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 Capítulo 3

 

[Gracias a todos por venir. No necesito recordarles que nuestra relación del reino con los Yustinianos, la Alianza de Principados y Lalannoy han empeorado o que los planes de la iglesia nos han dejado mal parados. El dragón de flor ha dado un oráculo y dudas se han alzado concerniente a la fiebre de los diez días.] El Rey Jasper Wainwrigt pronunció con dignidad. [Deseo escuchar tu franca opinión. Cheryl.]

 

[Sí, padre.] Lancé un hechizo de luz que aprendí de Allen en la ciudad del agua, proyectando la información en la oscuridad. El rubio cabello de mi padre brillaba, más apegado al gris que lo había sido antes de esta crisis.

 

Compartí el lugar de honor con él en la mesa redonda, Chiffon se acurrucó a mis pies. A nuestro asiento derecho el imponente Duque Walter Howard, el pelirrojo Duque Liam Leinster, y el elfe Duque Leo Lebufera. A nuestra izquierda, el profesor estudiaba la información con seriedad. El director normalmente ocupaba el asiento adyacente, pero estaba lejos investigando las catacumbas debajo de la Academia Real. Nadie le dijo los detalles. La Duquesa Emerita Leticia Lebufera se sentaba en un sofá por la pared, descansando el Blazing Qilin— Lia— en su regazo y revisando la información con emoción.

 

Con los guardias, teníamos a Lydia y el Comandante Owain Albright de la guardia real. Graham el “Abismo” Walker y la ama de llaves de los Leinster también lista. Los cuatro darían la cara ante cualquier ataque.

 

El profesor levantó la mirada. [De todas las sospechas que Allen se trajo de la ciudad del agua, una sobresale como la más seria: el involucramiento de la iglesia en la fiebre de los diez días.] Un tono de sarcasmo entró en su voz mientras continuaba. [Nuestros Guardianes de Registros, los Marqueses Crom y Gardner, pueden decirnos si tienen la información para apoyar eso, pero sus señoríos se han enfermado y se rehúsan a dejar sus territorios, mientras el director de la corte de hechiceros se abstiene de persuadirlos en persona. Su Majestad, ¿podemos no invitar al Príncipe John a unirse? Tendría alguna idea de cómo están las cosas.]

 

[No tan pronto.] Mi padre respondió. [Me dijo que quería renunciar a su derecho al trono y vivir en paz. Esa fue su recompensa por convertirse en la figura de los conservadores y “limpiar” la capital. No regresará de buenas a primeras.]

 

Mi medio hermano John Wainwright había dejado la capital real a una finca en una de sus ciudades exteriores, donde pasó sus días en tranquilo retiro. Su defensor, el Director de la Corte de Hechiceros Gerhard Gardner, no lo detuvo.

 

[Aunque el problema inicial continua: carecemos de registros de la fiebre de los diez días.] La Duquesa Letty intervino, acariciando el cabello escarlata de Lia. [Se me dijo que agentes de la iglesia escaparon con muchos antiguos o prohibidos libros y documentos secretos luego que la ciudad cayera. Debemos buscar el Archivo Sellado que Crom y Gardner resguardan. Si la Iglesia del Espíritu Santo tienen que ver con esa plaga, no podemos permitirnos ser indecisos. Y no olviden el oráculo. Los derechos de los Guardianes del Registro pueden datar a la fundación del reino, pero un dragón ha hablado. Stella, Ellie y Allen deben entrar juntos.]

 

Un pesado silencio cayó. Los marqueses lideraron a esos rígidos aristócratas quienes habían superado los recientes acontecimientos y no se les daría la aprobación tan fácil. Ningún hombre bestia había puesto un pie en el Archivo Sellado.

 

No cambias, Allen. ¡Siempre terminas como el centro de los problemas!

 

Mi padre agitó su cabeza. [No puedo dar una respuesta a cómo están las cosas, pero les ordenaré a los marqueses y a Gerhard a asistir al consejo de la siguiente semana. Procedamos. Walter.]

 

[¡Mi señor!] El Duque Howard gritó y se paró, su rudo rostro exudaba vigor. Un mapa proyectado del norte del reino se dividió en regiones pintadas. Un azul oscuro parecía ocupar la mayoría del territorio norte. [Hemos concluido las negociaciones de paz preliminares con los Yustinianos. Nos pagarán sin reparos, pero cederán el control de la región Shiki. También han accedido a compartir lo que saben del apóstol Edith, que colaboró con su príncipe de la corona. La Princesa Imperial Yana Yustin llegará a la capital real la siguiente semana para una ceremonia formal de firma.]

 

Mi padre acaricio su barba y sonrió. [El viejo emperador está dando todo un show, ya veo.]

 

[Terminó décadas de guerra civil él solo y con el viejo Saxe de apoyo.] El profesor respondió. [Ningún príncipe que bailase en las manos de la iglesia podría esperar a superarlo.]

 

[Deje a mi hermano mejor en el norte en caso de emergencia.] El Duque Howard añadió. [Y dado los extraños desarrollos en la Republica Lalannoy, he asignado a cada Walker excepto a Graham al espionaje.]

¿Aún tenemos guerras viniendo en varios frentes y ahora necesitamos preocuparnos de Lalannoy? ¿La iglesia orquestó esto también?

 

Mientras meditaba, mi padre dio una tranquila asistencia.

 

[Entiendo.] Dijo. [Dejo todo el norte en tus manos, Walter.]

 

El Duque Howard enderezó su postura y se inclinó.

 

[La paz está regresando al sur también. Como lo reporté, ya hemos concluido un tratado de paz.] El padre de Lydia dijo, el Duque Liam. El mapa cambió para mostrar el sur del reino. [La alianza sufrió grandes bajas, no solo en sus batallas con nosotros, también en un ataque liderado por la iglesia en su capital. Asombrosas perdidas de vida y materiales los han dejado en mal estado para tener una guerra por los siguientes diez años. Sin embargo…] La Planicie Avasiek, una región de los principados del norte colindando el Ducado de Leinster, se pintaron de rojo. Un dominio al suroeste tomo un tono más oscuro. [Atlas, uno de los cinco principados del norte, ha dejado la alianza y convertido en nuestro estado vasallo. También reclamamos la Planicie Avasiek por medio de negociaciones de paz, dejando al Principado de Bazel a nuestro sureste una aislada proyección de nuestro territorio. Con el tiempo, la meteremos a la esfera influyente económica de nuestro reino.]

 

Estudiando el mapa, vi una línea férrea pasando desde el asiento del viceduque a la capital de Atlas. Alguien trabajó rápido. Le di una mirada a Lydia y noté una pizca de celos en su expresión.

 

[No tenemos nada más que temer de la alianza.] La Duquesa Letty dijo, haciendo a un lado su cabello verde. [Importa poco en la gran línea de problemas— aparte del santo santuario.]

 

[Abuela, por favor.] El Duque Lebufera retorció sus apuestos rasgos en una jeta, pero mi padre levantó una mano para silenciarlo.

 

La legendaria elfa dio sus gracias y continuó, sonriendo. [La gente de la alianza vio el desastre que los tontos de la iglesia trajeron a su ciudad. Vieron a una nueva leyenda evitando el desastre. Y vieron que el dragón de agua descendió a la tierra.]

 

Mi corazón latió más rápido. Una sonrisa entró en mis labios al recordar el gentil rostro del joven hombre con quien me había reunido en la ciudad del agua. Significaba mucho para mí y aun lo hacía… aunque no podía evitar sentir que trataba a Lydia con mucho cuidado.

[No deberían hablar de más.] La Duquesa Letty explicó con un guiño. [¿A alguno de ustedes les gustaría retar a alguien que conversó con un dragón y vivió para contarlo? No debieron tomar bien la idea o no se habrían ofrecido a ceder el santuario de su ciudad a Allen. Para él personalmente, claro. Iban en serio con sinceridad. Una enorme consagración daña a las personas— faltamente, en el peor de los casos. No es de extrañarse que llegaran a venerar a alguien que puede entrar y salir de la tierra sagrada a su gusto.]

 

Mi padre y los tres duques miraron al cielo en silencio. Aunque habían encontrado otro problemita con el que entretenerse.

 

Mientras, una sonrisa salió de los labios de Lydia y se movió levemente, sin duda recordando su cumpleaños. Se rehusaba a decirme lo que había pasado, pero de una u otra forma, se lo sacaría.

 

El profesor puso sus codos en la mesa. [Tanto como puedo entender de esos reportes.] Dije, luciendo algo malvado. [El nuevo gobierno de Atlas está saliendo a flote con un espléndido inicio a pesar de sus recientes hostilidades. Parece que Allen hizo buenas migas con Niche Nitti. El más joven— y único sobreviviente— hermano Atlas también tiene su aprobación como un “hombre en el que podamos confiar.”]

 

Una tormenta entró en mi interior.

 

No es justo. ¿Por qué no pone esa confianza en mí? Oh, ¿quién soy para reírme de Lydia ahora?

 

[¿A qué se refiere, Profesor?] El Duque Leinster preguntó, asombrado. [Lo haces sonar como si Allen hablase con Ray Atlas en persona.]

 

[¿Hm? Oh, él me dijo que fue a darle sus respetos a la tumba de Robson Atlas, quien cayó en el Fuerte de las Siete Torres.] El gran hechicero respondió. [No muchas personas pueden verlo cuando realmente quiere pasar inadvertido.]

 

Los tres duques suspiraron, mientras mi padre liberaba una admiración de “Oh-ho.” [Al menos debiste haberme invitado, Allen.] Gruñí con honestidad.

 

La Duquesa Letty se echó a carcajadas. [¡Vaya corazón que tiene! Sí, en efecto. Da su respeto a esos que lo ameritan, sea amigos o enemigos. Eso es a lo que llamo un hombre. Leo, realmente creo que sería una gran pareja para Effie o Noa.]

[Duquesa Letty, ruego que lo reconsidere.] El Duque Leinster rogó, luciendo algo dolido. [Podemos tener otra guerra si mi esposa y su madre lo descubren.]

 

Me hice una nota mental.

 

Ambos han se han unido a Allen que— ¿Por qué el maná de Lydia no ha cambiado?

 

Me giré a la dama de cabello escarlata. Ella agitó su mano izquierda como si dijera. [Presta atención.]

 

Sospechoso. ¡Muy sospechoso!

 

[También tenemos asuntos que reportar.] La Duquesa Letty apresuró, aligerando la atmósfera.

 

[¡Señoría!] El Duque Lebufera dijo, parándose de su asiento. El mapa mostraba el oeste del reino, donde por doscientos años nuestras armadas habían enfrentado a las fuerzas del Señor Oscuro a través del Río de Sangre. [En el curso de este disturbio, movimos a las tropas del Río de Sangre e informamos a los demonios en las lejanas orillas de nuestras razones para hacerlo. Siguiendo nuestro regreso, aprovechamos de las conexiones de Tijerina para dar nuestras gracias y…]

 

La Duquesa Letty vio la reunión. Centrando sus ojos en mi padre, anunció las inconcebibles noticias.

 

[Una respuesta vino personalmente del Señor Oscuro.]

 

Consternación se extendió por la cámara. Incluso el profesor se perdió en pensamientos.

 

La leyenda viviente sentó a Lia para no despertarla y se giró hacia una ventana. [El mensaje era simple.] Ella continuó sin ver atrás. [“Les felicito al cumplir con su juramento. En consecuencia, deseo hablar con la nueva Estrella Fugaz.” Ahora, ¿qué piensan de ello?]

 

Un silencio llegó. Personalmente, me sentí abrumada de dicha y reverencia. Allen necesitaba más reconocimiento— mucho, mucho más. Pero como la primera princesa de este reino, encontraba el dilema lejos de ser simple.

 

El profesor habló primero.

 

[Allen se distinguió por mucho en comparación a nuestras recientes dificultades. La influencia conservadora está mermándose. Aun así, no encontramos fácil conferirle un rango o estatus aún. En cuanto al por qué, dicho simple—]

 

[Se rehusaría a cualquier título.] El Duque Howard terminó, girando su rostro al cielo.

 

[El vocero de los hombres bestias es considerado un vizconde.] El maestro de Allen y Lydia, muy temido como el más malicioso hechicero del reino, explicó con calma. [Allen nunca aceptará la nobleza mientras el prejuicio permanezca tan fuerte en la capital real. Incluso el antiguo héroe quien mató a un endemoniado dragón no subió más allá de vizconde. Gardner y Grom señalarán ese punto. Saben cómo son. “No hay precedente.” ¿Y una audiencia con el Señor Oscuro? Fuera de cuestión.]

 

Suspiros de acuerdo dominaron el consejo.

 

Aunque Gardner y Crom solo eran marqueses, sus casas había ocupado una posición única desde la fundación de nuestro reino. Ni la familia real o los Cuatro Grandes Duques podrían forzarlos.

 

[Aunque no se le puede permitir estar con las manos vacías.] La Duquesa Letty dijo. [Claro que levantamientos nos han enseñado a temer a la “Santa” de la iglesia, como se hace llamar. El reino necesita a Allen.]

 

Es ahora o nunca, pensé, recordando la propuesta que el vicecomandante de la guarida real me traje hace unos días, durante una pausa a sus deberes.

 

[Padre, si puedo—]

 

[Consideraré el trato a Allen con gran cuidado, incluyendo el Archivo Sellado y el santuario.] Mi padre me previno. [Cheryl, gracias por unirte. Puedes retirarte con Lydia y Owain.]

Nunca tengo tiempo para nada, ¿cierto? cometí el mismo error cuando conocí a Allen.

 

Cuidadosa de esconder mi autoburla, dejé me asiento.

 

Mis compañeros contaban conmigo. No podía permitir que una mala jugada mía amenace el bien común que creamos en la ciudad del agua. Lydia no sospechaba nada.

 

Mientras la chica en cuestión tomaba a Lia en sus brazos, me fui a los pilares del reino. [Si me disculpan.] Dije. [Rezo que harán lo mejor por mi viejo amigo de la escuela.]

 

✽✽✽✽✽

 

Las pesadas puertas se cerraron. Su Alteza Real y Chiffon habían dejando la cámara, seguidas por Lydia abrigando a esa niña y finalmente Owain Albright.

 

El profesor se dirigió a mí inmediatamente.

 

[Debes ver tu rostro en un espejo, Liam. No te preocupes. Lia no es tu nieta.]

 

[Profesor.] Respondí. [Me gustaría que se uniera a una práctica con espadas. Ha pasado mucho tiempo.]

 

[Dejaré que Walter tenga ese honor. El comentario le pego más fuerte que a ti.]

 

[¿Comentario? No, no. Stella y Tina no están listos para…] Mi otro viejo amigo, el Duque Howard, el “Lobo del Norte,” seguía agitando su cabeza, luciendo más agitado de lo que yo me sentía. Pude haberme visto así hace unos años atrás.

 

[Dejen para luego. Tenemos asuntos de adultos que discutir.] La Duquesa Letty dijo desde su lugar cerca de la ventana, cerrando las cortinas. El cuarto se oscureció y palabras aparecieron ante nosotros.

 

Stella: Fuertes indicaciones de futuro despertar de maná. Si es cierto, será la primera candidata en in siglo.

Ellie: aptitud extremadamente alta para magia botánica. Un Walker y no a la vez.

 

Así que, esos eran los comentarios de la Flor de Sabia que habían ameritado una mención especial en los reportes. Había remarcado también en la hermana de Allen, pero supongo que la chica no nos daba más preocupaciones.

 

[Primero.] La leyenda elfica dijo. [O Abismo, ¿quién es el padre de Ellie? Chise sospechaba que desciende de los guardianes del Gran Árbol luego de instruirle y el Héroe la llamó la “hija más joven de los guardabosques.” Ahora tenemos el oráculo del dragón de flor. ¿Ese hombre en verdad era humano?]

 

El título “guardián del Gran Árbol” pertenecía al distante pasado. Ni siquiera mi casa preservaba un registro de sus orígenes.

 

La Duquesa Letty cerró sus ojos. [Oí que Remire y Millie Walker eran médicos que sucumbieron ante la fiebre de los diez días mientras trataban a sus pacientes. Aunque los reportes de Allen y la evaluación de Chise despejaron esa suposición. Si Ellie es como sospechamos, entonces tenemos que alarmarnos. Un guardián del Gran Árbol no muere fácilmente.]

 

Nos silenciamos y miramos a Leo, quien se sentaba con sus brazos cruzados. Asintió. Así que alguien probablemente alguien había asesinado a los Walkers. El Abismo, afamado por su imperturbable compostura, libero un leve gruñido.

 

Sabía que un urgente llamado a la capital no caería bien. Aunque, tan repentino…

 

[Y Stella representa más preocupaciones.] La Duquesa Letty continuó, girándose a Su Majestad con una mirada más dura de la que tenía frente a los niños. [Confío que todos nosotros entendamos el por qué.]

 

Miembros de la familia real, las Cuatro Grandes Casas Ducales y otros cuantos linajes notables heredaron secretos de estados al asumir sus títulos. Despertar de maná, el requerimiento para el manto de la Santa Cenicienta, estaba entre los más resguardados. Solo un puñado de personas en todo el reino conocían esas particularidades.

 

Su Majestad puso sus manos en la mesa. [Se refiere a…] Dijo sin dudar. [¿Que podríamos enfrentar un reprís de hace cien años? ¿Que la Santa Cenicienta podría convertirse en un ángel y finalmente un demonio?]

[No inmediato. Tenía cerca de veinte y creció según etapas. La condición de Stella aún no es urgente. A diferencia del pasado, el oráculo del dragón de flor llegó a tiempo. Y…] La voz de la Duquesa Letty tomó un tono diferente mientras hablaba. [Tenemos una nueva Estrella Fugaz. No debo permitir que la tragedia de hace un siglo ocurra. ¡Veré que el oráculo se complete incluso si debo intimidar a Crom y Gardner con una espada en mano!]

 

Silencio llenó el cuarto. Walter y Graham se veían más serios que el resto de nosotros. Pero también vi esperanza en sus rostros. [Quizás él pueda hacerlo.] Parecían decir. [¡Quizás Allen del clan lobo pueda!]

 

[Au así, señoría, tenemos el deber de prepararnos para lo peor.] El profesor dijo, con una leve sonrisa. [Me doy cuenta que el Cielo Escarlata dará problemas, pero ¿puedo proceder con el nombramiento de las otras damas que discutimos?]

 

[Puedes.] Su Majestad hizo proceder. Entonces frunció el ceño y me miró. [Pero ¿con qué pretexto? Lisa, puedo entenderlo, pero la otra apenas ha salido de la capital del viceducado desde su matrimonio. Considerando su reputación militar, cualquier movimiento que haga está predispuesto a tener ramificaciones.]

 

El profesor y Leo me miraron también. Incluso la Duquesa Letty y Walter se unieron.

 

Perdóname, Lucas.

 

[No necesitan preocuparse.] Dije, parándome, mi cabeza muy en alto. [Mi hermano parece haberse alocado un poco con su hija. Planeo aprovecharlo. Debería tener un pretexto para desplegar a la Orden Escarlata. Esperamos grandes resultados.]

 

✽✽✽✽✽

 

[¡Mm! ¡Se siente tan bien tener de vuelta esta ropa!] La maid de cabello escarlata dijo, dando piruetas en la oficina del presidente de Allen&Co. [¡Aunque claro, un uniforme de maid es insuperable! ¡Está de más decirlo! ¿No lo crees también, Miss Fosse?]

 

[¿Huh? Yo—]

 

Nuestra líder de lentes tembló mientras su interlocutor tomaba su pequeño cuerpo en un abrazo de oso, sobando mejilla contra mejilla. Atra las observaba con gran interés.

 

Lily había atado su cabello atrás con un listón negro y cambiado su vestido del día anterior por una chaqueta extranjera diseñada con flechas, una falda larga y botas de piel. Estaba de acuerdo que el conjunto le quedaba bien.

 

Había hablado como una apropiada noble al inicio. [Podemos estar en peligro en la residencia Leinster. Me gustaría discutir los temas en sus aposentos— mañana, si es posible. No te importa, ¿verdad?]

 

Tina, Lynne y Caren, quienes no serían capaces de unirse a nosotros en días laborales, habrían anulado esa idea. Y he estado tan ocupado como para perder tiempo, con explicar sobre la luna de miel a la capital oeste que había arreglado sorprender a Sui y Momiji, escoger regalos para que Konoha llevara de vuelta a Gil en la frontera este y así. Al final, habíamos adoptado la sugerencia de Ellie y Stella y accedido a reunirnos en la compañía. Había llevado a Atra para despedirme de los recién casados y Konoha en la Estación Central y regresado solo para encontrar a Lily haciendo el tono al momento que puse un pie en la oficina.

 

También me había prohibido compartir nuestra discusión con Lydia. Incluso Emma, Cindy y las otras maids Leinster en labor en el cuarto de la par no podrían saberlo de inmediato.

 

Me da escalofríos.

 

[¡Allen, ayúdameeeee!] La directora gritó, su blusa blanca y larga falda revolotea. Las chicas le habían advertido que “bajo ninguna circunstancia bajase su guardia.”

 

[Aw, vamos. ¿Qué mal te hace?] La maid sonrió, acariciando la suave mejilla de Felicia. [¡Boop!]

 

[¿Boop?] Atra repitió mientras la directora gruñía.

 

Cansado de las payasadas, firmé rápido y lancé el papel dentro de una caja. [Bien, Lily, suficiente.] Dije una vez que había sentado a Atra en la silla colocada al costado para su uso exclusivo. [Agradecería que no molestarás a nuestra preciada directora.]

 

[¿D-Dijo “preciada”?] El rostro de Felicia se relajó con una sonrisa. [¡Aaw! ¡No la estoy molestando!] La maid respondió, apretando a la flácida chica. [¡Solo pensé que me gustaría conocerla mejor!]

 

[Sí, sí.] Dije. [Puedes engañar a Felicia con tus tretas, pero Anna y Romy tienen la última palabra cuando se trata de uniforme de maids. No recomiendo intentar algún truco con ellas.]

 

Con un grito de asombro, Lily liberó a la chica de lentes y se tambaleó para colapsar en un sofá. Felicia gritó otra vez, pero había predicho que caería y lancé un hechizo de levitación a tiempo. Atra siguió a la flotante chica con sus ojos.

 

Lily rodó en el sofá y empezó a patalear. [Yo… debí haber sabido que no podría engañarte, Allen.] Se quejó. [Pasé dos meses enteros pensando en ese plan mientras estaba en casa hablando con mamá, bebiendo té, comiendo grandes dulces y jugando con mis hermanos y hermanas y se dio cuenta de todo. E-Espera, ¿puede ser amor ver—?]

 

[¿Y con qué quieres mi ayuda?] Intervine en seco. [¿Y por qué Lydia no lo puede descubrir?]

 

[No seas aguafiestas, Allen.] La maid hizo un puchero, abrazando un cojín con forma de ave. [No conseguirás novia siendo así.] PD: Stella casi es río desbordado cuando mira al Allen.

 

[Algunas veces, Lily, las palabras duelen y las tuyas van directo al corazón. También pierdes puntos al sonar un poco como Richard. Ahora, cuéntame toda la historia.] Firmé otro papel y ondeé mi mano izquierda.

 

Lily se paró, inflando sus mejillas como una niña y aun sostenía el cojín, luego escondió su boca. ¿Era yo o ella estaba de humor más alegre de cuando nos despedimos en la capital sur?

 

Una musical sonrisa se le escapó. [Bueno, verás…]

 

[No me digas que el viceduque tomo tu broma en serio sobre considerar pretendientes que puedan vencerme y ahora ha reunido a los más fuertes que pudo reunir.]

 

El tiempo se detuvo. El cuarto se silencio salvo por el tic-tac de mi reloj de bolsillo en el escritorio. Lily se rehusó a mirarme a los ojos mientras se recostaba coquetamente y liberaba una risa contenida.

 

Al final, me giré a la chica de lentes aún flotando por el aire. [Felicia, tu veredicto, por favor.]

 

[¡Solo di no!] La directora gritó, recuperando la consciencia. [¡¿Por qué se dejaría envolver en las peleas familiares del viceduque?! ¡Es ridículo! ¡Toda una pérdida de tiempo! ¡Y ya tiene mucho en su plato como para añadir más! Si colapsa por el cansancio, ¿quién—?]

 

[¡Oh, Miss Fosse!] Lily cantó, cabello escarlata revoloteando mientras atrapaba a Felicia en otro abrazo que hizo que la directora temblara. Para el momento que atrapé el cojín cayendo, se movieron a un rincón.

 

[¡¿Qué crees que estás haciendo?! ¡Yo… llamaré a Emma y Cindy!] Felicia respondió. ¿Podría asumir que tomara ese tono con alguien más que Stella, Caren o yo como señal de crecimiento?

 

Luego Lily susurró algo en su oído. “¿No ves un problema en la forma que están las cosas?” Y Felicia bajó su voz sin quejarse. No pude escuchar sus palabras, pero lucía sorprendida.

 

[¡Gatito!] La niña de cabello blanco jaló mi manga, demandando un cojín.

 

La mirada en los ojos de la maid se puso seria. “¿No quieres ayudar a Allen?”

 

Luego la chica de lentes pestañeó y me miró, agitada. ¿Qué acababa de oír?

 

Lily la acercó, susurrando. “No tienes oportunidad en batalla, pero aún quieres hacer algo por él— algo que ninguna otra chica que él conoce, puede. Y quieres ganar. Quieres ser la número uno. ¿No te sientes de la misma manera?”

 

“Bueno…”

 

 

Observé a Atra meterse en una pila de cojines mientras recogía los documentos que Lily había traído de Niche. Al parecer, recientemente habían aparecido entre los objetos de Robson Atlas. Uno era un viejo libro, Apócrifos de la Gran Luna. Su manchada cubierta tenía una complicada cresta.

 

¿Dónde he visto esta forma antes?

 

Mientras reflexionaba, revisé una hoja de papel que había estado metida entre las páginas del santo libro. Estaba en la mano de un hombre y sin cifrado. El título se leía, “Inducción Artificial sobre el Campo Santo.” Ambos parecían buenas lecturas.

 

La maid de cabello escarlata presionó su frente contra la frente de la chica de lentes y tomó sus manos. La última parecía muy conflictiva, pero la primera río. “Realmente eres encantadora, Miss Fosse. ¡No te preocupes! Quiero la misma cosa. Y le informé a Lady Lynne y sus amigas sobre el plan anoche.”

 

“Lily, no tengo idea.” Los indicios de lágrimas llenaron los ojos de Felicia.

 

Al final el par intercambio una empática mirada y juntaron sus puños.

 

No me gustan por dónde van los tiros.

 

La maid liberó a su cautiva chica de lentes. [¡Hemos sellado una alianza de sangre!] Declaró, levantó su cabeza en alto.

 

[¿Ruego su perdón?] Estupefacto, miré a la confiable directora.

 

Aclaró su garganta y dijo. [Allen, parece que Lily está en un verdadero apuro. No caería mal reunirse con el viceduque y oír la versión de Su Alteza.]

 

[¡¿F-Felicia?!] Balbuceé, agitado, y le di una mirada fría y dura a la triunfante maid.

 

¡¿C-Cómo se ganó a nuestra mejor negociante?!

 

[Ahora, ¿qué harás?] Lily preguntó, con una siniestra sonrisa. Sin más, tocó su clip floral y su dedo anular índice izquierdo. [Si me abandonas— digo, sé que no lo harías, pero…]

 

No parece que esté actuando. Quizás realmente está comprometida entre su casa y su trabajo, como pensé al inicio.

 

Agité mis brazos y suspiré. El anillo y brazalete en mi mano derecha exudaron luz. [Oh, bien.] Dije. [Pero solo me comprometo a escucharlo, ¿bien?]

 

Las nuevas aliadas de armas se vieron entre sí y se alegraron, uniendo manos mientras saltaban por la dicha. Su cabeza revoloteaba y los ojos de Atra también.

 

Exhalé.

 

[Tengo ganas de una taza de té.] Le dije a Lily. [¿Conoces de alguna maid que me haría uno bueno?]

 

✽✽✽✽✽

 

Al día siguiente me encontraba en la mansión del Viceduque Leinster. El salón, algo más simple que el del duque, combinaba fuerza viril con deslumbrante ostentación. Conmigo estaba Lily, la causa del problema, y Felicia, a quien las chicas habían designado para mantenerme especialmente vigilado una vez escucharlo lo que ocurría. Atra se había quedado con las maids. Gracias a Dios teníamos a Cindy con nosotros.

 

[Cálmate, Felicia.] Dije. [Sabes, creo que este té proviene de las ciudades libres. No puedo describir bien su aroma. Lily, ¿sabes de dónde tu familia lo compró?]

 

[Creo que de una de las grandes casas mercantes.] Vino la alegre respuesta. [¡Preguntaré la siguiente vez que tenga la oportunidad!]

 

[Lo apreciaría.]

 

[¡Ni lo menciones!] Lily respondió, dándole a su largo cabello escarlata un despreocupado jalón. Tenía su usual traje, evidentemente determinada a desafiar al viceduque.

Felicia tímidamente se estiró y jaló mi manga. [A-Allen.] Ella gruñó. [Yo… debo lucir tan fuera de lugar.]

 

¿Quién creería que esta temerosa voz le pertenecía a la chica que había manejado sola la logística de todo el frente sur? sabía que no tenía derecho a juzgar, pero realmente toma la humildad muy lejos.

 

[Para nada.] Respondí, agitando mi cabeza. [Pero… ¡Ya sé! Si te sientes nerviosa, imagina que estás aquí para cerrar un negocio con los Torettos.]

 

[¿Te refieres… a una negociación?] Felicia se veía confusa.

 

Miré a sus ojos— su tendencia de esconderse detrás de su fleco— y levanté mi dedo índice derecho. [Tu objetivo es detener el plan de casar a Lily. Y en cuanto a tu recompensa…] Le guiñé a la chica de cabello escarlata quien ya había terminado su postre y empezó con el mío. [¿Qué tal poner una maid altamente capaz a trabajar en la compañía por un tiempo? Por algo, necesita encargarse de mis postres.]

 

[¿Alguien pidió a una maid? ¡Te hornearé lo que sea que quieras una vez esto termine! ¡Incluso haré suficientes para Atra!] Lily intervino. Debió haber sacado lo que pudo de una joven Lydia de la misma manera.

 

Felicia se silencio por un momento y terminó su té. [Nada mal.] Dijo, bajando la copa pintada con pequeñas aves rojas y sonriendo como podría un mercante confiado de grandes hazañas.

 

[Lo sé, ¿bien?] Respondí.

 

[¡Grr! ¡Déjenme esos trabajos!] Lily añadió.

 

Mientras la tensión desvanecía, un sólido golpe vino de la puerta. Se abrió para recibir a un enorme hombre barbado y cabello rojo en uniforme militar. Felicia tembló y Lily puso una mirada de vacío emocional.

 

El hombre giró su mirada en la maid de cabello escarlata y murmuró. [Ese traje otra vez.] Levantando su enorme mano, añadió. [Perdónenme. Veo que los he hecho esperar. Oh, no se levanten.]

 

[Muchas gracias.] Felicia y yo respondimos— ella con un leve balbuceo— y le asentimos al hombre.

 

[Supongo que esta es nuestra primera reunión cara a cara.] El hombre dijo, tomando asiento frente a la mesa y cerrando sus brazos. [Lucas Leinster. Soy el viceduque.]

 

[Allen, a su servicio. Y ella es—]

 

[Miss Felicia Fosse, ¿asumo? Me pusiste a trabajar bastante en la reciente guerra. No pudimos haber retenido la formación tanto tiempo sin ti. Déjame aprovechar esta oportunidad para expresarte mi gratitud. Si te encuentras en necesidad, no dudes en llamarme. Te asistiré tanto como mi autoridad me lo permita.]

 

[Q-Qué honor.] Felicia respondió. Incluso un hombre educado la ponía nerviosa.

 

[Ahora, ¿qué les trae por aquí hoy?] Su Alteza preguntó, acariciando su roja barba y frunciendo sus ojos. [O así lo diría si mi hija mayor no estuviera aquí con ustedes en lugar del asiento familiar donde pertenece.] Le lanzó una dura mirada a Lily. Felicia solo tembló en silencio, pero su objetivo estaba feliz bebiendo su té. [Viendo que es ella, claro, asumo que has venido por un tema que tenía pensado abordar contigo en los próximos días.]

 

Así que las cosas ya habían llegado tan lejos. Resistiendo las ganas de sonreír, le lancé una fría mirada a Lily, quien se sienta a mi lado, pero sin resultado. Seguía devorándose su postre.

 

[Muy bien, odio ser abrupto.] Dije, sopesando un suspiro mental. [Pero ¿es cierto que tiene planeado casar a Lily?]

 

[Claro, aunque no planeaba que se saliera y huyera para unirse a ti aquí.] El corpulento hombre de cabello rojo respondió, masajeando su temple. Podía oír la angustia en su voz. [Mi hija tiene diecinueve. Creo que es hora que detenga su jueguito de maid y sea seria.]

 

“¿Jueguito de maid?” Lily murmuró— las primeras palabras que salieron de ella desde que el viceduque había entrado al cuarto.

 

Felicia también debió haberlo oído, porque apretó su agarre en mi manga y dijo. [C-Con todo el respeto…]

 

¿Jueguitos de maid?

 

No podía soportarlo sin decir nada. Las maids Leinster tienen responsabilidades más pesadas que cualquier otra casa y siempre están a la altura del desafío.

 

Su Alteza bajó su mano, avergonzado. [Creo que hable mal.] Dijo. [Naturalmente, no pienso tal cosa. Anna y el cuerpo de maids que organiza se han vuelto un activo indispensable para mi casa. Todos reconocemos sus contribuciones.]

 

Oyendo eso, Felicia reunió el coraje para dar su opinión. [E-Entonces, no parece apropiado describir a Lily sirviendo como maid de esa manera, e-especialmente cuando tiene una posición importante como la número tres.]

 

A mi pesar, me sentía superado por la emoción. ¡La tímida chica quien había caído en nuestra primera reunión estaba parándose frente a un viceduque!

 

Mientras me hacia ideas de planes para el futuro cercano, el noble en cuestión, cruzó sus brazos tanto como pudo. [Miss Fosse, Lily tiene el derecho a ser llamada “Alteza” en ocasiones públicas. Su habilidad también la califica para heredar el título de nuestra casa.]

 

Felicia se mordió el labio, enfrentada al discurso de un mundo que no conocía. Parecía que Lili tenía grandes esperanzas puestas en ella.

 

Su Alteza se levantó y miró por la ventana. [Cuando mi hija de pronto declaró su intención de convertirse en una maid, no podía entenderlo. No despreciaré ningún tipo de trabajo, pero Lily es una Leinster. ¡Tiene el deber de defender al reino y su gente! No puedo permitirle caprichos por siempre.]

 

“¿Sus “caprichos”?” Repetí, sintiendo algo fuera de lugar. La Duquesa Lisa Leinster y la Duquesa Emerita Lindsey Leinster que conocía no eran tan mente cerradas. En efecto, sospechaba que lo aprobarían.

 

Su Alteza vio fuera al paisaje urbano de invierno, luego giró su cabeza. [Quiero presentarles a alguien.] Dijo. [Entre.]

 

[¡Con su permiso, señor!] Una ruda respuesta vino mientras la puerta se abría y un apuesto aristócrata entraba, usando un traje rojo del estilo caballeresco. Una elegante espada larga colgaba de su cinturón.

 

[¡No lo creo! ¿Tú?] Lily exclamó en sorpresa.

 

[A-Allen.] Felicia dijo, jalando mi manga y luciendo como si quisiera esconderse detrás de mí.

 

Un hermoso tipo de una casa sureña, ¿equipado de pies a cabeza? Él puede ser…

 

[Conoce al nuevo pretendiente de Lily.] Su Alteza dijo, dándole al joven aristócrata una cariñosa palmada en el hombro. [Se impuso ante los otros candidatos— y fueron muchos—y se hizo de un nombre.]

 

Me levanté sin pensarlo y me giré a ver al hombre, quien nunca me había quitado los ojos.

 

[Tobias Evelyn.] Dijo, dándome un vistazo de la fuerza de acero detrás de sus gentiles modales. [Tengo un condado, aunque apenas puedo clamar merecerlo.]

 

[Allen, a su servicio. Es un honor conocer al valiente líder de la Orden Escarlata.] Extendí mi mano y el conde la apretó en un fuerte agarre.

 

[El honor es mío.] Sonrió. [He querido conocerlo, Cerebro de la Dama de la Espada, la Estrella Fugaz, Emisario del Dragón de Agua.]

 

[N-No lo digas…] Murmuré, más lento de lo que quería. Dudaba que pudiera poner mis sentimientos en palabras.

¡Bam!

 

Lily golpeó la mesa sin aviso. Luego caminó a mi par, dejando a una confusa y alarmada Felicia.

 

[¡Padre, no tengo intención de volver a casa!] Respondió en un tono más duro de lo que solía oír de ella. [¡Y no me casaré con Lord Evelyn! ¡Soy una maid!]

 

[He tenido suficiente de charlitas.] Su Alteza gritó. [Me dijiste que te trajera a un hombre que pueda superar a Allen. Bueno, he traído a Tobias. ¡Ahora, mantén tu palabra! Aunque odio imponérselo a Allen, insisto que pueda aceptar el desafío. ¡Un duelo, hombre a hombre! ¡Si no puedes aceptarlo, entonces deja el cuerpo de maids y ven a casa!]

 

Lily apretó sus dientes, bajó sus hombros, cerró sus ojos y he inhalo con fuerza. [Oh, muy bien.] Dijo, envolviéndose en mi brazo izquierdo. [Dales gusto, ¿Allen?]

 

[Lily…] Quería quejarme, pero no podía negarme de cara a tal brillante sonrisa.

 

Desde su perspectiva, debe ser un desastre. Pero por alguna razón, no parece deprimida por ello. De hecho, casi parece que recibió lo que quería.  No, no lo estoy entendiendo del todo. El pánico de Felicia es real, por algo.

 

Decidí dirigirme al joven noble que se había unido a este pleito. [Lord Evelyn—]

 

[Tobias, por favor.] Interrumpió. [Espero que me permitas llamarte también “Allen.”]

 

Su amigable trato me tomó con la guardia baja. Nunca antes había conocido a un conde. Incluso si me conocía por mi reputación, difícilmente explicaría tal rabia.

 

[Gracias.] Dije, agitando mis dudas. [Tobias, no tengo deseos de competir con usted. Un humilde tutor privado no tiene vela mediando en las peleas familiares de un viceduque.]

 

[¡¿Qué?! ¡¿No te importa perderme, Allen?!] Lily intervino, agitándome con fuerza— lo cual me hizo darme cuenta de las tremendas oppais que me están tocando.

 

Su Alteza gritó y aclaró su garganta, mientras el conde fruncía sus ojos.

 

[Allen, no olvides que vinimos aquí a platicar.] Felicia añadió, lo cual pensaba.

 

[Pero me gustaría preguntarte una cosa.] Dije, deteniendo a la maid de cabello escarlata con una mirada.

 

[¿Y qué sería?] Preguntó el conde con espíritu de lucha en sus dorados ojos. No podía permitir que las apariencias me ganaran— no cualquier guapito podría liderar la mejor fuerza de lucha elite en el sur. Solo necesitaba una respuesta de él, pero esa respuesta lo cambiaría todo.

 

Hice mi pregunta:

 

[Supón que se une a la casa del viceduque, pero Lady Lily insiste en que quiere continuar trabajando como una mad. ¿Cómo respondería?]

 

Sentí a Lily ponerse rígida levemente y tomé mi manga con ambas manos.

 

[¿Necesitas preguntar, Allen?] Uno de los mejores comandantes en el sur respondería sin dudar. [¡Le diría que a cocinar! ¿No así se educan?] NT: no lo dijo así, pero lo adapté a lo machista, como todo un buen hombre. XD.

 

Oh bueno. Supongo que no tengo elección.

 

Claro, la había visto. En una colina con vistas a la capital sur, había visto a una chica que me prometió mostrarle la ciudad en lugar de perdernos mientras decía. [¡Sabes, nunca se lo he ducho a nadie antes, pero seré una maid!]

 

[Entiendo.] Dije a secas. [Acepto el duelo.]

 

[¿Oh?] El viceduque murmuró.

 

[¡No lo querría de otra forma!] Declaró el conde.

[Allen.] Lily susurró felizmente, aunque su buen sentido innato tenía un toque de intranquilidad.

 

Le mostré el brazalete en mi muñeca derecha y di mis términos. [Si gano, dale a Lily otra oportunidad de manifestar su caso— frente a toda la familia esta vez. Felicia, ¿tienes algo que añadir?]

 

La directora había estado observando en silencio. Luego de una breve reflexión, dijo. [Como precedente, me gustaría hacerle una petición a Su Alteza.]

 

Lo que siguió me quito la respiración.

 

✽✽✽✽✽

 

[Supongo que debería funcionar.] Pensé, mirándome en un espejo largo. No podía evitar sentirme intranquilo en un traje tan diferente de mi usual ropa. Aunque, no podía evitar usarlo— no luego que Anna hubiera pasado por el problema de entregarlo en mis aposentos.

 

Podía oír a las personas animarse desde la ventana del segundo nivel. Barreras militares ya se cercaron una gran área en el jardín interior del viceduque, donde el duelo de hoy estaba por tomar lugar. Miembros de las casas ducales se veían encantados con el espectáculo— incluyendo a la Duquesa Letty, la espectadora.

 

Usa esto para tu duelo de hoy.

 

Yana Yustin llegó a la ciudad ayer. El plan es tener unas pláticas privadas antes de la ceremonia de firma.

 

“¿Vas a luchar contra Tobias Evelyn? No exageres. ¡Si pierdes la pelea, huiremos a otro país!”

 

Mi señora estaba de un pésimo humor.

 

Ellie asomó su cabeza por la puerta, los listones blancos en su rubio cabello ondeaban. En lugar de su uniforme de maid, tenía un atuendo similar al de Lily como el que sus compañeras habían usado en la ciudad del agua. Pensé que los suaves tonos verdes le quedaban perfecto. Lily parecía determinada a hacer este conjunto un atuendo apropiado de maid como si fuera la última cosa que hiciera.

 

[A-Allen, ¿está list—?]

 

[Acabo de terminar.] Respondí. [No estoy acostumbrado a esta ropa, así que me tomé más tiempo del— ¿Ellie?]

 

La chica se había congelado en seco. Recogí la Silver Bloom de donde la dejé y me acerqué.

 

[Ellie, ¿ocurre algo?] Pregunté, mirando su rostro.

 

La angelical maid se despertó. De hecho, literalmente saltó. [¡N-No!] Respondió, mirándome con sus manos en sus mejillas. [S-Solo, se ve tan, er, deslumbrante. Casi como Ms Lydia cuando está vestida para una pelea de espadas.]

 

Rasqué mi mejilla. Lydia había preparado un traje de espadachín para mí en secreto. Citando a Anna: “¡Los trajes a juego de las damiselas la hicieron sentir celosa!” Supongo que el conjunto negro, blanco y rojo podrían asemejarse a su usual atuendo.

 

[Me siento más cohibido que de costumbre.] Admití. [Aunque luces adorable.]

 

[Lily ha hecho mucho por mí y Felicia igual. ¡Estaba tan celosa de Lady Tina y Lady Lynne, así que me alegra tener el mío! Es mucho más fácil de moverse de lo que pensé.] La joven maid dio una vuelta. Sus botas de cuero golpearon el suelo con determinación. El aire llenó su larga falda, la cual había sostenido con una tímida sonrisa. [¡Qué maravilloso día! ¡Conseguí un nuevo atuendo y la primera mirada al suyo también!]

 

Retrocedí y cubrí mis ojos, golpeado por su corazón puro. No había cambiado nadad dese el día que nos conocimos.

 

Debo proteger esa sonrisa. ¡Incluso si los otros se van, no la perderé!

 

[¿Allen? ¿Ocurre algo?] El ángel preguntó, pestañeando en sorpresa mientras recuperaba mi resolución.

 

[Ellie.] Dije. [Por favor, cuida tu corazón puro, incluso si eres la única. Acabaré con cualquiera o lo que sea que se requiera para ayudarte a hacerlo.]

 

[Um… sensei.]

 

Tan pronto entramos al jardín que Tina y Lynne nos vieron desde los asientos colocados para los invitados de gran estatus. Ellie debió haber venido a buscarme porque los vestidos de sus amigas— azul y rojo pálido, respectivamente— no les dejaba correr.

 

[¡Allen! Por aqu—]

 

[Nii-sama, ven—]

 

Ambas nobles se silenciaron en seco.

 

¿Huh?

 

Miré a Caren y Stella, quienes se sentaban a la par de las chicas en vestidos de corte más maduro. Mi hermana se congeló, su cola y orejas se erizaron. La futura Duquesa Howard cubrió su boca y bajó sus ojos. En cuanto a Felicia, parecía haber tomado el control de la fuerza distribuyendo las bebidas y los aperitivos.

 

Los otros espectadores, miembros de las casas sureñas estacionadas en la capital real, me miraron con intenso interés. La elite de la Orden Escarlata apreció para manejar la seguridad. Qué gran espectáculo.

 

Mágicamente, elaborados muros de piedra y docenas de barreras encerraron el jardín en todos los lados. Sillas y pequeñas mesas circularon la arena, intercalados con calentadores empleando piedras mágicas de fuego. Entre eso y las barreras, no sentía nada de frío.

 

Aunque, ¿por qué Felicia le pidió al Viceduque Lucas invitar a todas las casas sureñas como testigos? No puedo llamarle un mal movimiento ya que detendrá a cualquiera de descartar el resultado, pero…

 

Crucé el jardín con Ellie y me detuvo ante los asientos de honor. [Saben.] Dije. [Esa reacción apesta. Quizás deba cambiarme a mi ropa normal luego de—]

 

[¡No!] Tina, Lynne, Caren y Ellie gritaron en conjunto. Stella se sonrojó.

 

[¡Luce increíble! Pero…] Tina apretó sus puños y mordió su labio en frustración. [¡Oh, ¿Por qué Roland no pudo cambiar sus planes?! ¡No llegará aquí hasta mañana, pero puedo haberle vestido como un espadachín Howard!]

 

[¡Espera, Nii-sama! Necesito tomarte una foto para Nee-sama.] Su compañera de cabello rojo demandó, orbe en mano, perturbando mi simpatía por el trabajo del mayordomo Howard. Viendo detrás de los asientos, miré a Cindy acariciando a Atra. Así que, había conseguido más dispositivos de grabación.

 

Con la pequeña esperanza de éxito, dije. [En serio, Lynne, ¿n-no crees—?]

 

Caren se levantó de su asiento y tomó mi brazo izquierdo, como si fuera lo más normal. [Cuál sea tu razón, Allen, accediste al duelo, y ahora estás vestido para ello. No puedes retractarte ahora, así que deja tus putadas y enfrenta los hechos. Lynne, hazme una, si puedes.]

 

[Claro. Tomate una conmigo luego.]

 

[¡¿Qué?!] Tina gritó.

 

[Oh, y-yo también.] Añadió la nerviosa Ellie.

 

Antes de saberlo, me encontraba en medio de una conmoción. En lo alto del estrado, el Viceduque Lucas Leinster se veía rígido, mientras la Duquesa Letty carcajeaba. Solo una persona en el jardín permanecía calmada— el caballero de uniforme rojo parado en su centro.

 

[¿Les dirías algo, Stella?] Apelé a la única hija de duque que aun tenía que romper su silencio. [Las personas están observando, y— ¿Stella?]

 

La mente de nuestra santa parecía estar en las nubes. Solo cuando ondeé una frente a su rostro fue que finalmente salió de su trance.

 

[¡P-Perdón!] Con una sonrojada mirada, añadió. [Se maravilloso. Como un príncipe de cuento de hadas.]

 

Resistí mis ganas de enterrar mi cabeza en sus oppais. [Prefiero a los magos. ¿Te prenden más un príncipe, Stella?] Respondí con dificultad, mirando a las chicas con sus usuales payasadas hasta mi hermana, quien se veía calmada y todo normal, pero.

 

[No, encuentro a los magos más— Ah.] La noble se puso roja como manzana bajo las miradas de las chicas y Caren. Luces llenaban el aire.

 

Una siniestra risa llegó a mis oídos. Momentos después, Lily aterrizó en el centro de la arena improvisada, mechones rojos y listón negro revoloteando. Naturalmente, usaba su usual atuendo.

 

[¡L-Lily! ¡No sé si saltar desde el tercer piso es una buena idea!] Sida Stinton, una maid Leinster en entrenamiento asignada a Allen&Co. en la capital real, dijo desde adentro.

 

Lily ni le prestó atención.

 

[¡Mis ojos no me engañaban!] Ella gritó, deslumbrando la flor en su cabello y el brazalete en su muñeca en victoria. [¡Sabía que te verías bien como un mago espadachín! Ese consejo que le di a Lydia dio sus—]

 

[Cindy, por favor, cuida a Atra por mí.] Dije.

 

[¡No le defraudaré!] La maid de cabello lechoso respondió desde atrás de las chicas. [Vamos, Miss Atra. ¡Hora de un abrazo!]

 

[¡Abrazo!]

Con la niña en sus confiables manos, finalmente empecé a ir al centro del jardín.

 

[¡Humph! Bien. Ya lo veo. Soy la número tres y no puedo recibir un uniforme de maid, así que claro, escogiste un momento como este para cogerla contra mí. guiño guiño.] Lily intervino, agachándose y garabateando en el suelo como en muestra de rechazo, aunque seguía lanzándome miradas burlonas hacia mí.

 

[Tina también lo intentó.] Señalé, exasperado. [¿Imitar a Cheryl está de moda?]

 

Ambas nobles respondieron como una. [¡Nos lo enseñó en la ciudad del agua!]

 

[¡Su Alteza Real dijo que te hace ceder siempre!]

 

Lydia y yo necesitaremos hablar con ella luego.

 

Le di a mi varita una vuelta y golpeó de lleno en el suelo. Tina, Lynne y Ellie prestaron atención.

 

[¡Allen!]

 

[¡Nii-sama!]

 

[¡Sensei!]

 

[¡No se deje vencer!] Terminaron en conjunto.

 

[Daré lo mejor] Dije. [Caren, ¿puedo contar contigo?]

 

[Yo me encargo.] Mi hermana respondió. [Contendré a Tina y Stella y me asegurare que no interrumpan el duelo.]

 

La hermana Howard se molestó, visiblemente agitada. [¡¿C-Caren?!]

[Yo… nunca.]

 

Sonreí a sus alegres expresiones.

 

Finalmente, encontré la mirada de Lily y levanté el brazalete en mi muñeca derecha.

 

La maid mostró el brazalete en su izquierda y dio una cortés reverencia. La chica con quien había compartido ese día de gran aventura tenía un sueño y yo daría lo mejor para mantenerlo vivo.

 

Avancé al centro del campo de duelo e incliné ante el conde quien había mostrado tal paciencia al esperarme, su magnífica espada larga se enterraba en el suelo. Había mantenido todo lo que usaba en rojo, todo hasta el último detalle.

 

[Perdóname por hacer esperar, Tobias.] Dije. [Siento que las cosas llegaran a este punto.]

 

[No necesitas disculparte, Allen.] Respondió. [Me mantuve en un estándar caballeresco. No puedo dejar que estas pequeñeces me depriman. Además, todos están esperándote.]

 

Una ovación salió por las palabras del conde. Los aristócratas sureños amaban cualquier excusa para una fiesta.

 

Sin sonido, una belleza elfa aterrizó en la arena, desarmada. [Aplaudo tu resolución. O hijo de Evelyn.] Ella dijo. [Te mereces liderar la Orden Escarlata, la punta de lanza de la espada de los Leinster.]

 

[Me hace el honor, Vendaval Esmeralda.] El conde respondió.

 

[Duquesa Letty…] Murmuré, lanzando una mirada reprobatoria a la antigua duquesa quien debía haber estado asistiendo a reuniones en el palacio.

 

[He tenido suficiente de aburridos consejos.] Dijo francamente con un movimiento de su mano. [Tus acciones aquí parecen mucho más— ¡Ahem! El futuro de la Casa Viceducal de Leinster es un asunto de suma importancia. ¿Seguro que demanda un testigo de igual altura? Empecemos.]

Me habría gustado decir más, pero difícilmente podría poner en tela de juicio a una leyenda viviente. Resignándome, me alejé de Tobias. Cuando me giré a enfrentarlo otra vez, sacó su espada del suelo y la preparó.

 

La Duquesa Letty superviso todo el jardín. [Silencio.]

 

Esa palabra de ella silenció a los ruidosos nobles, caballeros y otros asistentes. Una veterana de la Guerra del Señor Oscuro ordenaba que el orden no se perturbara.

 

[Por la presente, declaro un duelo entre Tobias Evelyn el Caballero Rojo y Allen la Estrella Fugaz. Pero no será con cuchillos a muerte. No toleraré la muerte en el campo de batalla. Confío que no te opones, ¿Lucas?]

 

[Naturalmente no.] El viceduque respondió.

 

[Bien. Ahora…] los gritos de los espectadores desaparecieron en la distancia. Alguien había reforzado las barreras. La Duquesa Letty levantó su mano izquierda en alto y la bajo. [¡Empiecen!]

 

La leyenda se desvaneció, devorada por un círculo mágico— teletransportación a corta distancia.

 

[¡Permíteme dar el primer golpe!] Tobias gritó mientras admiraba el hechizo. El caballero corrió hacia mí, cada músculo en su cuerpo mágicamente se fortaleció varias veces más.

 

¡Un corte sin piedad se dirigía a mi cuello!

 

Esquivé, saltando atrás y arqué mi cuerpo bajo el cuerpo. De inmediato siguió con un segundo golpe, tercero y cuarto. Maravillado mientras cada corte que evadía rozaba el suelo. No esperaría menos del joven comandante de la Orden Escarlata. Se movió a pesar de su pesada armadura.

 

Evité un golpe de la larga espada de Tobias. [¡Impresionante!] Gritó, con sus dientes caninos al descubierto. Su bello rostro traicionaba la dicha de la batalla.

 

[Tobias.] Dije. [No parece que te estuvieras conteniendo esa vez.]

 

El Caballero rojo poseía considerables reservas de maná y una potente barrera. Aunque sus técnicas y esgrima carecían de propiedades elementales, había pulido ambas al milímetro. Si cerraba la distancia y forzaba una decisiva y rápida confrontación, ni siquiera las chicas tendrían una oportunidad contra él.

 

Tobias incrustó su espada en el suelo. [¡Mis disculpas, pero no puedo permitirme ir suave con un hechicero que hace lucir el esquivar mis ataques fácil!]

 

La arena se agitó con violencia y cortes de maná volaron a mí desde el suelo debajo mis pies. Rechacé el ataque con mi varita y ataque de vuelta con un hechizo mío. Su maná me decía dónde golpearía luego.

 

Varias docenas de explosiones brillantes rodearon a Tobias, acorralándolo.

 

[Hechizos como ese no—]

 

El caballero gruñó y se retiró al último momento. Más que recibir mis disparos de frente con su espada, se giró y dispersó el único golpe directo con su barrera. El resto estalló contra el suelo, congelándolo donde impactaron.

 

Viendo alrededor, no vi ningún rasguño en las barreras de la arena, dejando solo muros de piedra. Marcas de cortes en el suelo eran el único daño.

 

[Así que te diste cuenta.] Dije. [Incluso Lydia cayó en el camuflaje de elementales la primera vez que los vio.]

 

[Allen.] El Caballero Rojo respondió, bajando su postura. [¡La frase “excedes las expectativas” estaba hecha para hombres como tú!]

 

Sus pies golpearon el suelo antes de despegar como una bala, lanzándose a mí con un ataque rápido desde abajo.

 

¡Está llamando al viento para ayudarlo! Debió haberse contenido durante su primer ataque para forzarme a cometer un error.

 

Mientras admiraba la maravillosa ofensiva del caballero, encontré tiempo para activar el hechizo experimental que había mantenido en secreto: Ice Mirror Shower. Una nube de congeladas motas alentó la velocidad del ataque lo suficiente para que lo bloquee con mi varita.

 

[¡Cerebro de la Dama de la Espada!] Tobias gritó. [¡He estado escuchando historias del hechicero que Lady Lydia conoció en la Academia Real desde que te llevo a casa para las vacaciones de verano!]

 

Gruñí mientras un remolino de viento se formaba alrededor de la espada del caballero. Añadido a su propia fuerza y fortalecimiento mágico, hizo a un lado mi varita. Conocía el agudo filo de Lydia, la elegancia de Stella y la solidez de Lily, pero esta esgrima nacida en la experiencia de batalla era diferente a cualquiera con la que hubiera entrenado.

 

Activé el hechizo elemental Divine Ice Vines directamente debajo de la espada viniente. Consiguiendo enredarla por un momento, lancé mi arma, impulsándome hacia atrás.

 

Tobias se cambió a un agarre doblo, cortó mis enredaderas y lanzó un feroz ataque. Se rehusaba a dejarme ganar distancia— prueba de su experiencia combatiendo hechiceros. Conjuré una espada de luz en mi varita y bloqueé su larga espada.

 

[Desde entonces…] Continuó. [¡No ha pasado día en mi casa sin rumores sobre ti! ¡Aún no sé si creer que ahuyentaste a un dragón negro, mataste un demonio y luchaste contra un vampiro de sangre pura y un monstro milenario! ¡Parece como salido de un mito!]

 

Chispas volaban mientras me hacia atrás, tomando la ofensiva, pero el Caballero Rojo bloqueaba cada golpe. Imbuí mi pie con viento, saltando para dejarlo atrás. Pero mientras ganaba movilidad, Tobias hizo lo mismo. Un corte que había fallado en verlo venir cortó unos cuantos cabellos de mi flequillo.

 

[¡Luego vino esta última guerra y la lluvia de honores que te ganaste! Seré franco: ¡siento más que maldita envidia! ¡¿Qué caballero podría soportar ver a un hombre cualquiera eclipsar su valor, y peor aún diez años o más menor que tú?!]

 

[¿Aceptaste este duelo porque…?] Jadeé, golpeándolo con Divine Light Shots a quemarropa y luchando por un poco de espacio para respirar. No le dejaría la ventaja a Tobias en artes marciales, pero su esgrima me superaba por mucho.

 

[¡Claro!] El conde gritó, luciendo galante mientras daba un gran movimiento. [¡¿Cuándo conseguiré otra oportunidad para medirme contra una leyenda en proceso, la “nueva Estrella Fugaz”?! ¡Así que usé la propuesta de matrimonio para exigirlo! Oh, pero no me malentiendas.] Para mi sorpresa, el confiado caballero se puso tímido y rascó la punta de su nariz. [Y-Yo de verdad me preocupo por Lady Lily. ¡Lo juro por mi espada!]

 

Para bien o mal, el Caballero Rojo tenía su corazón latiendo. [¡Allen!] La maid de cabello escarlata gritó, tan fuerte que perforó las barreras. [¡Intenta un ataque psicológico! Di, “odio tener que romperlo, pero ella tiene un compromiso—”]

 

Por cómo suena, las chicas habían cerrado su boca antes que pudiera terminar— aunque no tan rápido como me hubiera gustado. Girándome atrás hacia Tobias, encontré los ojos del noble arder con celos.

 

[Así que ves…] Dijo, levantando su espada. [¡También tengo una espinita que sacarme! ¡No me contendré nada!]

 

Un templo agitó la arena. Dónde sea que mirase, pilares de maná se levantaron de las marcas de sus cortes, cada uno tomando la forma de una espada larga. Eran seis en total.

 

[¿Creíste que estaba atacando sin un plan?] Tobias preguntó mientras su espada empezaba a brillar. [Prueba un arte perdido que mi abuelo revivió: ¡Siete Cortes!]

 

La luz de las seis espadas de maná y la espada en las manos del caballero estaban convergiendo. Pasa que miré a la diminuta Sida Stinton entre sus maids senpais, usando un desconocido escudo. En mi mente, algo tuvo sentido.

 

¡Claro! ¡No es sorpresa que reconociera el diseño en ese libro! ¡Se parece al distorsionado patrón que encontré en el mapa de víctimas de la fiebre de los diez días! ¿Significa que la Iglesia del Espíritu Santo y el culto de la Gran Luna comparten conexiones?

 

Mientras el potente maná de Tobias golpeaba mi cuerpo, los engranajes en mi cabeza giraron más rápido.

[Sentar las bases sin que el oponente lo sepa solo para concentra todo el poder en un solo lugar.] Murmuró. [¿El Óctuple Sello Divino de los apóstoles y la fiebre de los diez días siguen el mismo principio básico? Pusieron las piezas una a una, hasta que finalmente…]

 

De una vez, los cabos se conectaron para revelar una imagen oculta.

 

Necesito entrar al Archivo Sellado. Por Stella, pero más que todo por Ellie.

 

[¡Prepárate, Allen!] Tobias gritó. [Trata de recibirlo de frente y no garantizo tu super—]

 

Le di a la Silver Bloom un amplio y gran giro. Al brazalete en mi muñeca derecha brilló y flores de fuego volaron por toda la arena.

 

[¡¿Qué?! ¡¿Flores?! Pero ese es de Lady Lily—]

 

Las flores de fuego recorrieron la espada para atacar y la fórmula de autodestrucción que había lanzado con ellos tomó efecto. El hechizo de fórmula se desprendió de la espada mientras sucumbía.

 

Tobias tembló, estupefacto. Había infundido su técnica con una increíble cantidad de maná, pero había pasado varios años actualizando la fórmula básica fundamental de los hechizos Leinster y las casas del sur. Sin encriptado a interferir, pude contraatacar con un derivado de mi propia autoría— incluso si nunca había visto uno antes.

 

[Gracias, Tobias.] Dije con sentimiento, levantando mi mano derecha en lo alto mientras el caballero jadeaba, con los ojos abiertos. [Me ayudaste a poner mis pensamientos en orden. Considera esto una muestra de gratitud.]

 

Flores de fuego se desbordaron de seis direcciones, juntándose alrededor del Silver Bloom. El Caballero Rojo levantó su espada, pero pronto la bajo otra vez.

 

[Hermoso.] Murmuró.

 

[Me gustaría llamarle “Siete Espadas Florales Ardientes” en honor a tu técnica. ¡Prepárate!]

 

Bajé mi mano derecha, instantáneamente engullendo al noble. Tobias surcó en lo alto del cielo, sus defensas mágicas eran un desastre.

 

Con un chasquido de mis dedos, deshice mi hechizo y lancé levitación en el Caballero Rojo. Llego a caer en el suelo, desgastado, pero sin mucho sangrar.

 

[¡Alto!] La Duquesa Letty gritó. Tan pronto había reaparecido fue que las barreras se debilitaron y el ruido de la multitud regresó. Un par de griffins militares volaron arriba con una apariencia de disfrute.

 

Pero antes que pudiera dar instrucciones, magia de curación envolvió a Tobias. Reconocí el trabajo de Stella.

 

[¿Hm? ¿Q-Qué he…?]

 

Oyendo al caballero recuperar consciencia, la leyenda viviente anunció su veredicto. [¡Este duelo termina con la victoria de Allen!]

 

Por un momento, silencio siguió. Entonces una explosión de aplausos llenó el aire.

 

Bueno, al menos eso—

 

[¡Aún no!] Una profunda voz estalló antes que pudiera suspirar de alivio. Una enorme fireball estalló en el suelo, creando un campo de fuego. [¿Su Alteza?] Pregunté, asombrado, mientras contenía el fuego de extenderse.

 

Entre las llamas se paraba un hombre de gran cuerpo, cabello rojo y barbado: el Viceduqe Lucas Leinster, en persona. No había sacado su espada, pero golpeó sus puños y gritó. [¡Aún no! ¡Yo… aún no daré la mano de Lily en matrimonio! ¡Me rehúso!]

 

Luego de una larga pausa, lo mejor que pude hacer fue un asombrado “Perdón” y “¿Oh-ho?” murmurado de la Duquesa Letty con inconfundible asombro.

 

¿No era esto sobre si él acepta a Lily como maid?

 

[¿Quizás Su Alteza se ha aferrado a una falsa suposición?] Tobias sugirió, levantándose. [Nuestro viceduque es un padre mimador.]

 

[Ya veo.] Dije lentamente. [Duquesa Letty—]

 

[No te apures, Allen.] La leyenda viviente interrumpió antes que pudiera dejarle el resto.

 

Dos maids entraron a la arena, puestas a defenderme. Tina, Lynne, Stella y Caren hicieron gestos en frustración— sus vestidos evidentemente causaban retrasos.

 

[¡Es suficiente!] Ellie dijo.

 

[Desearía que de una vez por todas me dejaras ir.] Lily añadió.

 

El ruido de la multitud continuó creciendo. ¿Y estaba imaginándome cosas o había más de ellos señalando de aquí a allá? Me giré a la Duquesa Letty y vi inconfundible deleite en su rostro.

 

El viceduque dudó, pero su espíritu guerrero aún ardía. [D-Digan lo que quieran, me rehúso a retirarme un—]

 

[¡Dios mío! ¡Lucas, cariño, no digas eso! ¡No puedes retractarte!]

 

Una amigable y serena voz llenó el aire. Los colores se le fueron al rostro de Su Alteza y empezó a temblar como una hoja.

 

Parece que la maid que se unió a mí en mi viaje a Atlas.

 

Miré detrás de mí. Se paraba una brillante mujer sonriente con cabello de escarlata pálido lo suficiente largo para esconder sus orejas. Usaba un vestido levemente más oscuro y resaltaba un magnífico pecho a pesar de su baja estatura.

 

¡Lo sabía! ¡La maid que no me dijo su nombre! Pero espera, ¿no se dirigió al viceduque de forma tan casual?

Mientras Ellie y to tratábamos de darle sentido a la situación, Tobias se quitó el polvo y saludó a la mujer. Mientras, Su Alteza y Lily temblaron en conjunto.

 

[¡¿F-Fiane?! ¡¿Q-Qué estás haciendo en la capital—?! ¡No! ¡N-No es lo que parece!]

 

[¡¿M-Madre?! ¡Nunca me dijiste que vendrías a la ciudad!]

 

¡¿Madre?!

 

Antes que pudiera procesar el significado de la palabra, ascuas llenaron el aire.

 

Yo… reconozco este maná.

 

Una belleza de trenzas escarlatas— la Duquesa Lisa Leinster, la Dama Ensangrentada— apareció entre las llamas. Usaba un magnífico vestido, corte como el de Fiane, pero en un brillante carmesí. Anna y su segunda al mando Romy siguieron su paso.

 

[Asumo que quieres pelear.] Lisa le sonrió al rostro pálido del viceduque. [Bueno, Lucas, estaremos felices de darte pelea.]

 

✽✽✽✽✽

 

[Viene tarde. Fácilmente debió haber estado aquí ya. Y sin señales del profesor y Anko. ¡Oh Dios! ¡Cheryl, ¿has sabido salgo?!] Mi mejor amiga se molestó, entrando al cuarto. La Dama de la Espada había usado un vestido escarlata para recibir a nuestros honorables invitados.

 

Chiffon se acurruco en la alfombra ante la chimenea. La pequeña Lia se había unido al lobo blanco para una siesta.

 

[Cálmate, Lydia.] Dije desde mi silla por la ventana, pasando mis ojos sobre un reporte de mis compañeros observando el duelo. [¿Por qué no tomas el ejemplo de Chiffon y Lia?]

 

Lydia tomó una silla frente a mí, molesta por mi burlón tono. Vi mi vestido blanco reflejado en el vidrio de la ventana y sentí un escalofrío. El invierno había llegado a la capital real.

[Se cansaron de estar jugando.] Lydia respondió, descansando su cabeza en sus manos. [Escucha.]

 

[¿Sí?] Levanté la mirada y la miré. Su cabello escarlata y ojos brillaban, tan hermosa que me puso celosa. Incluso como mujer, tenía que reconocer que yo sí le daba como cajón que no cierra. Si solo su personalidad fuera igual de encantadora.

 

[¿Te das cuenta que él está luchando contra Tobias hoy? No creo ni por un momento que perderá, pero ¿te importaría mostrar un poco—? Oh, ¿no me digas que finalmente te has rendido?]

 

Suspiré. Por completo había perdido el rumbo.

 

¿Rendirme con ese papucho? ¿Con quién cree que estaba hablando? Solo estábamos fingiendo calma porque ya habíamos intercambiado mensajes con Lily y mis aliadas. Sabía que todo era parte de nuestro plan para mostrarle al mundo de lo que Allen es capaz. Claro, no creía que ninguna de nosotras hubiera esperado que el viceduque pondría a un potencial esposo en la mesa.

 

Pero ¿cómo le respondería a mi mejor amiga? Ella no estaba en el plan. Antes que pudiera decidir, dijo más idioteces.

 

[Sí, lo veo ahora. Has ganado una perspectiva más madura. Tomando un dicho de mi cuñada, “Allen y yo nos merecemos. Es la ley del mundo.”]

 

Las palabras me dejaron. Luego de graduarme de la Academia Real y la universidad, de volverse un hechicero de la corte e incluso unirse a mi guardia personal, Lydia se preocupaba más por Allen que todo lo demás. Lucharía contra el mundo entero si él se lo decía, sin dudar. En momentos así, su reforzada devoción me asombraba— y me llenaba con envidia.

 

[Lydia, ¿por favor no me aclararás y dirás qué conseguiste que Allen hiciera por ti?] Dije, jugando con mi cabello rubio mientras cambiaba de tema. La pregunta había estado molestándome por un tiempo. La vieja Lydia habría demandado el día libre, incluso si estuviéramos esperando a la Princesa Imperial Yana Yustin.

 

[Nada.] Lydia respondió feliz, levemente acariciando su dedo índice derecho con su mano izquierda.

[Por cierto, Lydia.] Dije, luchando por mantener mi voz calmada mientras me acercaba a ella con una sonrisa. [¿Me dejarías ver tu mano derecha por un momento? Quiero revisar algo.]

 

Suficiente, ella retrajo su mano y la empuñó. [¡No!] Respondió, alejando su cabeza.

 

[Déjame ver.]

 

[¡NO!]

 

Nos miramos entre sí, luego saltamos para alejarnos, enfrentándonos. Flores de luz y ascuas de fuego colisionaron por todo el cuarto, destruyéndose entre sí.

 

[¡He pensado que algo era extraño!] Grité, creando hechizos. [¡Desde esa mañana que te saliste del palacio! ¡¿Qué conseguiste que Allen hiciera por ti?! ¡No es jugar justo! ¡Demando igualdad de oportunidades, Lady Bebé llorón!]

 

[¿No te refieres a “usar mis derechos naturales”?] La Dama de la Espada dijo, peinando sus mechones escarlatas y mirándome con sospecha. [¡¿Qué has estado cocinando a mis espaldas, Princesa Ladrona?!]

 

Así que lo entendió. Pero nuestro plan ya estaba completo. Todo lo que necesitábamos era una oportunidad.

 

[¿Qué? No estoy “cocinando” nada.] Me burlé, juntando mis manos. [Bueno, un cierto devoto de la Iglesia de Abrazar a Allen puede no gustarle lo que viene, pero hará a todos los demás felices, ¿y a quién le importa?]

 

¡Crack! Un incendio se prendió y Chiffon miró alrededor en alarma.

 

Viéndome y a Lydia, el lobo se acurruco protectoramente alrededor de Lia con una mirada que decía, “Tengan cuidado.” Anko se había unido al grupo mientras no estaba mirando.

 

Lydia y yo sonreímos, cambiando a posturas de combate. Los muros y muebles crujieron y nuestro cabello se levantó por la fuerza de nuestro maná.

Y fue cuando la puerta se abrió para recibir a un caballero de lentes: el profesor, uno de los mejores magos del reino, quien le había enseñado a Allen y Lydia. Nos observó, luego casualmente levantó su mano izquierda.

 

[Su Alteza Real, Lydia, espero que lo dejen ya. No querrán asustar a nuestro invitado imperial.]

 

Nos silenciamos y deshicimos nuestros respectivos hechizos. La tensión en el cuarto se disipó y el joven y la mujer escondiéndose detrás del profesor habló.

 

[¿Puedo sugerir que se presente, Su Alteza Imperial? ¿No estaba diciendo, “¡me pregunto qué tan fuerte la famosa Dama de la Espada realmente es! ¡Me gustaría desafiarla y descubrirlo!”?]

 

[¡¿Huss?! ¡¿C-Cómo pudiste apuñalarme por la espalda así?! ¡Monstruo sin corazón! ¡No esperes ninguna promoción cuando regresemos al imperio!] Una chica con un tenue tinte de violeta en su cabello rubio reprendió a su alto compañero.

 

El tipo se tiró factos mientras lo agitaba. [Ya tengo un rango más grande de lo que—]

 

[¡Tú patán! ¿Cómo espera quedarte a mi lado así—? Ah.] La joven se congeló y sudo en frío, habiendo recompuesto su posición.

 

Me paré más recta y tomó la iniciativa. [Apreciamos su viaje desde la capital norte. Soy Cheryl Wainwright.]

 

[Lydia Leinster.] La aristócrata de cabello escarlata añadió mientras el profesor con calma cerraba la puerta.

 

[Yana Yustin.] La joven quien había perdido su ruta de escape dijo. [Este infame hombre es mi ayudante, Huss Saxe.]

 

Mis siguientes movimientos cambiarían considerablemente dependiendo en lo que sabía. Al igual que el futuro del joven ahora batallando con el Caballero Rojo.

 

[Princesa Yana.] Dije cordialmente. [Le llamé aquí antes de la ceremonia de tratado por una razón. Asumo que el profesor le ha contado acerca del oráculo del dragón de flor. Por favor, díganos lo que sabe.]

 

[Lo hizo.] La princesa Yustinana respondió. [Pero no sé si algo de lo que pueda decir ayude.]

 

[¿Por qué hablar parados cuando podemos hablar con té caliente?] El profesor intervino, señalándonos. [Esta ciudad puede ser más cálida que la capital norte, pero es bastante fría. El reino y el imperio no son enemigos— al menos no en esta habitación.]

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