Capítulo 3
[¡Aceleren el despliegue de las tropas
que regresan de la capital real al frente sur!]
[Y no debemos olvidar reforzar los
caminos y puentes en los principados. ¿Cómo está el clima allá para esta época
del año?]
[Si el rodeo a las capitales de ambos
principados continua, el material necesario aumentará…]
[Escucha, novato. Por aquí, la palabra
de Miss Fosse es la ley. ¡Recuerda eso!]
Era otro día ocupado en los cuarteles
en el gran consejo de la mansión Leinster en la capital sur. Los organizadores
y oficiales de todas las casas sureñas gritaban, susurraban, o colapsaban en
sus escritorios. Todo mientras, las maids Leinster distribuían documentos.
Había visto todo esto más veces de las que podía contar en el mes o más desde
que había escapado de la capital real y llegado a trabajar aquí. La oscuridad
ya había llegado, pero el día y la noche no se aplicaba a este lugar. Todos
juntos estábamos tratando de hacerlo lo imposible y mantener las líneas de
suplementos para las armadas que superaban los cientos de miles.
¡Desearía que dejaran de llamarme “Miss
Fosse”, pero no podía empezar a holgazanear ahora!
Mientras me emocionaba por atacar otra
montaña de papeles, una alta y delgada belleza con cabello café y piel oscura
en el escritorio del otro lado apareció sin un sonido y tomó el bolígrafo de mi
mano.
[Es hora de cenar, Miss Fosse.] Emma
dijo, la número cuatro de la Corporación de Maids de Leinster.
[Una vez haya comido, por favor báñese
y descanse en su alcoba.] Una mujer más baja con lentes y cabello rubio que se
detuvo añadió, colocando una boina militar en mi cabeza. Sally Walker era la
número cuatro en la Corporación de Maids de Howard.
Le debo a ambas mi vida. Me habían
traído a la seguridad de la capital sur a pesar que no era más que una carga en
combate. Dicho eso, podían ser un poco sobreprotectoras. ¡¿No pueden ver que estaba
ansiosa por irme?!
[Gracias, Emma, Sally.] Respondí,
consciente del extraño peso de mi uniforme militar. [Pero comeré aquí otra vez
esta noche. No puedo tomarme tiempo libre mientras los demás están trabajando
duro. Incluso Sasha se ha ido al frente.]
Lady Sasha Sykes había estado
trabajando junto a mí hasta hace unos días. Puedes llamarla mi compañera de
armas. Pero entonces había apelado directamente con el Duque Emeritus Leen,
diciendo que quería discutir algo acerca del descifrado de los códigos mágicos
de la alianza con su padre, el conde. Ahora estaba de camino al Principado de
Atlas, cerca de las líneas frontales.
Todos los demás están tomándose en
serio sus tareas. ¡No puedo ser la excepción! No es que me muera por mostrarle
a Allen lo buena trabajadora que soy si visita la capital sur— lo cual
probablemente lo hará. Yo… no estoy muriéndome por sus halagos. Que no, ¿bien?
Emma y Sally intercambiaron miradas y
empezaron una conversación en susurros.
“Me alegra
verla tan entusiasta, pero ¿no crees que esto se está saliendo de las manos?”
“Se me dijo
que Mr Allen y Lady Lydia Leinster huyeron de la capital real hace siete días.
¿No deberían llegar en cualquier momento?”
“¿Deberíamos
ir con Allen para que Miss Fosse entre en razón? Ella es tan adorable cuando se
sonroja.”
“Estoy
totalmente de acuerdo.”
Miré a las maids. [¿Emma? ¿Sally? ¿Qué
están tramando esta vez?]
[Estamos de su lado, Miss Fosse.] Sally
rápidamente añadió.
[No estoy tan segura.] Dije lentamente.
Pero nunca tuve la oportunidad de pedírselo al par.
La puerta se abrió y varias personas
entraron a los cuarteles. Una conmoción llenó el salón mientras una solitaria
chica llegó a nosotros, jadeando. Sus castañas coletas saltaban, al igual que
el símbolo de su deidad, la Gran Luna, la cual usaba alrededor de su cuello.
Era Sida Stinton, una maid en entrenamiento.
[¿E-Está bien?] Pregunté, sirviendo una
taza de agua helada de un jarrón.
La agitada chica se lo tomó.
[G-Gracias, Miss Fosse.] Ella jadeó. [Tengo un reporte. Justo ahora—]
Antes que Sida pudiera terminar, muchas
chicas más entraron al salón. Me puse de pie, tan agitada que tiré mi silla.
La líder del grupo mantenía su largo
cabello plateado atado con un listón azul. Tenía un uniforme militar, una
varita y un estoque colgaban de su cintura. Con su llegada una chica del clan
lobo usando el uniforme de la Academia Real, una daga, y una boina floral.
[¡Stella! ¡Caren!] Grité, tropezándome
mientras corría hacia el par. ¡Mi larga falda no estaba para estas cosas!
Mis mejores amigas lucieron asombradas
por un segundo. Entonces ambas exclamaron. [¡Felicia!]
De alguna manera, llegué a ellas y me
lancé a sus brazos. [No estoy soñando, ¿verdad? ¿Ambas están bien? No están
lastimadas, ¿verdad?] Mi voz se agitó, y las lágrimas mancharon mis lentes. Me
habían escrito que estaban a salvo, pero nunca me había detenido a preocuparme.
[Se siente como una eternidad desde que
te vi.] Stella dijo, limpiando mis ojos con sus delicados dedos. [Me alegra
tanto que estés a salvo, Felicia.] Se veía más madura y hermosa que antes, pero
podía ver lágrimas en sus ojos también.
[Oí que has estado ocupada. Gracias por
la daga.] Caren dijo calmadamente, tocando la vaina en su cintura. Parecía
haber cambiado un poco también.
[Sí.] Respondí. [Si es útil, entonces
toda mi investigación valió la pena.]
La chica del clan lobo toco la vaina y
asintió empáticamente.
Detrás de nosotros estaba la hermanita
de Stella, usando un clip y llevando una varita con un listón azul atado a él,
y Ellie Walker, vestida en un uniforme de maid de los Howard.
Lynne Leinster, quien estaba un
uniforme militar, aclaró su garganta y dijo. [Tina, Ellie, permítanme
presentarlas. Ella es Sida.]
[S-Sida Stinton, a sus servicios.]
Añadió la maid en entrenamiento. [P-Por favor, perdónenme por no poder
saludarlas antes.]
[Así que tú eres Sida.] Tina dijo.
[¡Tina siempre está diciendo cosas de ti!]
[¿Q-Qué?] Sida dudó y miró a Lynne.
La noble de cabello rojo se cruzó de
brazos y se fue a su compañera de cabello plateado. [Tina, no digas burradas—]
[¿Oh? ¿Segura que esa es la postura que
quieres tomar? Pusiste triste a Sida.]
[¡¿P-Por qué siempre haces lo mismo,
Señorita Primer Lugar?!]
[Yo, um, soy Ellie Walker, la maid
personal de Lady Tina.] La otra chica intervino. [Espero que seamos amigas.]
[M-Miss Walker.] Sida murmuró,
asombrada. [Oh vaya. ¡O Gran Luna, ¿q-qué debería hacer?!]
El personal del cuartel sonrió, y la
tensa atmósfera se relajó. Compartí una sonrisa con Stella y Caren.
Gracias a Dios. ¡Estoy tan, tan alegre!
Detrás de nosotras, las maids estaban
enfrentando un acontecimiento.
[¡Emma! ¡Acabo de volver!] Grito una
nueva hermosura con largo cabello escarlata, abrazando a su molesta colega. La
número tres de la corporación no usaba un uniforme de maid, a pesar de ser su
profesión.
[Eres una molesta, Lily.] Emma gruñó.
[¿De dónde viene ese brazalete?]
El brillante brazalete plateado en la
muñeca izquierda de Lily no había estado allí cuando había dejado la capital
sur.
[¿Esa es la primera cosa que preguntas?
Supongo que no estabas preocupada por mí.] La cabeza de Lily cayó, su animada
voz se apagó.
[E-Eso no— Bueno, me alegra que estés
bien. Bienvenida de vuelta.] Emma dudó, su usual compostura se vino abajo.
[Sally, aleja ese orbe de vídeo.]
[¿Qué? Me rehúso.] Sally respondió.
[Veo que el bochorno te hace más encantadora, Emma.]
[¡¿Qué?!]
[¡Te amo, Emma!] Lily exclamó, dejando
su actuación con una musical risa y tomó a la otra chica en otro fuerte abrazo.
Con todos los saludos terminados,
empecé a ver a mis amigas.
[¿Qué están haciendo todas aquí en la
capital sur? ¿Allen y Lydia no están con ustedes? Oí que se dieron a la huida
luego de un problema en la capital real.]
A eso, la ansiedad y pánico nublo sus
rostros.
[Allen no ha venido aquí entonces.]
Stella dijo.
[Lydia.] Caren murmuró. [No me digas
que realmente te lo llevaste y…]
[¿U-Um…?] Jadeé, me giré a las chicas.
[Como dije, nuestro tutor parece haber
huido al sur desde la capital real con Lydia.] Tina respondió.
[A-Así que, asumimos que vendrían a la
capital sur.] Ellie continuó.
[Pero si no están aquí…] Lynne
concluyó. [Entonces pueden estar en la ciudad del agua.]
[N-No.] Gruñí, lanzándome al suelo— y
en una silla que Emma y Sally colocaron debajo de mí con fácil practicidad.
Empezaron a soplarme con un abanico abierto hecho en los islotes sureños.
¡Ugh! Allen incluso escribió que
vendría a visitar la capital sur.
[Deberíamos empezar a reunir
información. Pero sea como fuese—] Lynne me dio una mirada— [Felicia, ¿qué ese
ese uniforme?]
[B-Bueno…] Dudé y le lancé a Emma y
Sally una mirada.
¡Ayuda!
Pero para mi frustración, las hermosas
maids se quedaron pasivas.
[¡Te ves bien!] Tina intervino.
[Los c-colores me recuerdan a lo que
Allen usa.] Ellie añadió.
[Yo… no diría eso.] Respondí, luchando
con el bochorno.
Mi traje fue hecho especialmente,
aunque había sido basado en el uniforme escarlata Leinster que la misma Lynne
usaba. Hice que tiñeran el mío de blanco y negro y la falda alargada. Mi capa
también fue cubierta a juego.
[Emma.] Lynne dijo. [¿Qué pasó desde
que dejamos la capital real?]
[¿También estás involucrada en esto,
Sally?] Stella preguntó.
Mientras, Lily liberaba a Emma e iba
con Sida. La maid en entrenamiento se agitó mientras su superior se reía.
Emma y Sally prestaron atención y
respondieron animadas.
[El venerable maestro y señora
ordenaron que Miss Fosse debería tener “un uniforme digno de su rango.”]
[Y me atrevo a decir que tenían razón
en hacerlo. Miss Fosse ha sido un gran activo para los cuarteles en toda
nuestra guerra con la alianza.]
Mis amigas y las chicas más jóvenes se
vieron entre sí, luego a mí.
[Felicia.] Stella dijo dudosa. [¿Qué
has estado haciendo?]
[Solo escribiste que estabas “ayudando
con la logística”.] Caren dijo. [Oí un poco más de Lynne, pero a qué se
refieren con eso de, “digno de su rango.”]
[B-Bueno, verás…] Un impulso de
vergüenza me hizo querer huir.
¡Dios! ¡Y-Y todo esto es la culpa de
Allen! Si hubiera visitado la capital sur primero, me habría cambiado a mi
usual uniforme de maid— digo, mi ropa normal de inmediato.
Ya que estaba ocupada encargándome de
la ausencia del presidente de Allen&Rudos, una calmada voz dijo.
[Permítanme explicarlo.]
Esa vez, podías cortar la tensión en
los cuarteles con un cuchillo.
Los nuevos se pararon rectos mientras
un alto y delgado anciano entró. Su colocho cabello estaba teñido de gris, y
vestía formal en lugar de un uniforme. Incluso me paré e incliné, apoyada por
Emma y Sally.
[Calma, si no les importa.] El anciano
dijo, levantando su mano izquierda levemente. [Déjenme empezar al presentarme.
Soy Leen Leinster, y para lo que es, solía ser un duque. Estoy cuidando de los
cuarteles de esta campaña a petición de mi hija y mi yerno. Es una ventaja.
Todo lo que hago es sentarme atrás de un escritorio.]
Lo que sea que el Duque Leen dijo,
todos nosotros habíamos pasado un mes luchando aquí sabiendo que no podíamos
haber mantenido las líneas de suplementos del frente sur sin él.
[Es un placer conocerlo.] Stella
respondió, hablando por el grupo. [Soy la hija mayor del Duque Howard, Stella.
Ella es mi hermana, Tina; Ellie, la heredera del nombre Walker; y mi buena
amiga Caren.]
Sus refinados gestos casi me quitaban
el aliento. Stella siempre había sido hermosa, pero ahora parecía como una
persona completamente diferente. ¿Qué le había pasado durante la guerra?
El anterior duque se veía como todo un
abuelo mientras asentía y respondía. [Es un honor conocer a las más brillantes
luces de la siguiente generación. Espero que continúen siendo amigas con
Lynne.]
[¡Claro!] Tina y Ellie lo prometieron.
[¡A-Abuelito!] Lynne dijoe, sonrojada.
[E-Eso no es de su incumbencia.]
El salón se echó a reír.
Luego de una larga y encantadora mirada
a su nieta, el Duque Leen se giró a la chica del clan lobo. [Y tú debes ser
Caren.]
[S-Sí, señor.] Mi amiga se quitó su
boina, mirando al anterior duque a los ojos, y dijo. [Soy Caren, hija de Nathan
y Ellyn del clan lobo.]
Al instante, el Duque Leen era todo
risas. [¡Oh, eso pensé! He estado esperando la oportunidad de hablar contigo en
persona. Tus padres y hermano han hecho mucho por mi hija y nietas. Y Lydia
siempre te llena de halagos. ¡Por favor, siéntete como en casa! ¡Estamos
felices de tenerte aquí!]
Los ojos de Caren se abrieron en
sorpresa. [¿Lydia me halaga?] Ella murmuró, ondeando su cola.
[¡¿L-Lily?!] Lynne gritó en alarma
mientras la sonriente maid finalmente libero a Sida y tomó a su prima. La
confusa maid en entrenamiento balbuceó. [Oh Gran Luna, yo… he cometido un
terrible error.]
[Oh, en serio.] La noble de cabello
escarlata continuó. Entonces su molestia dio paso a una seria expresión.
[Abuelito, ¿cómo la guerra ha ido? Evitamos la capital real en nuestro camino,
así que no tenemos noticias de los tres días pasados.]
[El escenario no ha cambiado.] El Duque
Leen respondió. [Pero sentémonos mientras hablamos. Deben estar cansadas.
Emma.]
[Sí, maestro.] Emma señaló a sus
compañeras maids, quien pronto sacó dos sofás y una silla. Stella y Caren se
sentaron a mi costado, mientras las pequeñas tomaron el otro sofá.
El Duque Leen se sentó en la silla y
empezó a explicar la situación militar en un tono serio. [Siguiendo nuestra
inicial victoria, nuestras tropas circulan las capitales de Atlas y Bazel.
Ahora estamos en el proceso de suplirlos con nuestra fuerza principal mientras
regresan de la capital real. Nuestro comandante del frente es mi esposa, el
“Cielo Escarlata” Lindsey, y Liam, el actual duque, es nuestro comandante en
jefe. Nuestro espía, el Conde Sykes, y su hija Sasha están cerca del frente
también. Nuestros jinetes de Griffins están continuando el ataque a los
caminos, puentes y puertos norte desde el aire. El enemigo se ve determinado a
resistir hasta el amargo final, pero su moral sigue. No tenemos nada que tener
en una batalla frontal.]
No sé muchos de asuntos militares, pero
entiendo eso. tomé mi
bolsillo y saqué una moneda de oro de la alianza. Su frente mostraba el Gran
Canal, y su reverso, la flor y el dragón de agua. De otro punto de vista,
esta guerra debe ser una perdida financiera. Quizás eso los convencerá de tirar
la toalla.
[A sugerencia de Felicia, también
estamos influyendo en los precios de los granos en ambos principados a una
masiva escala.] El Duque Leen continuó. [En Bazel, el trigo es levemente más
costoso de lo que era antes de la guerra, pero los precios en Atlas seguían
subiendo a un nuevo récord. Algunos de los grandes mercantes del norte estaban
acaparando los granos… pero esparcimos la noticia por todos los principados
norte, forjando relaciones entre no solo los dos que estamos luchando, sino los
cinco. Los refugiados están empezando a huir de Atlas por montones.]
Stella, Caren, Tina y Ellie estaban sin
palabras.
[Así que realmente hiciste todo eso.]
Lynne suspiró.
Jugué con la moneda de oro en mi mano.
Yo… digo, ¿cómo sabría que aprobarían
todas mis sugerencias?
Al final, Tina levantó su mano y dijo.
[¿Puedo hacer otra pregunta?]
Sabía exactamente a la que se refería.
[¿Cuál es la posición de Felicia? Lynne
me contó que se le ha dado toda la autoridad de Allen en tiempos de guerra,
pero no estoy seguro lo que significa.]
[T-Tina, d-debes estar cansada de tan
largo viaje. No te importaría descansar antes—]
Antes que pudiera terminar, mis mejores
amigas pusieron sus manos sobre mi boca.
[Felicia.]
[Silencio.]
Mientras gritaba mentalmente, el Duque
Leen sonrió, asintió y dijo. [Emma, Sally.]
[Por directo nombramiento del venerable
señor.] Emma le informó orgullosa a mis amigas. [Miss Fosse ahora sirve como el
inspector general de logística en el frente sur.]
[Usa un uniforme por la orden personal
de la Duquesa Emerita Lindsey Leinster.] Sally añadió. [En sus propias
palabras, “Necesitamos mostrarles a todos cuán maravillosa la pequeña Felicia
es.”]
Stella y Caren estaban tan sorprendidas
que liberaron mi boca, y las jóvenes se veían igual de sorprendidas.
[¡Oh, lo sabía!] Lily declaró. [La
venerable maestra ama ese tipo de cosas.]
[U-Um…] Balbuceé. [Verán…]
Emma y Sally me observaron mientras
continuaban.
[Miss Fosse no podía soportar usar su
nuevo uniforme sino hasta hace unos días. Pasó su tiempo aquí en un uniforme de
maid en cambio. Pero le tomó cariño una vez escucho que Mr Allen había huido de
la capital real.]
[En sus propias palabras, lo usa para
“darle a Allen el regaño de su vida”.]
[¡¿Emma?!] Grité. [¡A-Ambas dijeron que
el uniforme de maid tendría más impacto si le mostraba el militar primero! Así
que— Ah.] Puse mis manos en mi boca.
Cinco miradas me perforaron mientras
mis mejores amigas tomaban mis brazos. Grité. [¿S-Stella? ¿C-Caren?]
[Felicia.] Stella dijo lentamente.
[¿No nos darás más detalles?] Caren
terminó por ella.
Tina y Lynne susurraron juntas,
mientras Ellie se agitaba.
“¿Puede ser
que Allen sea débil con Ellie porque…?”
“Ciertamente
es una posibilidad.”
Lily, quien había sido la más relajada
hasta ahora, estaba temblando. [¿Un uniforme de maid?] Murmuró. [¿Un uniforme
de maid? ¡¿Un uniforme de maid?!]
Una tormenta de fieras flores se
chocaron contra las barreras de Emma y Sally y se desintegraron.
[V-Verán…] Me cubrí, pensando en una
excusa. [Eso n-no tiene nada que ver con Allen. Yo, um… ¡Eep!]
[¡¿Felicia?!] Stella y Caren gritaron
en alarma mientras mi cabeza giraba.
[Realmente deben estar cansadas de su
largo viaje.] Oí que el Duque Leen dijo. [Descansen por hoy. Eso también va
para nuestra trabajadora inspectora general de logística. Me daré a la tarea de
averiguar los paraderos de Allen y Lydia.]
✽✽✽✽✽
[¡Yo… te lo digo, no es así!] Felicia
gritó. [N-Nunca planeé en conseguir un rango o incluso un uniforme. Pero el
Duque Leen y la Duquesa Lindsey insistieron, no pude decir no.]
[Sí, sí.] Dije. [Lo sabemos.]
[Oooh… Stella, tonta. Desearía que
aprendieras ese lado de Allen.]
Felicia hizo un puchero como una niña,
sentándose en una silla de madera en un vestido de noche purpura mientras
peinaba su largo cabello. Luego de eso, todos comimos la cena y nos retiramos a
un gran baño antes de regresar, refrescadas, a la espaciosa cámara que nos
habían asignado. Tenía siete camas— una para mí, Caren, Felicia, Tina, Ellie,
Lynne… y nuestra guardia, Lily, quien ahora estaba preparando el té con Ellie.
[Felicia.] Dije. [Tu cabello tiene
mucho daño. ¿Ha estado comiendo y durmiendo bien?]
Felicia puso una carota como un niño
que había sido rebelde y murmuró. [Sí.]
[Mr Allen estará triste si te presionas
demasiado.] Le advertí, sonriendo. [Vamos. Así está mejor.]
Sin ganas, admitió. [Dijo eso en su
carga. Gracias, Stella.]
[De nada.] Peiné el renovado cabello de
Felicia en una simple coleta y alejé el peine.
Fuera de las ventanas, una luna
levemente teñida de rojo descansaba entre innumerables estrellas.
¿Allen está viendo el mismo cielo?
Me senté en una silla y regresé mi
atención a mi hermana y su amiga, quienes habían estado murmurando entre sí en
una cama cerca de la puerta desde que habíamos regresado a nuestro cuarto.
[¿Están de mejor humor ahora, Tina, Lynne?]
El par levantó la mirada, una usando un
vestido de noche azul pálido, y la otra uno escarlata pálido. Rara vez las veía
tan pegadas. Estaban frunciéndole el ceño al pecho de Felicia, cual su vestido
de noche no podía evitar enfatizar.
[Hemos sido impactadas por un nuevo
lado de la crueldad del mundo, Stella.] Tina respondió. [Lo sabía, claro. ¡En
mi cabeza, lo sabía! Pero… Pero… ¡Pero ya que tú y Ellie son culpables, Felicia
está más allá! ¡Oh, si solo, si solo mi compañera estuviera aquí!]
[Estoy segura que no hay dioses.] Lynne
añadió, mirando a su propia delgada figura. [Y si los hay, deben estar
malditos.]
Mi primera reunión con la “compañera”
de mi hermana— Alice, el Héroe— se sentía como una distante memoria.
[¿Por qué soy parte de este grupo?]
Caren suspiró. Tina y Lynne la habían metido en su grupo, donde ahora se
sentaba con una toalla en su cabeza. Tenía ropa de dormir amarilla en ilusión a
una de las camisas de Allen.
[¡Eres una de nosotras!] Tina de
inmediato insistió, respaldada por un firme [¡Eso es!] de Lynne.
Mi mejor amiga se cruzó de brazos y
gruñó. [Qué brutas. No estoy en el mismo—]
Justo entonces, la puerta se abrió para
dejar entrar a dos maids.
[¡Estamos de vueltaaaaa!]
[H-Hemos regresado, mis ladies.]
[Volvimos, Lily, Ellie.] Dije.
[¡Volvimos!] Felicia dijo.
Tina, Lynne y Caren, sin embargo, se
mantuvieron en silencio. Las tres tomaron sus respectivos pechos, entonces se
giraron y regresaron a abrazar sus rodillas.
Lily estaba usando un yukata floral, la
cual servía como pijama en la capital este. El vestido de noche de Ellie iba a
juego con el de Tina y Lynne, excepto que era verde. Sus pechos sobresalían de
la delgada tela, y Lily tenia su cabello suelto, dando algo de seducción.
Desearía tener un yukata. La madre de
Allen me prometió hacerme una, e idealmente, me gustaría a juego con el suyo.
Ambos las usaríamos para el Festival de Verano y—
Agité mi cabeza para aclararla.
[¿Stella?] Felicia preguntó. Se veía
confundida, pero estaba tan metida en mis problemas para calmarla.
No. Alto, Stella. ¿No crees que te
estás dejando llevar mucho? Recuerda, el hechizo de supresión que Allen dejo es
para mantenerte más sana que antes, pero aún puedes usar magia. Aquí es cuando
debes mantener la disciplina y—
Lily y Ellie pusieron sus charolas
grises en la mesa.
[¡Ese fue un buen baño!] La maid se
alegró, vertiendo té con excelente forma— y una temerosa sonrisa. [Ahora, Miss
Fosse, ¿puedo preguntar del uniforme de maid que se me dijo que usaba?]
[B-Bueno, v-verás…] Felicia dudó.
Entonces se giró a nosotros y dijo. [¡S-Stella, ayuda! ¡T-Tú también, Caren!]
Mientras buscaba una respuesta, Caren
suspiró e intervino. Entonces, en un destello de luz violeta, se interpuso
poniéndose en el camino de la maid.
[Es suficiente, Lily.] Dije. [No
soportaré otro de tus estragos.]
[¿Oh-ho? ¿Y qué propones hacer con
eso?] Lily respondió animada mientras terminaba de verter el té y bajó el cazo.
Su brazalete salía de su manga izquierda.
¡Humph!
Le lancé una dura mirada a mi mejor
amiga, quien estaba viendo el pecho de Lily con una animosidad usualmente
reservada para un enemigo mortal.
Con tal gravedad, Caren declaró.
[Olvidaré todo lo de pedirle a Felicia que te haga un uniforme de maid.]
[¡C-Claro que no!] Lily gritó,
asombrado. Entonces se tiró a una cama y empezó a patalear. [¡E-Eso no es
justo! ¡Es demasiado cruel!]
Lo llamaría esto a una victoria.
[Lo considero un castigo pertinente.]
Caren dijo, mirando a la maid con sus brazos abiertos. [Pero da igual, cómo
hiciste para que tu pecho creciera tanto— No, olvídalo. Olvida lo que dije.]
Lily dejó de pelear. [Realmente no hice
nada.] Ella respondió, luciendo mística. [¡Comí buena comida, mucho sueño, y me
mantuve activa, y así es como me transformé!]
Caren se sorprendió, con ojos abiertos—
al igual que Tina y Lynne, quienes habían estado escuchando.
Una idea me llegó.
[¿Por qué no das tu respuesta,
Felicia?] Sugerí.
[¡¿P-Por qué yo?!] Demandó. [¡¿Qué hay
de ti, Stella?!]
[Soy promedio. Ahora, no nos hagas
esperar.] NT: No digas eso mi amor, tenés buena delantera.
Tina y Lynne en silencio la apresuraron
a hablar también, ignorando a Caren, quien estaba aceptando una taza de té de
Ellie y tratando de calmarse.
Al final, Felicia cedió. [L-La única
cosa inusual que he hecho es pasar mucho tiempo en cama.] Dijo, jugando con su
cabello. [Siempre he sido enfermiza, y los ejercicios nunca fueron mi fuerte.
Tampoco como mucho. Da igual, t-tener pechos grandes es una molestia. La tengo
difícil encontrar bonitos bras, y—]
[¡Mentiras!] Tina gritó.
[¡He visto tu bra, y era asombroso!]
Lynne respondió. Se veían como interrogadoras.
Pensé en cómo mi mejor amiga se veía
cuando nos desvestíamos en el baño. Si lo recuerdo bien, su bra había sido uno
lindo.
[Felicia.] Caren dijo, bajando su taza.
[No eras tan particular con la ropa
interior, ¿no?]
[L-Las maids del Allen&Rudos me
gritaron que estaba perdida. ¡Esa es la única razón! ¡C-Como sea, no se trata
de eso!] Felicia se escondió detrás de mí, temblando del bochorno.
Las chicas se silenciaron, sus
expresiones no eran leíbles.
Ahora que finalmente tenemos algo—
[Aunque hace que los abrazos sean bien
recibidos.] Lily intervino de pronto al borde de la cama, donde se sentaba
comiendo pasteles.
Todos estábamos asombrados.
¿Abrazos? Quien había sido— Esos
brazaletes a juego.
Podía sentir mis mejillas inflarse con
disgusto. Podía ser algo infantil, pero no podía evitarlo. Luces blancas
destellaban mientras un poco de mi maná se salía.
[Lily.] Tina empezó, mientras Ellie
balbuceaba.
[N-No me digas…] Lyne jadeó.
[No te nos adelantaste, ¿verdad?] Caren
demandó.
La maid tocó sus labios en un gesto
adulto y me dio una sonrisita. [¿No te gustaría saberlo?] Respondió. [Pero no
lo contaré.]
Me molesté. Detrás de mi espalda,
Felicia murmuró. [¿L-Le gustan los abrazos? E-Entonces, si uso un uniforme de
maid y orejas furras—] Su inusual susurro terminó en un chillido mientras se
tiraba en la cama.
¿Un uniforme de maid con orejas furras?
Eso me llamó la atención, pero podía esperar.
[Lily.] Dije. [Allen, Lydia y Atra nos
hacen falta, pero no pareces estar nada preocupada.]
La maid vestida en yukata no respondió,
pero su mirada era calmada.
[Tienes idea de dónde están ya que
estábamos en la capital este, ¿verdad? Y apuesto que ese brazalete tiene algo
que ver con eso.] Caren se unió. [¡¿A dónde se han ido?!]
[Bueno, soy su hermana mayor.] Lily
respondió, sonriendo. [Así que pensé en tener favoritismos.]
[Esa no es excusa para—]
[¡Lo tengo!] Tina exclamó,
interrumpiendo a Caren. Ella se paró en su cama, manos en la cintura y
convicción en su voz. [Nuestro tutor sí que está en la ciudad del agua,
¿verdad?]
Le dimos inicio. La ciudad del agua era
el corazón de la Alianza de Principados— los cuales, sin más decir, lo hacía
territorio enemigo. Cierto, Lydia estaba encantada con amenazar en irse a la
ciudad, o a Lalannoy, pero solo había estado bromeando con—
[Para la mayoría de personas, eso
estaría fuera de cuestión.] Tina continuó. [Pero Allen y Lydia estarán bien,
incluso en el corazón del territorio enemigo. Pensé que era extraño que consiguiéramos
el permiso de venir al sur tan fácilmente cuando teníamos tan poco.] Ella se
detuvo a considerar. [¿Crees que mi padre y las otras personas a cargo sabía a
dónde iban a ir?]
Ellie gruñó.
[No puede ser.] Lynne murmuró. [A menos
que…]
[Tienes razón que ningún sitio es
peligroso para Nii-san y Lydia.] Caren admitió, aunque no se veía feliz por
ello.
[¿Y fueron allí?] Felicia gruñó,
abrazando una almohada. [Allen, idiota.]
[Pero es un largo camino desde la
capital sur a la ciudad del agua.] Señalé. [Ni un Griffin podría llegar allí y
volver otra vez.]
Los Griffins serían nuestros medios de
transporte si decidíamos ir a la ciudad también. La alianza no parecía
desplegar fuerzas aéreas, así que podíamos esperar llegar a su capital sin
mucho problema. Pero eso nos dejaría muy metidas en el territorio enemigo.
[¡Exacto!] Lily intervino, riendo. [Los
dos están quedándose en la ciudad del agua. Pero no piensen en tomar un viaje
de una vuelta para unírseles. Nadie más que Allen y Lydia recibirían el permiso
para eso.]
Ninguno de nosotras tenía respuesta
para eso. sabíamos lo imprudente que eso sería. Aunque no podía evitar querer
quedarme a su lado. Para ayudarlo.
Luego de un largo silencio, Tina dijo.
[Oh, lo sé.]
Ella se bajó de su cama, saco un mapa
de su equipaje, y lo desplegó en el centro de la cama. Mientras todos nos
reuníamos y lo miró con curiosidad, circuló dos locaciones y dibujó una línea
entre ellas. Una era la ciudad del agua. La otra era la capital de Atlas.
Tina levantó la mirada y dijo. [Lynne,
la capital de Bazel no funcionara. Pero ¿no podría un Griffin hacer un viaje de
vuelta desde la capital de Atlas?]
La chica de cabello rojo consideró. [Debería
ser posible, aunque apenas.]
[Tina.] Murmuró. [¿No estás pensando
en…?]
[Stella, nadie nos dará permiso de ir
con el estado de la guerra cómo está. Pero…]
Los ojos de mi hermana ardían con
determinación. NT: Tina puta. [¡Quiero ir a dónde mi tutor está!] Parecían
decir. [¡Y haré lo que sea que tome para llegar allí!] Había llegado tan lejos
en tan pocos meses, de una falla mágica cuyo poder no podía esconder su
molestia a… esto.
Cerré mis ojos y susurré mentalmente,
por undécima vez. Gracias, Allen. En verdad que estoy agradecida.
Cuando abrí mis ojos, intercambié una
mirada con Caren, entonces con Ellie y Lynne. [Justo ahora, los Leinsters y las
casas del sur tienen las capitales de ambos principados rodeadas.] Dije. [Y no
creo que el Duque Leen querría permitirnos en los frentes de línea. Así que…]
¡Primero, actuemos! ¡Los
arrepentimientos no pueden esperar!
[Empezando mañana, ayudaremos a Felicia
en el trabajo. Y ayudaremos a nuestras fuerzas para tomar la capital de Atlas
lo más pronto posible. Una vez pase, deberíamos ser capaces de pedir permiso
para ir a la ciudad del agua.]
[Necesitamos cuidar de Felicia para que
no se exija.] Caren dijo.
[¡Cuenta con nosotros!] Las chicas
declararon juntas, mientras una afligida Felicia gritaba. [¡¿S-Stella?!
¡¿C-Caren?!]
[¡Está bien!] Tina gritó. [Ahora que
está decidido, nos pondremos a trabajar mañana y salir a ver a Allen lo más
pronto posible—]
Ella se tuvo en corto al toque de la
puerta.
[Entre.] Respondí.
[Ruego su perdón. Traigo buenas
noticias.] Sally dijo, entrando. Emma no estaba a la vista.
¿Buenas noticias? ¿A esta hora de la
noche?
Una leve sonrisa apareció en la
normalmente seria expresión de la maid de lentes mientras reportaba:
[La Alianza de Principados ha
solicitado pláticas de paz. Sus condiciones no son claras, pero el Dux Pirro
Pisani supuestamente está dispuesto a visitar la capital sur él mismo.]
Todas jadeamos, incapaces de esconder
nuestro asombro. Todo lo que habíamos oído en la capital sur y este hacia sonar
que la alianza seguía con ganas de luchar. Así que por qué de pronto había—
Miré a Caren y Felicia. No podía ser.
[¡Nuestro tutor!] Tina gritó, sus
mejillas se sonrojaron.
[A-Allen.] Ellie jadeó, igualmente
emocionada.
[¡Nii-san y Nee-sama!] Lynne gritó.
Mientras las observaba tirarse en sus
camas, decidí en revisar mis notas. [Sally, asumo que tendremos que esperar a
más detalles.]
[Sí, Lady Stella.] La maid respondió,
aunque no me perdí de la mirada que ella le dio a Caren, Lily y a mí.
[¡Suficiente!] Le dije a las chicas,
tratando de actuar normal. [Es tarde, están haciendo un relajo. Y veo que hemos
dejado que el té se enfríe. Caren y yo iremos por más.]
[Quédate aquí, Felicia.] Caren añadió.
[Parece que colapsarás en el camino.]
[Está bien.] Tina y Lynne respondieron
sin ganas.
[¡¿Caren?!] Felicia exclamó.
[Stella-neesama.] Ellie dijo. [Iré
con—]
[Miss Walker.] Lily interrumpió. [¡Te
estás ganando un abrazo!]
Una vez estábamos seguras que Lily se
había anticipado a la sollozante maid, Caren y yo dejamos el cuarto. Sally nos
llevó por el largo corredor a un punto muerto, donde encontramos a Emma
esperándonos. Tan pronto habíamos llegado fue que rigurosos hechizos bloquea
sonidos circularon a nuestro grupo.
Las maids me vieron a Carne y a mí.
[Tenemos dos nuevos desarrollos que
reportar.] Emma dijo.
[Y son malas noticias.] Sally añadió
sombría, entregándonos una hoja de papel, el cual leímos rápidamente. Estaba
firmado por “Roland Walker” (Debió haber sido reasignado de la capital norte.)
y decía:
Ernest Fosse, presidente de la Compañía
Fosse, participó en las operaciones logísticas de los rebeldes durante la
insurrección. Parece haber escapado de la capital real antes que cayera y huyó
a Lalannoy.
Caren y yo estábamos tan sorprendidas
para hablar.
Ernest Fosse era el padre de Felicia.
Había oído que ella había sido incapaz de contactarlo desde su escape de la
capital real, pero encontraba difícil de aceptar. No podía permitirme creerlo.
Los adorables rostros de las maids
estaban tan oscuros como los nuestros.
[Es todo lo que sabemos.] Emma dijo.
[Dudo que esas sospechas sean persuadidas hasta que el disturbio en la capital
real se calme.]
[Miss Fosse ya se está presionando lo
suficiente.] Sally añadió. [Si fuéramos a añadir esta carga emocional a todo
eso…]
[Ya veo a lo que se refieren.] Dije
lentamente.
[No creo que debemos contarle hasta que
sepamos más.] Caren añadió.
Felicia era físicamente frágil. Su
salud incluso la había forzado a tomar largos descansos de la Academia Real.
Esta carga mental debe causar otro colapso.
Una vez los hechizos bloquea sonidos se
levantaron, podíamos oír a las chicas reírse. Más allá de las ventanas, la luna
se veía más roja que antes. De pronto, recordé una leyenda que mi difunta madre
una vez me había contado: “No debes salir en la noche de la luna carmesí, o la
grande, las brujas malas y vampiros te llevarán.”
Para calmar mi intranquilidad, toqué la
pluma del Griffin oceánico que mantenía oculta en mi bolsillo y pensé en mi
mago en la ciudad del agua.
✽✽✽✽✽
Era pasada la tarde, fuertes pláticas
secretas con el Dux Pirro Pisani en el tema de paz con los Leinsters me había
dejado cansada. Cuando finalmente hice tiempo entre las interminables series de
reuniones para regresar a la casa Nitti en la isla central, me encontré a
nuestro anciano mayordomo, Toni Solevino, esperando a recibirme en la entrada.
[Bienvenido de vuelta, Don Niche.]
Dijo.
[No me quedaré por mucho. Solo vine por
un cambio de ropa.] Respondí. [Habla mientras camino.]
El anciano mayordomo me siguió mientras
caminaba por los pasillos. Una vez renombrado por su habilidad de espionaje,
había perdido su mano derecha en una tarea en el anterior Principado de Etna y
ahora usa una prótesis negra en su lugar.
Aunque las barras de la ventana—
instaladas durante una agitación en la ciudad un siglo antes— podía ver una
flota de góndolas llegar y salir del Gran Canal. La vida diaria en la ciudad
nunca cambia, incluso en tiempos de guerra. No era patriota como el Marqués
Carnien, pero había nacido como un Nitti, un miembro de las más distinguidas
casas de la alianza, así que quería preservar esta vista.
De camino a mi alcoba, le deje a Toni
el asunto de máximo secreto: “El dux actuará personalmente para asegurar la
paz.”
[¿En serio?] Toni jadeó.
[Felicitaciones, señor.]
[No hice más que hacerme atrás y
esperar mientras mi padre exaltaba las virtudes de una rápida paz. El dux fue
persuadido por su persistencia y— No.]
El Dux Pirro, cuya casa de Pisani era
tan ilustre como Nitti, era un sabia hombre. En más de sus setenta años, había
sido un habilidoso mercante en el Santo Océano Sur y lucho en la Segunda y
Tercera Guerra Sureña. Pero ni siquiera él había sido capaz de resolver las
reuniones de paz con los Leinsters.
Nuestra gran desventaja en el fronte
norte era innegable. Los términos de paz probarían ser inevitablemente
humillantes. A lo peor, ni siquiera una fractura en la alianza estaba más allá
de una sola posibilidad. La angustia del dux y la presión puesta en él
desafiaban la imaginación.
Aunque, en los pasados días, de pronto
había empezado a hablar de la necesidad de la paz. ¿Estaba equivocado en darle
crédito a su conversación con ese irritante chico por su cambio? Recordé las
noticias que le había reportado al dux en la mañana de hace cuatro días: [La
Dama de la Espada y su “Cerebro” están en la ciudad.]
Podía sentir mi ceño arrugándose en mi
rostro.
[¿Don Niche?] Toni preguntó ansioso.
[¿Se siente mal?]
Cerré mis ojos y agité mi cabeza. Le
había dado a Paolo instrucciones y arreglado esa reunión en el café. Pero el
dux había tomado la decisión él mismo.
[No le pongas atención.] Respondí,
hablando tan normal para asegurarle al viejo. [Solo estoy un poco cansado.]
[Estoy asombrado de sus esfuerzos,
señor, pero ha velado día y noche desde el estallido de la guerra. Quizás—]
[Puedo manejarlo. Mi trabajo casi
termina.] Me pausé, entonces añadí. [Gracias.]
[Don Niche.] Una dura mirada vino de mi
leal retenedor, quien me había conocido desde el nacimiento.
¿Mi cansancio es tan obvio? Debo
hacerlo mejor.
[¿Cuáles son las noticias del frente
norte?] Pregunté. [Acelerarle mucho al paso encerrado en la municipalidad me ha
dejado desactualizado. Apreciaría cualquier noticia que tengas para compartir,
anciano.] Usé el nombre con el que había llamado a Toni de niño.
[La intranquilidad en el reino parece
haberse calmado.] Respondió, respetando mi deseo de cambiar el tema. [La fuerza
principal del Duque Leinster ha regresado la capital real y cruzó la frontera a
Atlas y Bazel, donde se me informa que han unido a los sitiadores.]
[Supongo que el rápido despliegue
usando los rieles. La alianza nunca podría mover tropas tan rápido. Ni siquiera
podemos permitirnos un presupuesto decente para un sistema de rieles.]
Nuestra alianza no era nada sin rieles,
pero nunca lo vimos o mantuvimos como una red unificada de transporte. El
Marqués Carnien una vez puso una propuesta ante la asamblea, pero había fallado
en ganar la aprobación. Quizás era una limitación de nuestra unión de
independientes principados como una forma de gobierno.
[Las restantes fuerzas de Atlas y Bazel
continúan resguardando sus capitales.] Toni continuó mientras nos acercábamos a
mi habitación en la parte más interna de la casa. [Aunque pequeñas unidades
ocasionalmente salen para tentar las líneas enemigas.]
[Oí eso. Y que esas son las únicas
ofensivas efectivas que hemos montado.]
Los Leinsters eran fuertes— muy fuertes
para nosotros. No podía ver la esperanza de victoria en una batalla, así que
atacar sus líneas de suplementos era una razonable alternativa. Y nuestros
aliados lo habían empleado bien, o eso oí.
[Por los pasados días, un número de expediciones
han encontrado fieras emboscadas. La información se está fugando.] Toni
continuó, hablando por su experiencia como un agente.
[¿Nuestro encriptado mágico ha sido
resuelto?] Pregunté. [Lo actualizamos hace poco.]
El reino invirtió mucho en inteligencia
al igual que armamento.
Cuando se trata del encriptado— o
descifrado— de comunicaciones mágicas, sus expertos superaban a los nuestros
por mucho.
[Esos reportes no están confirmados.]
Toni respondió, odio y enojo se sentían en su voz. [Pero el Conde Sykes puede
estar cerca del frente. Y unos cuantos sobrevivientes de nuestro ataque de
emboscada claman haber visto a una maid que se reía mientras blande una enorme
guadaña.]
Me detuve y miré directo al anciano
mayordomo. Entonces prácticamente escupí. [¿El mismo Sykes que se jacta que
incluso puede engañar al Señor Oscuro, y Ceynoth el Cazador, que tomó su brazo
derecho? Supongo que podemos dejar de preguntarnos si la Bruja Ensangrentada
realmente está al mando del frente.]
Ningún hechicero en la alianza era
rival para esa legendaria bruja, la Duquesa Emerita Lindsey Leinster. La
Marquesa Regina Rondoiro, el Empalador, puede tener una oportunidad, pero ella
estaba muy familiarizada con el terror que la bruja inspiraba al interponerse
contra ella. De hecho, la marquesa se había opuesto a la última guerra y luego
se retiró a su propio territorio. Aunque había dejado a su nieta, Roa Rondoiro,
para hablar por ella en la ciudad, no mostraba interés en regresar.
Abrí la puerta de mi alcoba y entré.
Era un cuarto simple. Aparte de los libreros que cubrían los muros, el único
amueblado consistía de un escritorio, una silla y una cama. Sucumbiendo a la
fatiga, me tiré a una silla.
[Además, los extranjeros han estado
frecuentando la residencia de la Marquesa Carnien.] Toni dijo.
[Clérigos, sin duda.] Dije lentamente,
tomando un bolígrafo de un cajón y empezando a anotar todo lo que Toni le había
dicho. [Pero dudo que tomará acción. Ese hombre ama su país. A nadie le importa
más el futuro de la alianza que a él. No metería la religión en un asunto
político. Pero continúa vigilándolo.]
[Claro señor.]
Me recosté en mi silla y miré al
exterior. Las nubes estaban moviéndose rápido— una apta metáfora para la
situación política de la ciudad. Si solo se me permitiera relajarme, puedo
quedarme dormido. Aunque necesitaba regresar de una vez.
Toni debió haberse dado cuenta también,
porque lo dijo molesto. [¿Cuáles serán los términos de paz? ¿Nos rendiremos con
Atlas y Bazel?]
[No lo sé.] Respondí. [No, no creo.]
Acaricié mis ojos y pestañé. [Solo una cosa es certera: el dux viajará a la
capital sur y tratará de negociar con los Leinsters en persona.]
[Un momento de decisión, señor.]
[Halagos para nuestro sagaz dux y mi
sensible padre. Claro, habrá muchos que pagar cuando la guerra termine.]
Si el dux tomara el asunto en sus
manos, entonces al menos, la guerra terminaría. El reino pudo haber aplastado a
sus rebeldes, pero aún tenía al Imperio Yustiniano, el Reino del Espíritu
Santo, y la República Lalannoy por lidiar. Difícilmente podía permitirse
concentrar sus energías en nosotros. Los problemas internos que permitirían la
paz es lo que me preocupaba. Aunque…
Agité mi cabeza. [Bueno, ofrecer mi
cabeza ayudaría a relajar las cosas, si se llega a eso. juzgando por sus
comentarios ante el comité, el anterior marqués de Etna y Zana se opone a la
paz, al igual que el Marqués Atlas, Bazel, Carnien y Folonto.]
[¡No juegues con fuego!] Toni exclamó,
frunciéndome el ceño. [Si cae, señor, ¿quién se encargará de la ilustre Casa de
Nitti?]
[Todo está bien. Tenemos a mi hermano.]
Cerré mis ojos y me imaginé a mi medio
hermano— teníamos diferentes madres— con su nariz en un pesado libro viejo.
Apenas tenía cuerpo, casi afeminado, y detestaba el combate. Aunque poseía un
vasto almacenaje de maná, solo podía ocupar una pequeña fracción de ello.
Aunque era muy sabio para su edad. Había estudiado cada libro viejo en la casa
y ahora al parecer había estudiado la mayoría de la colección de la Gran
Biblioteca también. Justo como ese hombre que había encontrado en la Academia
Real.
Mi hermano era exactamente el tipo de
persona que se encargaría de nuestro nombre en esta era de decline mágico.
[Puede faltarse experiencia social,
personal y del mundo, pero su persona es intachable.] Dije, girando el
bolígrafo que me había dado a mi regreso de mis estudios en el extranjero.
[Nuestra casa estará en manos más seguros con él que con alguien que huyó de la
Academia Real como yo.]
[Don Niche—]
[¿Está bien? No tengo tiempo de verlo.]
Pregunté, interrumpiendo al anciano. No necesitaba disculpas— simplemente me
faltaba lo que se necesitaba para heredar el nombre Nitti.
[Fue a la Gran Biblioteca otra vez
hoy.] Toni respondió, considerando mis sentimientos. [Buscando el segundo
volumen de un viejo libro, creo.]
Lo consideré brevemente. [Dile que no
pase todo su tiempo en los libros. Planeo enviarlo a la Academia Real del reino
la siguiente primavera.]
[¿La Academia Real?] Toni respondió, sorprendido.
[Es un buen lugar para aprender del
vasto mundo en el que vivimos.] Casi como un pensamiento, añadí. [Es más seguro
que aquí.]
El hechizo supremo de agua pasado a los
descendientes del príncipe, quien una vez había gobernado la ciudad del agua,
estaba en peligro de extinción. De todos sus jóvenes herederos en la línea de
sangre, solo mi hermano podría llegar a ser capaz de dominarlo. Y mientras la
Casa de Nitti hacia casi todo por ocultar ese hecho, otras familias debieron
haberse dado cuenta también. Algún día, vendrían por él. Necesitaba darle los
medios para que se defienda antes que ese día llegue.
Mi ojo cayó en una moneda de oro del
reino, el cual mantenía en mi escritorio como una pieza de apreciación. Cuatro
años antes, había estado lleno de egocentrismo con mucha seguridad. Y en esa
tierra protegida por el Gran Árbol, había aprendido el sabor del fracaso.
Lydia Leinster, la Dama de la Espada,
Cheryl Wainwright, la Dama de la Luz, poseía el tipo de talento que solo podría
concebir como una expresión del favor divino. Pero el peor de ellas había sido
ese lunático entre los todos lunáticos de la capital este.
[En todo caso…] Dije, luchando contra
una ola de intensa irritación. [Casi hemos llegado a nuestro objetivo. Si
podemos llegar a la sesión del Comité de los Trece de mañana, entonces podremos
sacar a la alianza de su apuro. Los Leinsters no serán muy duros con nosotros
mientras sigamos constantes con nuestros llamados de paz. Sigue reuniendo
información y mantente vigilante con las otras casas.]
[Cuente conmigo, señor. Seguiré en
contacto con Paolo también.]
Toni no dijo más, pero se mantuvo
parado atento.
[¿Ocurre algo?] Pregunté.
Dudoso, el mayordomo respondió. [Hay
una pareja hospedada en el piso superior de la Posada del Dragón de Agua.
¿Seguro que no se reunirá con ellos?]
Un disidente gruñido se me escapó
mientras recordaba lo que le había dicho a ese hombre en la ceremonia de
graduación de la Academia Real. Esas palabras habían sido el más grande error
de mi vida. Por lo menos dije. [No lo planeo.]
[Pero Don Niche—]
Levanté una mano para silenciar al
anciano mayordomo y seguí en mi usual tono. [Tráeme algo que pueda comer rápido
y un café oscuro para que se me baje. Regresaré a la municipalidad tan pronto
haya comido.]
✽✽✽✽✽
Los precios
de los granos de Atlas se salieron de control. Muchos huyeron del principado.
El Marqués
de Atlas y Bazel sucumbieron ante los precios de los granos. Improbable
reconciliación.
Sin
esperanza de rápida restauración para los caminos, puentes y puertos del norte.
El costo de
la canasta básica en la ciudad del agua continúa subiendo desde el inicio de la
guerra.
Negocios de
los islotes sureños son rechazados a diario.
[Hmm.] Murmuré. [Esto es más serio de
lo que imaginaba.]
Día de la Luz— nuestro quinto día en la
ciudad del agua— me encontraba en mi cuarto en la Posada del Dragón de Agua,
sonriendo mientras examinaba los documentos secretos que Saki me había dado.
Una gustosa briza marina pasaba por una ventana abierta. La ciudad se mantenía
pacifica— al menos en la superficie.
Dejé los documentos en una mesa
redonda, escribí algo en una hoja de papel, y me recosté en el sofá.
[¿Qué pasa? Toma.] Lydia dijo,
ofreciéndome una taza de té que había hecho en la cocina. Y desde luego, estaba
usando una de mis camisas.
Atra estaba afuera con Saki, Cindy y
las otras maids, comprando pasteles en un mercado al aire libre cerca del
hotel. Había sido una pila de energía desde que habíamos llegado a la ciudad.
[La escala de la ofensiva económica de
los Leinster.] Respondí, aceptando la taza. [Gracias.]
Lydia se sentó a mi par y recostó su
hombro contra el mío. Cogió los papeles, paso sus ojos sobre ellos, y los tumbó
de vuelta a la mesa. [Me parece justo.]
[¿Eso crees?] Pregunté.
[Sí. Digo, esas personas nos detuvieron
de ir a rescatarte. Deberían estar agradecidos que no hayamos borrados sus
países del mapa.]
[O-Oh.] No sabía qué más decir a eso,
así que jugué con el cabello de Lydia mientras compartía mis pensamientos con
ella. [En todo caso, si el liderazgo de la ciudad se mantiene sensible, puede
desear una forma de salir de esta guerra.]
[Lo apuesto. Y mientras eso sea
cierto…]
[La paz funcionara por sí sola. ¡Ahora
que todo está listo, los peces gordos se encargaran desde aquí!]
[¿Por qué no?] Lydia respondió. [Sabes,
me gustaría estirar las piernas.]
[¿En serio?] Gruñí.
[¡Dije que quiero estirar las piernas!]
La noble hizo berrinche.
[Oh, bien.] Dejé mi taza en la mesa,
coloqué una almohada en el descansa brazo y me recosté.
Sin tiempo que perder, Lydia estaba
acurrucada contra mí, sonriendo. Podía ver sus largas piernas hacerse pequeñas.
¿Cómo se supone que me queje cuando claramente ella estaba teniendo el momento
de su vida?
Sentí el calor de su puerta mientras
realizaba la fórmula de hechizo en la que estaba trabajando en el espacio
arriba de nosotros. Un hechizo de hielo experimental, un poco de magia
botánica, y una forma de fortalecimiento de fuerza, y una nueva aplicación del
Lightning Apotheosis. También un hechizo compuesto de hielo y luz muy por
arriba de mí, el cual esperaba que Stella sería capaz de amaestrar una vez
superé su anormalidad elemental.
[¿Para las chicas?] Lydia preguntó con
sus brazos alrededor de mí.
[Sí.] Respondí. [Hacen progresos
rápidos que enseñarles es un desafío. No es que no sea satisfactorio.]
La noble de cabello escarlata se montó
en mi estómago. Su clip recibía la luz mientras me miraba a los ojos a una
distancia cercana y decía. [¿Dónde está el mío?]
Había visto mucho esa mirada, pero no
importa cuántos años pasaran, nunca me acostumbraría a ella. Nadie podría
encontrar culpa en las miradas de Lydia, nadie.
[Solo les di—]
[Ya me aprendí ese.] Interrumpió. [Lo
tengo hecho.]
Puse un caretón. El hechizo de corto
alcance de teletransportación Black Cat Promenade fue mi intento de imitar la
magia de Anko, y amaestrarlo debió haber tomado más tiempo del que Lydia podría
haber pasado practicando.
Liberé un suspiro y gruñí. [¡Este es el
problema con los genios!]
[Claro que sí.] Lydia dijo, descansando
su sonriente cabeza en sus manos. [Lo sabes mejor que nadie, Señor Líder de
Clase.]
Hice un caretón. [No te burles con
eso.]
[Es mi derecho como tu señora.]
No da. No puedo ganar.
Con un movimiento de mi mano,
desmantelé la fórmula para las chicas y desplegué uno en el que había estado
trabajando para el cumpleaños de Lydia. Su Alteza rápidamente pasó su mirada
sobre ella. Entonces una sonrisa salió de su rostro.
[¿Cuándo hiciste esto?] Preguntó.
[¿Tengo que—?]
[Sí.] Su tono no dejo espacio para
argumentar.
Renuente, respondí. [He estado
refinando el concepto desde el último año.]
[¿En serio? ¿Tanto tiempo?] Ella
sonrió, agitando sus pies mientras un mechón de su cabello se meneaba de un
lado a otro.
Sin capaz de soportarlo más. Dijo.
[S-Si no lo quieres—]
[¡Sí!] Intervino de inmediato.
[¡Gracias! Lo aprenderé de inmediato.]
[Siéntete libre de tomar tu tiempo.]
[¿Qué podría ser más importante que
amaestrar las técnicas y hechizos que creaste para mí? Eso ha sido mi más
grande prioridad por los pasados cuatro años.]
[Los deseos de Su Alteza son mis
deseos.]
En un rincón de mi vista, miré un par
de tijeras que le había pedido a Paolo que nos trajera. Ya que había logrado
asegurar el permiso de Lydia para ajustar su cabello, debo hacerlo antes que
Atra regrese.
[¿Cuándo deberíamos visitar el Antiguo
Templo?] Pregunté.
[Hm…] Lydia consideró. [Diez días desde
ahora. Así que el siguiente Día del Fuego.]
[¿Tu cumpleaños?]
Lydia era más grande que yo, aunque
solo por meses.
Se paró, sonriendo de oreja a oreja.
Sofisticada ropa interior negra se asomaba por su escote. [Eso es.] Respondió.
[No escucharé objeciones. Oh, y no te preocupe— ya revisé que estará abierto.
Dicen que no cierra ni siquiera para la guerra. ¿No es increíble?]
[Dónde sea que quieras ir.] Dije
lentamente. [Estaré allí.]
Dios. No lo entiende. Creo.
Lydia estiró su mano. [Ahora estás
empezando a pensar como un buen sirviente.] Dijo con una expresión cautivante.
[Me impresiona. Y te recompensaré con las palmaditas en tu cabeza de tu
adorable señora. ¿No estás feliz?] Casi como una reflexión, añadió. [Compré
nueva ropa interior también. ¿Te gusta?]
Gruñí, y sonrió, abrazando mi cabeza
mientras se metía conmigo. No había logrado una sola victoria contra ella desde
que llegamos a esta ciudad.
Entonces algo desató a una de las aves
mágicas que había tenido cerca de Atra y las maids. La pequeña estaba mirando a
un chico con cabello azul pálido y su femenina sirviente, quien estaba
empleando barreras de bloqueo de percepción mientras observaban la Posada del
Dragón de Agua desde un callejón cercano.
Con esfuerzo, moví a Lydia y me levanté
del sofá. Ella libero un chillido y tomó mis brazos, sonrojándose.
[¿Demos atender tu cabello primero
antes que Atra regrese?] Sugerí.
Luego de una avergonzada pausa, mi lady
respondió. [Sí.]
Puse un trapo en el suelo, até un
delantal en Lydia, y la senté en una silla de madera. [¿Con qué te cortaste?
¿Una daga?] Pregunté mientras me disponía a enjaguar su cabello con magia de
agua.
Tontamente, Lydia respondió. [No
recuerdo.] Ciertamente sí, pero evidentemente no quería hablar de eso.
[Sé que fue mi culpa, así que no puedo
quejarme, pero qué desperdicio con tal adorable cabello.]
[¿Qué? ¿Dices que no soy adorable
ahora?] Lydia dejó sus piernas al aire, terminando su queja. Quizás quería
atención porque habíamos tenido poco tiempo para nosotros. Atra difícilmente
nos había dejado desde que huimos de la capital real.
[Objetivamente hablando, creo que eres
hermosa.] Dije, pasando la tijera en su cabello. [Y lucirías mucho mejor con un
clip.]
[¿Tienes que añadir ese tema?] Gruñó.
[Crecerá otra vez. ¿Escogerás un clip para mí?]
[Escoge el tuyo. ¿Ya no crees que el
cabello largo es una molestia? Eso es lo que dijiste cuando nos reunimos.]
[Aún es una molestia. Si solo estuviera
pensando en mí, me lo dejaría corto. Pero…] Una mirada de dicha pasó en la cara
de Lydia. Los rayos de la puesta de sol brillaban por las ventanas, y su húmedo
cabello escarlata brillaba mientras decía. [Lo mantendré largo porque es la
manera que te gusta. Es por eso que quiero hacerlo.]
Luego de un largo silencio, murmure.
[No digas eso.]
[¡Lo digo!]
Terminé de cortar su cabello, soplé su
cabello con un hechizo de viento, y revisé mi trabajo. No le había dado a nadie
un corte de cabello en un rato, pero este resultó muy bien.
[Incluso si te lo dejas crecer, debes
acostumbrarte a que alguien más que no sea yo lo arreglé.] Dije, barriendo con
una escoba. [Solías cortarte el cabello de Lisa y Anna, ¿verdad?]
[Peo te tengo ahora.] Respondió. [¿Y
seguro que quieres sugerir eso? ¿De verdad?]
Limpié el lugar y le quité el delantal
a Lydia. Fijé un clip en su cabello, me paré, y me di la vuelta. Su escote
relucía.
[Supongo que tomaré tu consejo.]
Continuó. [Algún hombre que nunca has conocido puede terminar siendo mi
barbero. ¿Podrías aceptar eso?]
¿Un hombre extraño tocando el cabello
de Lydia? No podía escapar de la imagen mental mientras me giraba, empaqué mis
herramientas, y coloqué la bolsa sobre un pequeño gabinete cerca de la mesa.
[Ahora, ¿qué se supone que hagamos para
la cena?] Dije. [Espero que lo de hoy sea tan delicioso como— ¡Ah!]
Oí el ligero golpe de los pies de Lydia
dejando el piso. Entonces me tumbó en la cama.
[No te ves tan preocupado.] Dijo. [Como
si dejaría que otro hombre que no seas tú tocara mi cabello. Solo pensarlo me
pone la piel de gallina. ¿No tienes suerte? ¡Me tienes toda para ti solo!]
No respondí primero. Y cuando
finalmente lo hice, solo fue para calmarla. [¿Qué hice mal cuando te críe?]
La noble de cabello escarlata levantó
su cabeza y encontró mi mirada.
Entonces cerró sus ojos y murmuró. [No
cometiste ningún error. Ni uno. Un mundo donde nunca te conociera no podría
existir— no lo permitiría. Si no nos hubiéramos conocido ese día, durante el
examen de entrada de la Academia Real. Aún te habría encontrado, incluso si
fuera en los confines del mundo. Así que era inevitable que terminaríamos así.
¿Lo entiendes? Si haces… así lo tomas.]
Avergonzado rasqué mi mejilla. [Su
Alteza.] Dije. [Realmente no sé qué voy a hacer contigo.]
[¡Respuesta equivocada!] Respondió,
rascando su cabeza contra mi pecho.
[Sabes.] Dije, pasando mis dedos por su
cabello escarlata que había arreglado. [Puedes tener razón.]
[Al menos trata de sonar seguro con
eso, porque yo nunca, nunca, jamás te dejaría otra vez. Ni siquiera por el
molesto Héroe. ¡La siguiente vez que nos reunamos, la cortaré, quemaré, y le
sacaré los ojos!] NT: Puta madre, le gusta a la loca.
[¿Alice? Eso es presumir.]
[Lo puedo respaldar. Después de todo…]
Lydia deslumbró una hermosa sonrisa que no había cambiado en cuatro años. [Soy
invencible mientras te tenga a mi lado. Nadie en el mundo puede cambiar eso.]
✽✽✽✽✽
Una vez Lydia se bañó y cambió a su
ropa de diario, la sé en una silla para secar su cabello. Pero antes de
terminar, llego un golpe a la puerta. ¿Atra y las maids habían regresado? No
las esperaba aún, aunque había estado vigilándolas con mis aves hasta que
estuvieran cerca del hotel.
[No está cerrado.] Dije.
La puerta se abrió lentamente, y Saki
entro, sola. Tan pronto nos vio, se inclinó en una gran reverencia.
[No estás interrumpiendo.] Le aseguré.
[¿Ata y las otras maids no están contigo? Lydia, terminé con tu cabello.]
[Mmm.] Un gruñido vino de la relajada
noble.
Esperé a que Saki respondiera. Su
emplumado cabello me recordaba a alguien que había conocido una vez, en un día
lluvioso en la capital real, y con quien estaba en deuda.
Lydia se paró y tomó su posición en mi
costado izquierdo.
[Miss Atra y Cindy están en el primer
piso con… un invitado.] La maid dijo. Su nula expresión tenía una leve pizca de
incertidumbre. [¿Te importaría irse a ellas?]
Asentí. [¿Lydia?]
[Ya sabes quién es, ¿verdad?] La noble
respondió de inmediato. [Vamos.]
Me bajé de hombros. No era como si
muchas personas en la ciudad del agua fueran a buscarnos.
[Los veremos.] Dije. [Por favor, ve
primero.]
[Vaya, vamos, Niccolo.] Llamé.
Esperándonos en el primer piso estaba
el chico con cabello pálido azul a quien había conocido en la Gran Biblioteca y
una maid uniformada en azul. Tan pronto que nos avistaron fue que nos
regresaron el saludo.
[H-Hola, Allen. Y l-lo siento. Me moría
por verte, así que le pedí a las personas de mi casa encontrar donde te estabas
quedando. Entonces esa pequeña nos miró, y, bueno… E-Ella es Tuna. Se parece a
ti.]
[Tuna, a sus servicios.] Añadió la
maid. Era alta y cabello rubio plateado con ojos verdes. Aunque sus orejas no
eran puntiagudas, su maná me hacía sospechar que tenía sangre elfica.
[Soy Allen. Qué—]
[¡Allen, Lydia! ¡Dulce!] Atra
intervino, levantando su bolsa de papel de dulces desde su asiento en el regazo
de Cindy. Estaba usando su purpura capucha.
[Gracias.] Dije. [Bien hecho, Atra.]
[Me impresiona que hicieras tus
compras.] Lydia dijo.
[Y gracias a ustedes también, Cindy,
Saki.] Añadí mientras la niña saltaba contenta.
[Para nada.] Saki respondió.
[¡Nos divertimos!] Cindy exclamó.
[Aunque estuvimos asombradas cuando Miss Atra de pronto corrió y regresó con
este joven caballero.]
El hechizo de bloqueo de percepción
había sido casi perfecto, aunque Atra lo había visto bien. Por el “aroma”,
supongo.
Lydia y yo nos sentamos al lado de la
niña, y las maids Leinsters se retiraron al fondo.
[¿Y qué te trae aquí hoy?] Le pregunté
al chico, observando la forma que las ventanas de un edificio frente al canal
reflejaban la luz de la tarde.
[¡O-Oh, cierto!] Niccolo levantó un
viejo libro de la silla a su par y lo colocó en la mesa.
La Secreta Historia de la Guerra del
Señor Oscuro, Volumen Uno.
[Lo terminé.] Dijo. [¡Así que vine a
contarte lo que pienso!]
Fui abrumado. ¡¿Incluso los expertos
luchaban con el Antiguo Imperio, y Niccolo había leído todo el libro en solo
unos días?!
[¿Ya?] Pregunté dudoso.
[¡Fue fascinante!] Dijo. [Me gustaría
leer el segundo volumen también, pero no podía encontrarlo en ninguna parte. El
catálogo dice que debería estar en la biblioteca, y cada libro en la colección
está imbuido con un hechizo de detección, así que no creo que alguien lo haya
tomado aún. Pero…] La expresión del chico se nubló. Era un misterio.
[¡Allen!] Atra gritó, levantando su
bolsa de papel. Lo abrió y retiró galletas en forma de flores, el cual repartí
en pequeños platos antes de pasarle el resto a Saki.
[¿Niccolo siempre lee libros tan
rápido?] Le pregunté a la chica elfa.
Ella asintió, al parecer sorprendida
que le había hablado, y dijo. [S-Sí. Don Niccolo puede leer por medio día o más
sin parar cuando tiene las ganas.]
[Ya veo.] Dije lentamente, recordando a
un compañero con cabello azul pálido a quien a menudo había visto en la
biblioteca de la Academia Real.
Entre eso y su vasto maná, supongo que
está en la sangre.
[Por favor, ordena lo que gustes.]
Dije, ofreciéndole a Niccolo un menú de la mesa. [Me gustaría oír tus
pensamientos en detalle.]
✽✽✽✽✽
[¡Así que verás, este libro no es nada
como la Historia de la Guerra del Señor Oscuro que conocemos!] Niccolo
concluyó. [¡Se basa en las cartas de la Luna Creciente, alguien del que
conocemos muy poco a pesar que era teniente de la Estrella Fugaz!]
Habíamos terminado las galletas que
Atra había comprado al igual que nuestra segunda jarra de té. Fuera de las
ventanas, la lluvia estaba cayendo sobre el Gran Canal y mojando la calle
frente al hotel. Lydia había regresado a nuestro cuarto durante nuestra
conversación, llevándose a las maids con ella. Esperaba no haberla hecho
esperar mucho tiempo.
Afuera en la oscuridad, podía ver a un
hombre observándonos sin molestarse en abrir una sombrilla. Se podía tomar como
un ciudadano ordinario.
[Es fascinante.] Dije, acariciando a
Atra, quien rápido se durmió en mi regazo. [He leído “Una Historia de la Guerra
del Señor Oscuro” también, pero ciertamente no contenía la realidad del
conflicto. Los registros de los demonios que se rindieron son una rareza.
¿Sabes quién fue el autor?]
[Ni su nombre.] Niccolo admitió. [Pero
estoy seguro que están relacionados con el Conde Coalheart del reino. ¡El
segundo volumen debería resolver ese misterio, así que daré lo mejor para
resolverlo!]
En su asiento a la par del emocionado
chico, Tuna había estado observando la oportunidad para hablar. [Señor.] Dijo.
[Realmente debemos regresar a casa pronto. Perderemos nuestro bote.]
[¿Qué? ¿Y-Ya es tan tarde? ¿Q-Qué
deberíamos hacer?]
Lydia y las maids entraron al café,
todas usando sombreros. Cindy llevaba una sombrilla.
[Vamos a dejarlo por hoy.] Dije
casualmente. [¿Dónde vives, Niccolo?]
[¿Huh? Oh, e-en la isla central.] El
chico respondió.
[Te encaminaremos al ferry. Lydia, no
te importa, ¿verdad?]
[Ni un poco.] Dijo. [Saki, Cindy, vean
a Atra.]
[Claro, mi lady.]
[¡Seguro!]
Una vez la durmiente chica estaba al
cuidado de las maids, Lydia me ayudó con mi túnica con prácticos movimientos.
[¿Qué están esperando?] Apresuré a
Niccolo y Tina, quien estaba dudando. Entonces, para Paolo. [¿Asumo que nos
prestará sombrillas?]
[Tomen.] El gerente respondió.
[Por favor, usen estas, patrón,
patrona.] Un sirviente añadió, entregando las sombrillas a nuestros dos invitados.
[G-Gracias.] El par respondió en
conjunto, asintiendo mientras aceptaban la ayuda.
Mientras estaban por salir, le susurré
a Lydia. [Nos están observando. No sé por quién.]
Mi compañera me dio una pequeña
asistencia y se alejó de mí, señalándole a las maids con sus dedos mientras
caminaba al exterior.
Dejado atrás, saqué un papel doblado de
mi bolsillo y se lo pasé a Paolo.
[¿Qué es esto?] Él preguntó.
[Por favor, entréguele esto a un
anciano llamado Pirro.] Respondí. Nuestros ojos se encontraron, y sonreí.
[Contiene mis pensamientos personales en los términos que esta guerra debe
terminar.]
Los ojos del gerente se abrieron.
[S-Señor, ¿quiere decir que está consciente de…?]
[Lo encontré en el café que me
recomendó, y amablemente le dio a Atra un dulce. ¿Seguro que será capaz de
encontrarlo más rápido de lo que yo lo haría?]
Paolo se puso recto, entonces se
inclinó. [Mis disculpas, señor.]
[No sé nada, incluyendo el papel de
este hotel como una oficina del servicio secreto de la ciudad. Pasa que la
escogí para nuestra estadía. Así que espero que lo que he solicitado. Saki,
Cindy, las veré luego.]
[Le deseo un dulce viaje, señor.]
[¡Nos vemos! ¡Cuídense!]
Paolo se mantuvo congelado en la misma
postura mientras nos despedíamos.
Levantamos nuestras sombrillas mientras
caminábamos por la calle a la par del Gran Canal. Muchas lámparas empezaron a
brillar, su tenue iluminación le daba una etérea belleza a la ciudad.
Niccolo caminaba al frente, pero se
robaba varias miradas, tarareando como si estuviera por hablar. Cuando vio a
Lydia y a mí compartir una sombrilla, se sonrojó y miró al frente otra vez.
Al final dijo. [E-Este es un atajo.] Y
entró a una estrecha calle.
[Por favor, cuide sus pasos.] Tuna
añadió, siguiéndolo. [Podría estar mejor iluminado.]
Le lancé una mirada a Lydia.
Si van a hacer un movimiento, no
esperarán mucho tiempo.
En silencio, lancé un hechizo táctico
de apoyo de área amplia que había aprendido directamente de Su Alteza Real.
Procedimos por el callejón pavimentado
de piedra y entramos a un desierto puente. Mientras lo cruzábamos, los
observadores finalmente salieron. Hombres encapuchados armados con estoques y
varitas se interpusieron en nuestro camino de adelante y atrás.
[¿Q-Quiénes son estos caballeros?]
Niccolo demandó, visiblemente agitado.
[¡Señor, hágase atrás!] Tuna gritó,
tirando su sombrilla y sacando una daga de su pecho.
El líder me miró. [No tenemos
pendientes con ustedes dos.] Dijo. [Entrega al chico.]
¿Oh?
Intercambié miradas con Lydia.
Así que no somos su objetivo.
[¿Y si nos rehusamos?] Pregunté.
[No vivirán para ver el sol de mañana.]
El líder levantó una mano, y todos los otros hombres empezaron a desplegar
hechizos de agua en conjunto.
[¡A-Allen, L-Lydia. huyan!] Niccolo
gritó a pesar de su rostro pálido y piernas temblantes. [¡Es a mí al que
quieren! Al menos deberían poder alejar de—]
[Estaremos bien.] Interrumpí, aún
sosteniendo mi sombrilla. [Lydia.]
[Mmm.] A mi señal, la noble de cabello
escarlata ondeó su mano derecha.
Un momento después, numerosas lanzas de
fuego se materializaron sobre las cabezas de los atacantes— muchas para su
sorpresa. Un movimiento en falso los devastaría.
[No quiero ayuda de uno de los hechizos
de esa gata de la princesa.] Lydia gruñó.
La Princesa Cheryl Wainwright, con
quien habíamos asistido a la Academia Real, especializada en magia de luz. El
hechizo intermedio que antes había lanzado— Imperial Light Divine Diagram— era
uno que había aprendido de ella durante nuestra época en la escuela.
Incrementaba significativamente la exactitud de los hechizos ofensivos dentro
de un amplio rango. Cheryl comparaba su operación para visualizar un mapa y
luego ponerle pones a ello.
[Si van a atacar personas de
importancia, les sugiero que trabajen en su fuerza.] Le dije al líder. Todo el
grupo estaba agitado.
A como están las cosas, deberíamos—
Varias lanzas se dispararon por el
aire, irradiando tenue luz. Las lanzas de Lydia se lanzaron para interceptar,
reduciéndolas a cenizas.
[¡¿Q-Quién hizo eso?! ¡No di la orden
de atacar!] El líder gritó frenéticamente mientras sus hombres miraban
alrededor.
El maná estaba saliendo no desde dentro
del grupo, sino de los edificios aledaños.
[Inquisidores de la iglesia.] Murmuré.
[Parece que tenemos algunos
problemáticos intrusos.] Lydia dijo. [Saki, captúralos de una vez.]
[Como diga, Lady Lydia.]
Antes que nuestros originales atacantes
pudieran reaccionar, una parda de aves negras salían del canal. Cuando el aviar
se calmó, Saki estaba parándose detrás de nosotros con una gran sombrilla
blanca.
No es sorpresa que sea la número seis
en la Corporación de Maids de Leinster. Mejor no las pongo de mal humor.
Incliné mi cabeza con la maid, entonces
regresé mi atención al estupefacto chico delante de mí. [Bien, Niccolo, ¿puedes
decirme el nombre de tu casa?]
Luego de un momento, el chico dijo.
[Sí.]
[Sí.] Tuna murmuró nerviosa.
Niccolo le asintió. Entonces, aún luciendo pálido, dijo. [Pertenezco a la Casa de Nitti. Niccolo Nitti es mi nombre completo, y soy el segundo hijo de Nieto Nitti, quien ahora sirve como diputado para el dux de la ciudad del agua.]
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