué se dice?]

 

La chica escondiéndose detrás de mi espalda se mantuvo en silencio.

 

[Me gustan las chicas que dicen gracias.] Lydia coaccionó.

 

Avergonzada, Atra se acercó a la mujer, entonces levantó su pequeña cabeza. La mujer puso una sonrisa, entonces se agachó para colocarle el sombrero.

 

[Gracias a dios no se fue.] Dijo con su dulce y madura voz. Quizás pertenecía a una de esas razas de larga vida.

 

Lydia y yo nos inclinamos también levemente.

 

La luz brilló en los aretes de la mujer cuando se paró. Como Lydia había dicho, era la forma de una luna creciente. Avisté unos ojos plateados.

 

[Viajas con una chica inusual, chico.] Dijo. [Por favor, por tu bien, no deambules por la ciudad del agua. No es lugar para traer a un niño en tiempos de guerra.]

 

[N-No diga…] Balbuceé, agitado por su repentino consejo. Lydia cerró sus brazos en silencio.

 

[Te he advertido.] Con ese comentario de partida y un aleteo de su mechón plateado, la mujer entró a la biblioteca.

 

Lydia y yo intercambiamos miradas.

 

[¿Quién crees que fuera?] Pregunté.

 

[No tengo idea.] Lydia respondió. [Pero encuentro difícil creer que recogió el de Atra y el de esta chica sin usar magia.]

 

La noble de cabello escarlata se quitó el blanco guante de su mano derecha, revelando la marca del gran elemental Blazing Qilin.

 

Supongo que la oposición aún tiene personas de las que deberíamos preocuparnos. Si el peligro es inminente, debemos regresar a la capital sur y—

Lydia me dio un golpe en la espalda. [Piénsalo luego.] Dijo. [¡No parecía que quisiera hacernos daño, y estamos haciendo esperar a Suzu!]

 

Sonreí. [Tú realmente—]

 

[¿Qué?] Lydia respondió, lanzándome una mirada de sospecha.

 

Más que terminar mi oración con “confiable”, opté por estirarme y tomar su mano. [Ven. Vamos.] Dije. [Atar, sostén la otra mano de Lydia, ¿bien?]

 

[¡Hey, e-espera!] Lydia se alegró. Pero cuando Atra saltó, tomó los dedos de la niña con los suyos. [Oh, en serio.]

 

Ahora, al menos, estoy de frente a la Gran Biblioteca.

 

Más allá de la puerta yace un mundo de sueños. No pude suprimir un jadeó de pregunta. Tan bello como el exterior podía ser, no me había preparado para lo que existía dentro.

 

La estructura consistía de tres pisos, con un atrio en la entrada. Donde sea que viera hay maravillosos diseños. Y en los antiguos libros que me habían traído aquí formaron un muro, llenando los estantes que se extendían hasta el techo. Me sentía tan emocionado que pude haber saltado de la dicha.

 

[Eres como un niño ahora.] Lydia señaló.

 

[¿P-Puedes culparme?] Demandé. [Hace mucho tiempo que quise venir.]

 

[Sí, sí. Parece que tienes que firmar con tu nombre, así que pon el mío y el de Atra también mientras estás en ello. Es cuando el reloj empieza a avanzar.]

 

Suprimí un sollozo, molesto por mi usual broma. Yo… me han papeado.

 

[Perdón.] Saludé a la bibliotecaria— un hombre humano en la edad media— detrás de un escritorio cercano a la entrada. [Me, um, gustaría buscar en la colección.]

[Bienvenido.] Respondió. [Por favor, firme aquí. ¿Son turistas? Qué inusual. Pero por favor, entiendan que solo podemos prestarlos a los residentes.]

 

Recogí un bolígrafo y firmé en una libreta con una cubierta azul. No veía el nombre de la mujer que había entrada antes. Me preguntaba si había pasado a un escritorio diferente mientras le regresaba a la bibliotecaria el bolígrafo y dije. [Es una pena que tal maravillosa biblioteca reciba a pocos visitantes, ¿no lo cree?]

 

[Yo no diría eso.] La bibliotecaria puso una triste sonrisa, entonces me señaló para escuchar de cerca. En un susurro, continuó. [Cuando empecé este trabajo, mi padre me dijo que todos los realmente preciados— y peligrosos— volúmenes están almacenados en el Antiguo Templo. Y que los habíamos perdido hace mucho tiempo. Así que mientras tengamos un catálogo aquí, nada de verdadero valor permanece en esta isla. Claro, muchos de nuestros libros son fascinantes.]

 

Así que para eso usan el templo.

 

[Gracias por contarme.] Respondí.

 

[Considérelo un agradecimiento por viajar hasta aquí. Por favor, disfrute su visita.]

 

Cuando me reuní con mis compañeras, Lydia tenía su reloj de bolsillo a la vista. [Sin extenderse.] Dijo. [Estaremos viendo el primer piso.]

 

[Ya… lo sé.]

 

Saqué mis notas y revisé mi avanzado reconocimiento de la colección de la biblioteca. El primer y segundo piso tienen volúmenes relativamente recientes. Esos, que podías leer tan fácilmente en el reino. Lo que realmente quería ver estaba…

 

[Estaré en el tercer piso con los viejos libros.] Le dije a Lydia. [Si algo sucede—]

 

[Estaremos bien.] Interrumpió. [Pero regresa rápido.]

 

[Lo haré. Atra, cuida de Lydia por mí.]

La niña levantó su mano derecha y chilló animada en conformidad. Habiendo dejado atrás a la molesta noble en este pequeño camino, subí por la escalera espiral en el fondo del cuarto con un brinco en cada paso.

 

El tercer piso prácticamente estaba vacío, sin duda, porque los libros más viejos también eran los más difíciles de descifrar. Aunque los pisos estaban limpios, el hedor a polvo y químicos preservativos estaban en el aire.

 

[Veamos.] Murmuré. [Libros de hechizos y tratamientos médicos de antes de la Guerra del Señor Oscuro deberían estar…]

 

Una montaña de problemas demandaba mi atención ahora. El más urgente, sin embargo, eran los grandes elementales dentro de Tina y Lydia— Frigid Crane y Blazin Qilin— y la anormalidad elemental de Stella. Concerniente al caso de Stella, ya le había pedido al dragón consultar a su legendario oráculo de la flor de dragón. Aunque el reino aún estaba en desorden, tenía que asumir mejor que su regreso al oeste tomaría algo de tiempo. Y aunque había dejado a Stella con un hechizo experimental para suprimir sus síntomas, eso no haría nada por la causa raíz. Necesitaba una cura real pronto.

 

Busqué por el bosque de los viejos libreros altos uno a la vez. Crónicas de los Islotes Sureños; El Renacimiento de la Ciudad del Agua; Dragones, Demonios y Vampiros; Un Compendio de Medicina Herbal; Las Espadas Gemelas del Héroe— todos los viejos textos que había amado examinar. Como un compañero bibliófilo, Tina habría entendido cómo me sentía.

 

¡Oh, si tan solo la gran biblioteca del reino no se hubiera perdido con el ataque sorpresa de las fuerzas del Señor Oscuro! Me lamenté mientras entraba al siguiente islote.

 

[¿Qué tenemos aquí?]

 

Un pequeño chico se paraba ante un estante, estirándose desesperadamente para alcanzar un libro. Se veía cerca de la edad de las chicas o quizás más joven. Su cabello era azul pálido, su piel era pálida, y sus extremidades delgadas. Por pura apariencia, su maná era débil… pero me había encontrado así antes.

 

Mientras me ponía sentimental, el chico finalmente alcanzó la cubierta del libro que buscaba. [Solo un poco más.] Dijo. [Casi— ¡Ah!]

 

[¡Whoa!] Atrapé el libro desde atrás de él mientras perdía su agarre y casi se caía del librero. Las oscuras letras carmesí en el glosario de la cubierta negra se leía; La Secreta Historia de la Guerra del Señor Oscuro, Volumen Uno.

 

¡Qué grande!

 

Hojeé algunas páginas y encontré que su contenido estaba en el Antiguo Imperio. Leerlo sería un laborioso proceso. Aunque el nombre del autor estaba raspado e ilegible, el tiraje sugería una limitada versión, posiblemente una privada impresión.

 

Veamos. El prefacio empieza… “Esta es la verdadera historia de la Luna Creciente, un héroe nacido para la línea del Conde Coalheart.” ¡¿Coalheart?! ¡Ese es el nombre de soltera de la madre de Tina y Stella, la Duquesa Rosa! Y el primer nombre de la Luna Creciente— Alicia— ha pasado a la posteridad. Sus origines son considerados un misterio. Si este libro es genuino, entonces representa un descubrimiento histórico.

 

A pesar de mi emoción y mi urgencia para leer el libro de inmediato, se lo regresé al chico. [Aquí tienes.] Dije. [Y ten cuidado— es bastante pesado.]

 

[¿Huh? ¡Oh, b-bien! M-Muchas gracias.] Una vez había superado su sorpresa, el chico se inclinó profundamente, abrazando el libro en sus brazos.

 

Moví mi mano levemente y sonreí. [Veo que estás interesando en desafiantes libros.]

 

[S-Sí.] Respondí. [M-Mi hermano mayor y Tina— l-la, em, chica que cuida de mí— dicen eso todo el tiempo. Pero me gusta leer.]

 

[Me alegra oírlo. Mi nombre es Allen, y soy un turista en esta ciudad. Estoy buscando libros de magia y medicina, pero no sé dónde encontrarlos. ¿Me lo dirías si puedes?]

 

[E-Ese nombre…] El chico se congeló, sus ojos se abrieron de la sorpresa.

 

¿Qué pasa?

 

Aún estaba esperando una respuesta, inseguro qué hacer con su reacción… cuando oí algo salir de arriba de los libreros.

 

[¿Hm?]

 

[¡¿Q-Qué fue ese ruido?!] El chico gritó. [¿Un ratón?]

 

Ratones e insectos son los enemigos naturales de los libros viejos. Aunque…

 

Ondeé mi mano derecha, lanzando un hechizo de detección que había ideado en mi viaje a la ciudad. El “ratón” que encontré se desvaneció rápidamente.

 

Ya veo.

 

Con la fuerza de Lydia, era inconcebible que una señorita de la Casa Ducal de Leinster se le permitiera ir sin guardia. Lo más probable, esto también explicaría mi vago sentido que algo acerca de las aves marinas cerca de nuestro hotel habían estado fuera de lo normal.

 

[U-Um…] El chico dudó.

 

[Oh, ruego tu perdón.] Dije, sacando mi reloj de bolsillo para revisar la hora. Luego de cerrar la tapa— reemplazada por uno de los amuletos prototipos de mi papá— continué. [Deje a alguien esperando, así que solo debo irme, um…]

 

[¡N-Niccolo!] El chico respondió.

 

[Niccoló. Cuando no puedas alcanzar un libro, tienes que buscar a alguien. Pedir ayuda no es algo de lo que avergonzarse. Y por favor, déjame saber lo que piensas de ese libro si la oportunidad se presenta.]

 

[E-Está bien.]

 

Cómo amaría leer eso. Me pregunto si puedo lograr otra visita mientras estemos en la ciudad. ¿Y cuál es la conexión entre la Luna Creciente y la Casa de Coalheart? Aunque otra investigación a realizar.

 

[Vaya, eso fue rápido.] Lydia dijo, unido a un tarareo de bienvenida de Atra.

 

Las encontré sentadas juntas en el primer piso, leyendo un magnífico libro de ilustraciones con una cubierta grada de oro. Parecía representar una leyenda local. Dos dragones— uno azul y el otro con alas hechas de árboles— descendían a la tierra, donde le enseñaban algo a las personas.

 

[Sí, estoy de vuelta.] Anuncié. [En cuanto a si tengo algo que mostrar por mi investigación, bueno, sí y no.]

 

[¿Qué se supone que significa?] Lydia preguntó, dándome una escéptica mirada.

 

[¡Allen, dragones!] Atra exclamó, señalando el libro ilustrado. Acaricié su cabeza, sintiéndome en paz.

 

[¡Huele bien!] Ella dijo.

 

[¿Oler?] Olfateé mi túnica, pero fallé en detectar algo inusual.

 

[Ciertamente estás de buen humor.] Remarcó la noble de cabello escarlata.

 

[¿Eso crees?] Me detuve a pensar. [Bueno, quizás si lo estoy.]

 

Lydia se recostó sobre la mesa y descansó su mentón en sus manos. [Estás haciendo una cara rara.] Observó.

 

¿Debería decir que es otra extraña coincidencia?

 

Cabello azul pálido, maná conocido, estatus que ameritaba un asistente personal, y… y un hermano mayor. Hacer algo para pagar una deuda de años no se sentía tan mal.

[Vamos, Suzu está esperando.] Dije, dándole mis manos al par. [Nuestra siguiente parada: el Callejón del Gato.]

 

✽✽✽✽✽

 

Muy similar a la capital este del reino, la ciudad del agua estaba atrapada en una telaraña de canales. El Callejón del Gato yace en el lado este y me recuerda mucho a los distritos de los hombres bestias. Muchos de sus tiendas callejeras eran de madera, y muchas de ellas eran pequeñas— ningún gran negocio a la vista. Y todo el lugar estallaba de actividad. El comercio incluso estaba tomando lugar en las góndolas y afueras de sus canales.

 

Vi muchos hombres bestias y residentes locales. También isleños de cabello negro y piel algo oscura del este, personas de la mancomunidad, y vendedores de las ciudades libres— los últimos dos rara vez vistos en la capital real. Las mercancías incluían una amplia variedad de frutas, vegetales y especias sureñas, también criaturas oceánicas que nunca había visto antes, gemas mágicas mundanas y brutas, ropa hecha a mano y hierbas secas que no podía identificar. Tina habría pasado días explorando el mercado, mientras que Felicia hubiera llegado a negociar y asegurar puntos para sus bienes. Me reí al pensarlo.

 

[¿De qué te ríes?] Lydia demandó, girándose a un escaparate donde había estado inspeccionando un adorable pedazo de trapo.

 

[Oh, nada.] Respondí. [¿Vas a comprar eso?]

 

[Una historia. Y esto es para ella, no para mí.]

 

Atra me entregó un trapo violeta para que lo viera. Tenía su aprobación, si el brillo en sus ojos fuera a tomarse en cuenta.

 

[¡Gracias por esperar!] Suzu gritó, llevando a un viejo hombre del clan nutria fuera de una tienda. Se veía casi igual a Dag. [Abuelito, él es Allen, Lydia y la pequeña Atra.]

 

La ciudad del agua se jactaba de la segunda comunidad más grande de hombres bestias en el continente, después de la capital este, y la mayoría del clan nutria estaba involucrado en la transportación acuática y negocios. Una familia de inmigrantes de este ciudad era la razón por la que el clan nutria de la capital este remaba góndolas. Las leyendas que los hombres bestias habían construido las bases de esta metrópolis podían tener una poco de verdad.

Cuando el anciano propietario vio el trapo descansando en la cabeza de Atra, puso su pipa en su boca y se sacó una gran sonrisa. [El nombre de Zig.] Dijo. [Mantengo al clan nutria en esta ciudad bien. Tiene buenos ojos, señor. Ese trapo tejido a mano es de los islotes sureños. Y ya que Suzu te trajo aquí, te daré un buen descuento.]

 

[Cuánta amabilidad de su parte.] Respondí. [Soy del clan lobo, aunque no lo sabría al verme.]

 

[¿Tú? No te me ves más que un simple humano— Espera un momento. ¿El clan lobo? ¿Y Suzu dijo que tu nombre es Allen?]

 

[Sí. ¿Es un problema?]

 

[¿Abuelito?] Suzu preguntó.

 

El viejo vendedor puso una mano en su frente, pensante. [Suzu.] Dijo. [¿Recuerdas nuestro viaje a la capital este hace cuatro años? Sabes, ¿cuándo ese Daga no podía dejar de lanzar halagos de un chaval?]

 

[¿Dag?] Suzu consideró. [Recuerdo oír de un chico quien fue a una asombrosa escuela en el reino.]

 

Oh vaya. No me gusta para dónde va esto. Dag me dijo que las ramas de su clan siguen en contacto, a pesar de la distancia que los separa. Pero podría ser… ¿no?

 

Mientras me esforzaba por escapar de la realidad, Lydia me tomó con la guardia baja al tomar mi brazo izquierdo. Atra me miró, felizmente ondeando su cola.

 

[¡Sí, eso es!] Zig exclamó. [¿Recuerdas el nombre del chico?]

 

[¿Su nombre?] Suzu repitió. [Hm… Han pasado cuatro años. Déjame pensar.]

 

Una pequeña voz sonó. [¡Allen!]

 

[¡Ese es!] Zig gritó.

 

[Espera.] Suzu murmuró un momento después. [E-Entonces, ¿podría ser…?]

 

[Atra.] Le grité a la sonriente niña quien me había expuesto fácilmente.

 

[Lo preguntaré, solo para estar seguro.] Dijo la vieja nutria, girándose a mí. [¿Eres ese Allen?]

 

[Bueno—]

 

[Lo es.] Lydia confirmó. Le lancé una mirada, y respondió con una gran sonrisa. Raro, gruñí otra vez.

 

El vendedor rio tan fuerte que las personas empezaron a salir de otras tiendas para ver de qué se trataba el relajo. [¡Vaya, vaya, vaya!] Sonrió. [¡Espera aquí! ¡Sacaré mi mejor joyería para que tu esposa vea! ¡Dag y su gente me matarán si no hago algo por ti!]

 

[E-Ella no es—]

 

[Lo apreciaría.] Lydia interrumpió.

 

[¡Ya salgo!] Zig se desvaneció en su tienda antes de que pudiera detenerlo.

 

C-Cuánta energía. Él está relacionado con Dag.

 

Suzu se inclinó otra vez ante mí. [L-Lo siento.] Dijo. [Pero no creo que pueda evitarlo. ¿Vienes del reino?]

 

[Es un poco complicado.] Respondí. [¿Cómo estás relacionada con Dag y Deg?]

 

[Solo hablamos. Aún estamos en contacto, pero realmente no podemos vernos a menudo. Estábamos planeando visitar la capital este otra vez este año. Antes de todo.]

Miré a Lydia. Entonces, fingiendo ignorancia, dije. [¿Crees que la guerra con los Leinsters se alargará?]

 

[No logré oír muchos detalles, pero, bueno…] Me fui hacia Suzu, y continuó en tono apagado. [Este es solo un rumor, pero dicen que los Leinsters no son tan fuertes en el campo de batalla. Tienen un demonio con lentes que está haciendo estragos en nuestra economía. Un buen número de mercantes del norte ya se han ido, así que toda la región está en caos mientras— ¿Ocurre algo?]

 

[Er, no.] Dijé dudoso. [Para nada.]

 

Oh, qué azul se ve el cielo.

 

El Duque Emeritus Leen Leinster era un maestro de la administración doméstica. A pesar de anexar dos principados en la Tercera Guerra Sureña, no solo había evitado el caos económico, sino en realidad incrementado el poder de su casa. Debió haber estado alegre de descubrir lo que Felicia podía hacer.

 

Lydia continuó inspeccionando la tela con un aire de indiferencia. ¡Debía saberlo!

 

Un ave marina pasó por debajo del canal, entonces se subió, formando un arco mientras partía. Pero ninguna ave viva volaría a esa velocidad. Esa era una criatura mágica bajo el mando de un habilidoso hechicero. Lo que significaba…

 

[Dag es prácticamente un abuelo para mí.] Dije, girándome de vuelta a Suzu mientras llegaba a una conclusión. [Encontrarte aquí debió haber sido más que todo una coincidencia. Espero que remes para nosotros en los viajes por el resto de la estadía.]

 

Zig regresó, llevando una caja de joyería. Y de entre sus tesoros, Lydia escogió…

 

✽✽✽✽✽

 

[Lo siento mucho, pero no tenemos mesas vacías por el momento. ¿Les importaría compartir una con otro cliente?]

 

El Océano de la Partida del Gato era un viejo en la parte alta cerca de la municipalidad. Y estaba lleno— más que todo con residentes locales, al juzgar por su vestimenta.

 

[¿Qué creen, Lydia, Atra?] Le pregunté a la noble quien aún estaba sonriéndole al collar que había comprado de Zig para ella y la emocionada chica en una hermosa túnica purpura.

 

[No me importa.] Lydia respondió, sonriendo, mientras Atra agitaba su cabeza. Ninguna de ellas estaba consciente.

 

[Nos gustaría compartir la mesa.] Le dije al mesero.

 

[Gracias, señor. Por favor, sígame.]

 

Nos dirigió al interior del café. Su decoración era de madera y bastante antigua. Ningún objeto barato a la vista. Estaba muriendo por el café, acerca del cual había oído grandes cosas.

 

[Por favor, tomen asiento aquí.] El mesero dijo, indicando una mesa por la ventana. Proyectado por columnas, se separaba de los otros asientos, pero la vista fuera de la ventana era espectacular.

 

[Por favor, perdón.] Me dirigí a un anciano usando un sombrero y lentes que se sentaba leyendo un diario. Un desgastado bastón desgastado contra su silla.

 

[Oh, no me molesta.] Respondí, abriendo su diario y nos ofreció una majestuosa reverencia. El cabello gris saliendo de su sombrero tenía un leve tinte azul. Espié con discreción en su dura mirada.

 

Saqué una silla para Lydia, quien cuidadosamente guardando su collar antes de tomarla, entonces me senté a su par.

 

Atra se mantuvo parada, mirando al anciano. Al parecer, los dulces que había dejado en la mesa le llamaron la atención. Él puso una sonrisa y le entregó unos. Ella saltó en cortesía, enérgicamente ondeando su cola.

 

[De nada, pequeña.] El hombre respondió.

 

La alegre niña saltó a mi regazo, sus orejas y cola seguían retorciéndose. A la par, y a pesar de sus esfuerzos para tener una cara seria, Lydia tenía una expresión de ensueño. Quizás debí haber esperado para darle todos sus regalos de cumpleaños.

 

Una vez ordenamos café, el hombre dijo. [Asumo que han venido a ver los paisajes. Bueno, escogieron un buen momento para ello. Mi nombre es Pirro, verán. Nací en esta ciudad, y este año, seré… no sabe cuántos años cumplo.] Río. [Deje de contar luego de los cincuenta.]

 

[Soy Allen.] Respondí. Señalando a la caprichosa noble, quien aún estaba sonriendo en su pequeño mundo, y la niña, cuya total atención estaba devotada al dulce, añadí. [Ella es Lydia, y esta chica es Atra.]

 

[¿Ya tienes una hermosa esposa y una adorable hija a tu edad? Me gustaría saber lo que hiciste en tu vida anterior para ganarte eso.]

 

Me reí nervioso, ya que una negativa solo levantaría más preguntas, y miré fuera de la ventana. Un pequeño bote estaba haciendo su entrada por el Gran Canal, llevando soldados armados al norte. Llevaba una rosa negra y un estoque del Principado Sureño de Carnien.

 

[¿Qué piensas de nuestra ciudad?] Pirro continuó. [Nací y creí aquí, pero me gustaría oír la opinión de un forastero.]

 

[Veamos.] Respondí. [Creo que las personas pueden hacer grandes cosas cuando se dedican a ello.]

 

[Hm… Buena respuesta.] Una sonrisa creció en la cara del anciano.

 

[Los hombres bestias parecen enfrentar una considerable menor discriminación aquí que en otras ciudades.] Continué francamente, acariciando la cabeza de Atra. [En los dos pasados días, ni una sola persona ha tratado mal a esta chica, y creo que tenemos que agradecerle a la preservación de su historia. Ya que mantener tales tradiciones es más fácil decirlo que hacerlo, creo que su ciudad está bendecida con habilidosos gobernantes. No siento reservas en alabar sus logros.]

 

[Ya veo.] Pirro le sonrió a Atra con gran afecto.

 

[Sus órdenes, señor y señora.] Dijo el mesero, llegando con nuestro café. No podía a probar lo que las notas de Paolo describían como el “mejor de la ciudad.”

 

Atra se recostó al vaso de jugo con hielo saliendo en él, llevando su rostro directo a él, entonces hacia atrás. Además de nosotros, Lydia libero un genuino, “Mm.”

 

[Oh, sí, sí.] Respondí, tomando unos sorbos. El aroma del café era rico y profundo— simplemente soberbio. Entonces añadí un toque de leche a la taza de la tóxica, y empezó a beberlo como si fuera lo más normal.

 

[Perdón.] Le dije al algo asombrado anciano. [A ella no le encanta el café o él de fuera de casa.]

 

[Ya veo.] Respondió lentamente. [Dime, ¿puedes adivinar de dónde estos granos crecieron?]

 

Me recuerda a una taza que una vez bebí en el café con el techo de azul cielo en la capital real, así que…

 

 [¿Quizás los islotes sureños?]

 

[Correcto. Aunque no seremos capaces de disfrutarlos mucho más, si las cosas siguen a cómo están.]

 

[¿A qué te refieres con eso?]

 

La voz del anciano se puso más sombría mientras respondía. [Debes haber escuchado que nuestra alianza está en conflicto con el Ducado de Leinster del Reino Wainwright. Aunque no se ha llegado a la guerra, el poder de los Leinsters es demasiado grande para que nuestros divididos principados luchen. Los viejos como yo lo sabemos muy bien. Una vez vi a la bruja blandir el hechizo supremo Firebird con mis propios ojos. Y los islotes sureños entienden bien eso al igual que nosotros— hemos estado lidiando con los Leinsters por un largo tiempo.]

 

[Me doy cuenta que solo soy un forastero.] Respondí. [Y estoy seguro que sus líderes ya han sopesado sus opciones, pero ¿por qué no hacer la paz? Si no es nada, el estado del problema es malo para los negocios.]

 

La Alianza de Principados era una nación de comercio Y mientras continuaba luchando contra los Leinsters, ni sus caminos o sus rutas aéreas eran seguras. Sin seguridad, una nación mercantil no podría prosperar. No tenía nada que ganar de la guerra.

 

El viejo agitó su cabeza. [Nadie puede aceptar los términos de paz— o así se me dijo. Es todo lo que dicen los diarios.]

 

[¿Así es?]

 

A lo mejor, las reparaciones de los agresivos principados y ceder unos cuantos puertos clave podían resolver el problema.

 

[Allen, ¿dijiste era tu nombre?] Pirro preguntó, enderezándose en su silla. [¿Qué harías? Nuestro oponente es formidable, y si las negociaciones fallan, incluso la ciudad del agua podría arder. ¿Cómo lidiarías con tal poder?]

 

En silencio, le lancé una mirada de pregunta a Lydia. [¿Debería responder?]

 

La noble escarlata se bajó de hombros. [Mejor tú.]

 

Bebí mi café y dije. [Bueno, es solo mi opinión, pero creo que el dux o su diputado deberían tomar acciones inmediatas.]

 

Pirro esperó a que continuara. Cuando lo hice, presionó. [¿Tal cual?]

 

[En cuanto a los detalles, no pudo decirlo. Pero dada la naturaleza de la alianza, concretar términos de paz cuando la opinión pública está dividida debe estar cerca a lo imposible. Así que creo que al menos deben mostrarle a los Leinsters sin retrasos que están dispuestos a negociar y no desean más peleas.]

 

El liderato político de la alianza consistía de cinco marqueses en el norte, seis en el sur, y el dux, diputado, y la asamblea de la ciudad del agua. Tal gobierno no se presta al conceso. Aunque el Comité de los Trece había sido creado como un ente de toma de decisiones suprema, incluso sus deliberaciones eran tan lentas en tiempos de guerra.

 

El viejo se vio sorprendido.

 

[Para mi saber.] Continué. [Solo tres armadas en el continente pueden enfrentar a los Leinster en batalla: los Howards, llamados “dioses de la guerra”; los Lebuferas, quienes se preparan para la batalla contra los demonios; y las fuerzas bajo el mando personal del Rey Oscuro. Si la guerra continua, no terminarán con los principados del norte.] Me detuve a la mitad. [Como teme, los islotes sureños pueden abandonar la alianza también, y las ciudades libres o las mancomunidades en el este pueden aprovechar la oportunidad para tomar el territorio. Si eso pasa, la guerra crecerá para engullir todo el sur del continente. ¿Cuál podría ser el peor trato?]


[¿No es un poco extremo?] Pirro preguntó.

 

[No puedo ver el futuro. ¿Quién pudo haber predicho la guerra civil en el reino?]

 

El anciano consideró en silencio. [Ya veo. Los rumores hacen justicia a tu—]

 

[¡Don Pirro!] Un gritó interrumpió. [¡Lo he estado buscando en todas partes! ¡Por favor, regrese de inmediato!]

 

Una mujer en un atuendo azul formal apareció, su rostro estaba en pánico. Muchas más personas la siguieron detrás. Guardias, pensé, y unos buenos.

 

[Así que me ha seguido.] El anciano dijo, bajando su sombrero sobre sus ojos y tomando su bastón. [Gracias por esa fascinante conversación. Si tienes ideas definitivas de cómo un tratado de paz debe lucir, visita este café otra vez en cualquier momento. Me gustaría escucharlas. Ahora, si me disculpas.]

 

El anciano casualmente recogió la factura mientras se levantaba. Evidentemente, sería una invitación. Le había dado el beneficio de mi consejo, así que quizás era justo.

 

La noble de cabello escarlata ya había retirado su collar de su bolsa y regresado a verlo encantada. Su desiño evocaba a una estrella fugaz y el Gran Árbol. De acuerdo a Zig, era una pieza conmemorativa hecha durante la Guerra del Señor Oscuro.

 

[Lydia.] Dije.

 

[¿Hm?] Respondió.

 

[¿Ese hombre de ahora era…?]

 

[Pirro Pisani, duz de la ciudad del agua, asumo.]

 

[Y no fue una coincidencia, ¿verdad?]

 

[Probablemente no.]

 

Es inútil. Su mente está en otra parte.

 

Descansando mi cabeza en mi mano, lancé un hechizo bloquea sonidos y dije. [Por cierto, ¿cuándo me presentarás a tus ocultos acompañantes?]

 

Lydia se congeló. Atra la imitó. Entonces, poniendo su collar en la mesa, la noble se giró a verme. [¿Cuándo lo notaste?]

 

[Creo que lo sospeché primero esta mañana, durante mi práctica mágica. No estuve seguro hasta la Gran Biblioteca.] La ciudad del agua era hogar de muchas aves marinas. Sin embargo… [No había ratones en ese edificio, y ciertamente ninguno desaparecería de la nada. Una vez supe lo que se buscaba, no fue difícil rastrearlo. Y ocultar su presencia tan bien es sobresaliente. Además, si has estado llevando un orbe de vídeo, no habrías esperado tanto tiempo para usarlo.]

 

Lydia libero un exasperado suspiro y dijo. [Lo oíste. El gato está fuera de la bolsa.]

 

Oí las sillas siendo empujadas, y dos jóvenes emergieron detrás de una columna. Ambas usaban sombreros y sus vestidos eran idénticos aparte de su color. Era el mismo par que había visto en la Posada del Dragón de Agua.

 

[Preséntense.] Su señora de cabello escarlata ordenó mientras tomaba a Atra.

 

[Sí, mi lady.] Ambas mujeres respondieron, aunque una con considerablemente más entusiasmo que la otra. Se quitaron sus sombreros, revelando ser una belleza del clan ave cuyo cabello negro— tan largo para ocultar sus orejas— se asemejaban a las grises plumas. Ella mantuvo su rostro neutral, pero podía ver la tensión en sus ojos. Los mechones blancos de la otra mujer llegaban a sus hombros. Su expresión decía, “¡Supongo que ya está!” y parecía estar disfrutando la situación.

 

La mujer del clan ave se inclinó y dijo. [Se me ha dado la posición de la número seis en la Corporación de Maids de Leinsters. Mi nombre es Saki. No tengo apellido. Por favor, perdóneme por ponerle guardia sin usted saberlo.]

 

[¡Lo mismo!] Su compañera intervino. [¡Soy Cindy, también número seis de la corporación! ¡Y crecí en un orfanato, así que tampoco tengo apellido!]

 

Personalidad-sabiduría, Saki y Cindy parecían ser polos opuestos.

 

[Hicimos una excepción y apuntamos un par como número seis.] Lydia añadió. [Están estacionados permanentemente en la ciudad del agua.]

 

[Entonces, supongo que su misión es reunir información y protegerte.] Dije.

 

[No, para protegernos. Y naturalmente, no son las únicas.]

 

Miré al par de maids, y asintieron.

 

¿Qué hacer? Parecía que la Casa Ducal de Leinster en serio espera que facilite las negociaciones. Y al igual que la Alianza de Principados.

 

Mientras me preocupaba, Atra se bajo de la silla y fue al lado de Saki. [¡Avecita!] Gritó, extendiendo sus pequeñas manos.

 

La maid respondió con un sorprendido. [¿Huh?]

 

[¡Quiere un abrazo, Saki!] Su compañero exclamó. [¿Podemos, Mr Allen? ¿Por favor?]

 

[Adelante.]

 

Con mi permiso, la mujer del clan ave, quien ya me había mostrado una prueba de su formidable poder mágico, se agachó tímidamente y envolvió a Atra en sus brazos. La niña soltó una risita en respuesta.

 

La maid dudó. [U-Um, ¿qué—?]

 

[¡Suertuda, Saki!] Cindy intervino. [¡Estoy tan celosa!]

 

[Espero que sean buenas amigas con ella.] Dije. [Y por favor, consúltenme si Lydia les pide irrazonables peticiones.]

 

Saki respondió con un nervioso “¿Huh? Um…” mientras Cindy gritaba, “¡Yay!”

 

Lydia drenó su taza de café y me fijo una mirada. [¿Perdón? ¿Crees que te dejaré salirte con ese irrespeto tuyo?] Ella demandó. [Eres mi sirviente, y no dudaré en cortarte y quemar lo que sobre.]

 

[Entonces deberíamos dormir en cuartos separados desde ahora.] Dije.

 

Una tormenta de fieras ascuas circularon por el aire. Las maids se pusieron en alarma, mientras Atrás gritaba. [¡Lucecitas!]

 

Disipé el show con un choque de mis dedos. [¡Ten cuidado! ¿Quieres quemar todo el café?]

 

[Me hiciste hacerlo.] Lydia respondió.

 

Las maids intercambiaron una mirada y empezaron a murmurar entre ellas.

 

“Supongo que los rumores eran ciertos.”

 

“S-Sí. Se quedaron cortos, claro.”

 

Algo me dijo que no estaban diciendo nada bueno. Lancé otro hechizo bloquea sonidos.

 

Luego de terminar mi café, me giré a Lydia y dije. [Me gustaría echarle ganas para ganarme esos dulces. ¿Puedo?]

 

[No veo por qué no.] Respondió. [Hazlo.]

 

[Gracias.]

 

[Estoy acostumbrado a ello. Pero estoy esperando a mi cumpleaños.]

 

Me permití un momento antes de responder. [Daré lo mejor. Saki, Cindy.]

 

[¡Sí!] Las maids respondieron de inmediato y en conjunto.

 

[Me gustaría saber el estado de la guerra en detalle. ¿Puedo pedirles procurar la información dentro de la alianza? Claro, dentro de lo razonable.]

 

[Claro, señor.]

 

[¡Por favor, déjelo con nosotras!]

 

[Muchas gracias.] Dije.

Ahora, creo que mejor observo a la líder de Allen&Rudos en acción.

 

✽✽✽✽✽

 

[¡¿Esa información es certera?!] Demandé. [¡¿Dux Pisani y el Diputado Nitti están en acuerdo, y el dux viajará él mismo a la capital sur si las negociaciones con los Leinsters se mueven?!]

 

[¡Sí, Marqués Carnien! Proviene de nuestros agentes asignados para observar los hogares del Dux y el Diputado.]

 

[Absurdo.] Murmuré. [Gracias por su trabajo. Por favor, continúen.]

 

[Como diga, señor.]

 

Luego de despedir a mis subordinados, me levanté de mi silla y pasé por el cuarto. La casa Carnien en la isla central de la ciudad estaba en silencio, ahogada en la oscuridad de la noche.

 

Pensar que los ancianos se moverían tan pronto.

 

En mi mente, de pronto contemplé el rostro del heredero de Nitti.

 

[¡Niche debió haberle echado ganas, maldito!] Dije, entonces empecé a revisar mis documentos secretos. A diferencia de los devotos de la reconciliación centrado en la Marquesa Rondoiro— quien rápidamente había regresado a sus tieras, dejando a su nieta en la ciudad— el equipo de guerra tenía que movilizar por completo a sus fuerzas. Si la paz seguía adelante bajo esas condiciones, entonces…

 

[Tú y el Marqués Folonto serían privados de sus nobles vidas. Al igual que tu amada esposa.]

 

El espacio frente a mí se distorsionó, y una mujer apareció, usando una túnica con capucha de blanco puro con bordes carmesí. Las barreras de un marqués, al parecer, eran insignificantes contra un apóstol del Espíritu Santo.

 

La mujer pronto se uniría a un hombre de capucha gris— Lagat— quien había sido mi contacto hasta hace unos días.

 

[Edith.] Dije. [¿Qué te trae aquí a esta hora?]

 

[Su Santidad no desea la paz con los Leinsters.] La mujer respondió.

 

[¿Y qué espera que hagamos?] Pregunté, mirando al temible apóstol. [¡Si nos alzamos ahora, solamente seremos apaciguados! ¿Te das cuenta que las palomas son todas guerreras probadas con Rondoiro el Empalador que los lidera? ¡¿Me estás pidiendo morir?!]

 

[Su Santidad es demasiado compasiva.] Edith respondió, sus labios formaron una sonrisa. [Siempre que realices tu deber— la captura de sacrificio nacido en la Casa Nitti— ella seguramente recompensará tu devoción.]

 

Sabía que no tenía elección. Ya estoy muerto desde hace mucho tiempo. Aunque empezar antes que todo estuviera listo incrementaría las posibilidades de fallo. No podía permitirme morir. Al menos, no hasta que logre mi objetivo.

 

[Si desean que aceleremos nuestros planes.] Dije. [Entonces confío que podemos esperar algo de apoyo.]

 

[Naturalmente. La fortuna les sonríe.]

 

[Qué—]

 

[¿Es el traidor de su país del que he oído mucho?] Preguntó una nueva voz.

 

Me giré en sorpresa para encontrar a una asombrosa mujer en un vestido negro y un sombrero sentándose en una de mis sillas. Su largo cabello plateado empañado sugería sangre. Otra mujer se parada respetuosamente detrás de ella, vestida en una túnica gris con capucha y llevando una espada de largo alcance.

 

¿Cómo entraron al cuarto?

 


El apóstol y Lagat se pudieron de rodillas, bañadas en la luz lunar pasando por mis ventanas, mientras me quedaba estupefacto.

 

¿Son personas?

 

La fría mirada de la mujer me perforó, y su arete soltaba un tenue brillo. Largos colmillos salían de su boca mientras murmuraba. [Los planes de la Santa son absolutos. Necesito cortar a todos los que se interpongan. Ahora, ¿empezamos otra de esas tragedias tan comunes en cada tierra y era?]

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