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Capítulo 9

Las Condiciones del Chocolate

 

Luego de ser envenenada por Caroline Simmons y enviada a la enfermería, Monica se tomó una semana libre de las clases y pasó el tiempo recuperándose en el cuarto de Isabelle. Con gusto se habría quedado en su ático, pero Isabelle ya había llevado una cama para ella, así que no había sido capaz de rehusarse.

 

La cama era suave y esponjosa, Monica estaba sentada encima ahora, usando un prestado juego de pijamas. Giró la página en la novela que Isabelle le había prestado, sintiendo incomodidad bajo la mirada de la emocionada chica. Al terminar al última página, Monica acarició sus cansados ojos.

 

Isabelle, sentándose a su par, se recostó un poco y preguntó emocionada. [¿Te gustó? Ese fue el trabajo más famoso de Maroné Firill— ¡La Doncella de la Rosa Blanca Duerme en el Jardín de Flores!]

 

[U-Um…] Monica no estaba segura cómo responder y su mirada vagaba. [L-La eleccion de palabras… es muy, um, única.]

 

[Claro, ¿verdad? ¡El parafraseo de Maroné Firill es tan poético y hermoso, y hace un maravilloso trabajo representando el escenario y la mentalidad de la heroína! ¡Pero su narrativa también es increíble! ¡No puedes evitar llorar mientras los personajes se separan en el capítulo tres!]

 

Monica, quien había leído todos los tres capítulos sin llorar, empezó a sentir como si le debiera una disculpa a Isabelle. Nunca había leído tantas historias, incluso cuando era más joven, así que la pasó mal con el peculiar giro de escenas únicas para este tipo de ficción. Había descrito suave piel tan lisa como la blanca porcelana, cabello negro como ébano derretido rociado con gemas empolvadas, y jóvenes labios de color de fresa salvaje. Monica se preguntaba por qué el autor simplemente no mencionó a una persona que tenía piel blanca, cabello negro o labios rojos.

 

Pero ya que dudaba de hablar mal de algo que Isabelle le había recomendado, solo sonrió vagamente y asintió.

 

Luego la maid de Isabelle, Agatha, dijo levemente. [Madam, es casi la hora para su comida.]

 

[Oh, ¿ya es tan tarde?] Isabelle dijo. [Debo ir a la cafetería por un corto tiempo, hermana mía. Agatha preparará tu comida.]

 

[G-Gracias.]

 

Luego que Isabelle dejara el cuarto, su joven maid, Agatha, llevó una bandeja con algo de comida. [Dejaré todo aquí.] Dijo. [Cuando termine, por favor, suene la campana en la mesa.]

 

[U-Um, g-gracias…]

 

Agatha le sonrió con dulzura, inclinó y dejó el cuarto. Parecía haber supuesto que Monica no estaba acostumbrada a comer con otros y Monica estaba agradecida por su consideración.

 

Se bajó de la cama y tomó asiento en una silla. Varias cosas estaban en la mesa— suave pan, queso, y estofado de pescado y vegetales, y un platillo de dulces manzanas cocidas. Al parecer, Agatha había usado la cafetería para preparar eso especialmente para Monica.

 

Agradecida con la generosidad de Isabelle y Agatha, Monica rasgó un pedazo de pan y lo puso en su boca. Era suave, esponjoso y un poco dulce. Casi nunca había comido algo tan suave en las montañas. Las suyas siempre estaban oscurecidas y duras como la piedra. Sin embargo, incluso eso no estaba tan mal cuando lo sumergías en la sopa y se comía con queso.

 

Mientras masticaba el pan y recordaba la vida en la cabaña, oyó un rasguño en la ventana. Se echó a ver a Nero afuera, rasgando sus garras contra el vidrio.

 

Monica se levantó y abrió la ventana, y Neto entró y estornudo. [Ahora, eso huele bien.] Dijo.

 

[Hay pescado.] Dijo. [¿Quieres algo?]

 

[Eh, no soy un gran fan del pescado. La carne es lo mío. ¡Carne de ave en particular!] El gató salto a la mesa, pero cuando vio que no había carne, levantó su rostro y se quejó. [Bien, me comprometeré y me comeré este queso en cambio.]

Monica puso el pequeño plato de queso frente a Nero, quien procedió a usar ambas patas para recogerlo y masticarlo.

 

[Woo, este es del bueno.] Dijo. [Había quedado perfecto con algo de carne. Quizás debería ir por una sesión de caza hoy.]

 

[¿Y quién fue el que se atascó con un hueso de ave en su garganta e hizo un desastre?]

 

[Ah, era joven y estúpido en ese entonces. Pero todas las criaturas inteligentes deben fracasar con el fin de crecer.] Nero asintió, perfectamente satisfecho con su explicación. Luego, cuando notó la novela a su lado, sus ojos dorados se abrieron. [No veo eso a diario. ¿Estabas leyendo una novela…? Oh espera, lo entiendo. Esa chica retorcida anaranjada lo recomendó, ¿verdad?]

 

El apodo de chica retorcida anaranjada probablemente era en referencia al cabello de Isabelle. Como regla, Nero nunca hacía un esfuerzo para recordar los nombres de los humanos.

 

[Nero.] Monica intervino. [Es descortés con Lady Isabelle.]

 

Su familiar la ignoró, continuando masticando el queso y miró a la cubierta de la novela. [Nunca oí del autor. ¿Buen libro?]

 

[Realmente no lo entiendo.]

 

[¿Qué tipo de historia era?]

 

Monica cortó otro pedazo de pan y pensó en la historia que había terminado de leer. [Bueno, había un hombre y una mujer…] Empezó.

 

[Uh-huh.]

 

[Y muchas cosas pasaron.]

 

[Bien, bien.]

 

[Y luego se casaron.]

 

[¿Y luego de eso?]

 

[Es todo…]

 

Nero se tragó el queso en su boca y le dio a Monica una fría mirada. [Es obvio que esta novela no te puso sentimental para nada. ¡Es todo y “muchas cosas pasaron” es la parte más importante! No puedo creer que resumieras miles de palabras de la historia solo así.]

 

[¡Lo digo en serio! Realmente no entendí mucho…]

 

En la historia, una heroína que había caído en momentos difíciles conoció a un joven que resultó ser un prominente noble, y ella se enamoró de él a primera vista. Pero el joven tenía una prometida y esa prometida se le ocurrió todo tipo de artimañas para deshacerse de la heroína. Sin embargo, al final, los amantes triunfaron y se casaron.

 

Lo que Monica no podía entender era por qué la heroína se había enamorado del noble. Para empezar, él ya tenía una prometida. ¿No era normal para la prometida estar ya comprometida?

 

Los personajes en la historia se habían amado entre sí tanto que no podían pensar en nada más. La heroína había dicho cosas así. [Quiero que me ame, quiero ser amada, quiero que me escoja, quien que me desee… no importa lo que tenga que dejar en cambio.]

 

La actitud de la heroína le recordó a Monica al culpable del incidente del florero en el que estuvo envuelta luego se transferirse— Selma Karsh. Había perdido la cabeza por su prometido y tratado de dañar a Felix. Selma quería que su prometido la amara. Probablemente había hecho lo que sea para hacer realidad su deseo. Claramente, eso incluía dañar a otra persona.

 

Viéndola obsesionada así por amor, había aterrado a Monica. [¿Cómo… cómo pudo esperar tanto de una persona?] Preguntó en voz alta, dirigiéndose a la mirada del ojo oscuro en la cubierta del libro.

Nero meneó su boca de lado a lado. [Probablemente eres demasiado joven para entenderlo. El amor es, bueno… Cuando te enamoras, hace que tu pecho te apriete. Sabes, tu corazón se aprieta y tal.] Explicó, su expresión hacía claro que pensaba que lo sabía todo.

 

Monica frunció el ceño y lo miró. [¿Entiendes el amor?]

 

[¡Claro que sí! Y por cierto, me conseguí unas felinas de buenas colas.]

 

[Colas…]

 

[No puedo continuar a menos que tenga una buena cola, ¿sabes? Lo que significa que no eres de mi gusto, para bien, así que no necesitas preocuparte por eso.]

 

Era un mundo de colas que Monica entendería.

 

Así como no tenía una cola, quizás a Monica le faltaba el sentido del romance también. Satisfecha con esa conclusión, puso otro pedazo de pan en su boca. Su problema era mucho más básico que todo esto del amor y romance. Una tímida chica como Monica nunca podría esperar nada de nadie.

 

La única cosa con la que valía estar obsesionado eran los números— ellos nunca la traicionarían.

 

✽✽✽✽✽

 

Luego de una semana de recuperación, Monica se había recupero por completo y decidió regresar a su cuarto esa noche. Isabelle insistió que no le importaría si Monica se quedara, pero ya que ella supuestamente estaría molestando a la otra chica en público, no podían permitirse quedarse en el mismo cuarto para siempre.

 

Envolviendo Nero en un trapo para esconderlo, Monica se dirigió a almacén en el piso superior. Su cuartel en el ático estaba del otro lado de la puerta del techo en la cina de una escalera. Dejo que Nero bajara primero, ya que no podía subir con él en sus brazos.

 

Cuando lo hizo, Nero la miró. [Hey.] Dijo. [¿Soy yo o estamos olvidando algo?]

[¿Huh? ¿Olvidar algo?] Ahora que lo piensa, Monica sintió que habían olvidado algo. Ella hizo un suave y pensativo ruido mientras subía la escalera y empujaba la puerta en el techo. [¿Qué podría ser…? No creo que dejara algo en el cuarto de Lady Isabelle, así que…]

 

[Buenas tardes, madam. Soy el mensajero del que se olvidó.]

 

Cuando Monica abrió la puerta, un hermosa maid la mirada— era Ryn. [¡¿Eeep?!] Monica gritó en sorpresa. Asombrada, soltó la escalera y se vino abajo… pero en lugar de caerse, fue atrapada por un viento gentil. Ryn había manipulado el aire para atraparla.

 

La maid ligeramente ondeó su mano, causando que Monica y Nero flotaran y entraran al ático.

 

Usando, Monica miró a Ryn. [Y-Yo lo siento… Um… Miss Ryn, ¿cuánto ha pasado… um…?]

 

[Aproximadamente tres días.]

 

Monica palideció y empezó a inclinarse. [¡L-Lo siento! ¡Lo siento tanto! He estado en el cuarto de Lady Isabelle toda la semana pasada… Um, alguien trató de envenenarme y me estaba recuperando…] Explicó, jugando con sus dedos.

 

La cabeza de Ryn se inclinó en confusión— cerca de noventa grados, de hecho. Probablemente era para lucir real, pero daba mucho miedo, como una muñeca con un cuello roto. [¿Por qué la Bruja Silenciosa, asignada con la guardia del segundo príncipe, casi habría sido envenenada a la muerte?]

 

[Vaya que sí…] Monica quería saber la respuesta a esa pregunta.

 

Viendo atrás, había pasado un mes y medio desde que se transfirió y había tenido una turbulenta temporada— alguien le había lanzando un florero, había atrapado a un mago en un acto de usar hechicería prohibida, secretamente mató a un dragón, trató de neutralizar a un par de intrusos y terminó controlando un carruaje, y casí había sido envenenada y asesinada por un compañero de clases. La ciudad era un lugar temible.

 

[¡Um, bueno, lo siento!] Monica repitió. [Escribiré un reporte de inmediato… Por favor, dame un momento.]

Agitada, se sentó en su silla y empezó a escribir el reporte. Luego, casi como si recordara algo, Ryn puso un puño en su palma. Hurgó en los bolsillos de su traje de maid. [Mientras estaba fuera, varis documentos secretos llegaron.]

 

[¿D-Documentos secretos?]

 

[Sí. Estaban metidos debajo del suelo, así que me tomé la libertad de juntarlos. Aquí tiene.] Ryn entró unas cuantas hojas de papel que habían estado dobladas a la mitad.

 

Monica sintió su cuerpo tenso. Durante su época en Minerva, otros estudiantes habían llenado horribles cartas con horribles cosas en ellas en su cuarto. Frunciendo el ceño al amargo recuerdo, abrió una de las cartas.

 

Pero lo que había encontrado no eran hostiles palabras. Lejos de ello— los mensajes, escritos con garabatos, eran sobre los cambios en el horario del día siguiente o notificaciones acerca de las cosas que necesitaría llevar a clases.

 

También tenían unos comentarios cortos. [Será mejor que te recuperes pronto.] Decía uno. [¿Estás comiendo como se debe?] Dijo otro.

 

No había nombre en ellas, pero Monica reconocía la letra. Esas son de Lana… pensó. Juzgando por el número de letras, había recibido una por cada día de esta semana.

 

Monica sintió una quisquillosa sensación en sus labios. Llevó sus manos a sus sonrojadas mejillas.

 

[Eh-heh…] Sonrió.

 

Luego de leer cada una de las cartas con cuidado, abrió su cajón cerrado. La única cosa dentro del cajón— donde almacenaba cosas importantes para ella— estaba la tetera que era un recuerdo de su padre.

 

Monica puso las cartas de Lana dentro, cerró el cajón, y lo bloqueó otra vez.

 

✽✽✽✽✽

Al día siguiente, cuando apareció en el salón del consejo estudiantil por primera vez en una semana, todos ya estaban presentes. Había pasado tiempo desde que había visto a Elliott en particular, ya que había estado en todas partes limpiando el incidente del impostor de la Compañía Abbott.

 

Monica se inclinó y disculpó por causar algún inconveniente.

 

Felix le dio una considerada mirada. [Hola, Lady Norton. ¿Te sientes mejor?]

 

[S-Sí, señor…]

 

[Me alegra oírlo. Estaremos un poco más ocupados, ya que más suplementos para el festival escolar llegarán esta semana, pero no quiero que te presiones.]

 

Cuando escucho la palabra suplementos, el rostro de Monica se tensó. El incidente del impostor aún estaba fresco en su mente. Si algo así pasara otra vez… pensó.

 

Elliott notó su sombría expresión y se bajó de hombros. [Bueno, fortalecimos el procedimiento para revisar la documentación y sellos de cada contratista, y hemos prohibido la posesión de cualquier tipo de arma blanca, así que dudo tendremos muchos problemas.]

 

[Pero no podemos bajar nuestra guardia.] Cyril añadió, mirándolo. Su tono era serio, en contraste al de Elliott.

 

La secretaria se quejó. [Ya lo sé.]

 

Felix interrumpió para tratar de calmar las cosas. [Empecemos con el trabajo de hoy, ¿sí? Lady Norton, Cyril se ocupó de tu trabajo mientras estuviste fuera, así que bien puedes concentrarte en retomarlo.]

 

[¡S-Sí, señor!] Monica asintió, mirando a Cyril en un rincón de su vista. La última vez que ella lo había visto fue en la enfermería luego que se tragara el veneno y colapsara. Había gritado una locura acerca de atarla a la cama si trataba de levantarse.

 

Su rostro era tan estricto como siempre. Cuando notó la furtiva mirada de Monica, se cruzó de brazos y bufó. [Te pondré en un régimen espartano para compensar tu ausencia. Será mejor que te prepares.]

 

[Bien…]

 

Tengo que compensar todo el inconveniente que causé, pensó, determinada a dar lo mejor. Sin embargo, todo su trabajo de la semana anterior había sido casi terminado. Felix tenía razón— Cyril ya había hecho la mayoría por ella.

 

Había sido amenazada a trabajo mortal, pero todo lo que termino haciendo fue revisar los documentos que había terminado por ella. Como resultado, Monica ahora podría concentrarse en completar tareas para el festival escolar.

 

Pero aun así, Cyril ya había revisado los documentos enviados por los presidentes de clubes y los regresó sin problemas. Había sido tan considerado en todo que Monica se encontraba preguntándose si Cyril conocía lo que significaba “trabajo mortal.”

 

Eventualmente, una vez los otros miembros del consejo habían llegado a un punto álgido, Cyril le dijo a Felix. [Señor, la Contadora Norton y yo tenemos más trabajo por hacer, así que nos quedaremos hasta tarde. Me aseguraré en cerrar.]

 

[¿Oh?] Felix dijo. [Confío en ti, pero… no exageres, ¿está bien?]

 

[Sí, señor.] Cyril asintió mientras los otros miembros dejaban el cuarto. Solo él y Monica quedaron.

 

¿A qué trabajo podría referirse? Monica se preguntó. No podía pensar en nada tan urgente. Quizás me está reteniendo aquí para regañarme… Le causé muchos problemas con esa fiesta de té…

 

Se lo imaginó gritándole, acerca de cómo ni siquiera pudo manejar una fiesta de té a pesar de ser un miembro del consejo estudiantil. Mientras se imaginaba la escena, empezó a entrelazar sus dedos en su regazo.

 

Estaba sentada, aún agitada, cuando Cyril se acercó, llevando algo en cada mano. Eran copas— no caras como las que se usaban en las fiestas de té, pero más gruesas y blancas. Puso una frente a Monica, luego tomó una para sí y se sentó frente a ella.

 

[Bebe.] Dijo.

 

Monica miró su copa. Estaba llena con un liquido café. El matiz era más ligero que el café, y olía levemente dulce. Había encontrado esta esencia una vez antes. [¿Es… chocolate?]

 

[Sí.]

 

El chocolate era un lujo popular entre los nobles. Estaba bebida estaba hecha al aplastar granos llamados cocoa y añadirles azúcar y leche. Tenía un sabor muy único y era más caro que el café.

 

Ya lo había probado una vez antes en su vida, pero había sido más espeso y amargo que este. Con nervios, levantó la boca, notando cuánto el liquido se meneaba. Se veía mucho más ligero del que Monica había bebido antes.

 

Cyril casualmente tomó un sorbo de su bebida. Monica siguió, poniendo la copa en sus labios.

 

[¡…!] Sus ojos se abrieron en asombro.

 

Tenía un suave sabor y una leve dulzura— completamente diferente al de antes. No era espeso del todo e incluso la acidez de la cocoa había sido reducida.

 

El chocolate tomaba más tiempo para hacerse que el café. Ya que podrías preservar granos de café por un tiempo en su estado aplastado, lo mismo no funcionaría con los granos de cocoa debido a su contenido. Tenías que aplastar los granos en un fino polvo justo antes de beberlo. Dado el esfuerzo requerido, el chocolate no había llegado a la popularidad del café.

 

Pero este chocolate no tenía nada de grasa ni nada. [No hay… mucha grasa en esto, ¿verdad?]

 

[Eso es. Usé una presentación en polvo que ya tenía la grasa removida. Fue hecha usando tecnología de punta.]

 

Si alguien en verdad había logrado preservar los granos de cocoa en forma de polvo, sería una invención revolucionaria. No solo lo mantendría mejor, sino también sería más rápido disolverlo en agua o leche, haciéndolo más fácil de beber.

 

Mientras Monica se sentaba allí, bastante impresionada, Cyril la miró en un rincón de su visión. [Oí de Claudia que bebiste la taza entera de veneno, a pesar del sabor.]

 

[Yo, um, sí…] Monica dijo, encogiéndose por el recuerdo.

 

Cyril endureció su tono. [Tu problema es que solo comes porquerías. Tales cosas pasan porque no tienes sentido del gusto. Necesitas cultivar tu lengua. No podemos hacer que molestes al príncipe así otra vez.]

 

[T-Tienes razón… Lo siento…]

 

[En otras palabras, beber esto es para el beneficio del príncipe. ¿Entiendes?]

 

[¡S-Sí, señor!] Monica asintió con su cabeza.

 

Cyril asintió también. [Mientras nos entendamos.] Dijo, bebiendo más. [El príncipe piensa bien de tus habilidades… eso significa que puedes encontrar a más personas como la hija del Conde Norn— personas que te envidian y quienes causaran problemas.]

 

Tenía razón. Monica se suponía ser la que proteja a Felix, pero Felix habían estado ayudándola en cambio.

 

[Al menos necesitas aprender a defenderte sola. De esa manera, no le pondrás más trabajo.]

 

[Bien…]

 

Monica bajo su cabeza mientras pensaba. Se preguntaba si alguien envidiaba a Cyril. Debía haber, pensó. Fungía como ayudante del segundo príncipe, una posición envidiable. Seguramente había algunos.

 

Y ahora Monica estaba en el mismo barco.

 

[Um, Lord Ashley.] Dijo. [G-Gracias. Y por antes también, y, por el chocolate…]

 

Cyril soltó uno de sus irritados estornudos y murmuró. [Saborea el sabor. ¿Entendido?]

 

Monica asintió y siguió bebiendo el caliente chocolate con cuidado.

 

Mientras la observaba, de pronto parecía que recordó algo. [Solo una cosa más. No le digas al príncipe de esto. Especialmente del chocolate. Es—]

 

[U-Um, Lord Ashley.] Monica interrumpió nerviosa. El ceño fruncido de Cyril mientras la miraba. [¿Qué?]

 

[El príncipe, él está…]

 

[¿Qué con él?]

 

[Justo… detrás de usted…]

 

La sangre dejo el rostro de Cyril.

 

Felix estaba parado directamente detrás de él, sonriendo. Cyril ni siquiera lo había notado— la habilidad del príncipe para tomar por sorpresa a las personas probablemente pondría a un asesino profesional en vergüenza.

 

[Alimentando en secreto a la pequeña ardilla, ¿verdad?] Felix preguntó. [Vaya, es injusto, ¿no es así, Cyril?]

 


[¡¿P-P-P-Príncipe?!] Cyril balbuceó.

 

[Nunca pensé oír a alguien más que Monica pronunciar mi título así.]

 

[Oh no, digo, esto es…] Cyril dijo, agitado y mirando su copa. Casi parecía que estaba tratando de esconder el chocolate de Felix.

 

Felix observándolo con su usual sonrisa tranquila en el rostro. [No necesitas esconderlo. Realmente no me importa.]

 

[P-Pero…]

 

La forma en que Cyril estaba actuando, creerías que había sido atrapado en posesión de un liquido prohibido. ¿Por qué estaba tan enojado?

 

[Me gustaría algo de chocolate también.] Felix dijo. [¿Te importaría darme un poco?]

 

Cyril parecía algo aliviado por ello. [¡Sí, señor!] Respondió mientras salía del cuarto.

 

Felix lo observo irse, suspirando. [Realmente no necesita estar tan preocupado.] Remarcó.

 

Sin entender su conversación, Monica preguntó con duda. [U-Um… ¿No se supone que bebamos chocolate?]

 

[Claro que pueden beber chocolate. Es bastante popular entre la nobleza del reino.]

 

¿Es por eso que Cyril estaba tan estresado? Monica se preguntó, confundida.

 

Felix continuó, con su usual voz. [La tecnología para remover la grasa de los granos de cocoa es algo que un erudito del Reino de Landor inventó.]

 

Landor era un pequeño reino localizado entre el Reino de Ridill y el Imperio al este. Pero ¿qué tendría que ver un inventor de Landor con la extraña actitud de Landor? Monica no podía ni imaginarlo.

 

[La madre de mi hermano mayor, Lionel, es una princesa de Landor.] Felix explicó.

 

Finalmente, Monica se dio cuenta por qué Cyril había insistido tanto en esconder el chocolate de él. Este reino tiene tres príncipes, pero cada una tiene una madre diferente. La madre del primer príncipe Lionel era una princesa de Landor. Significaba que muchos en su facción también valoraban las relaciones con Landor. Cyril probablemente se había preocupado que Feli pensara que él era parte de la facción del primer príncipe si lo veía disfrutar su nueva tecnología.

 

[Así que siempre que entró a una fiesta de té, nadie me sirve chocolate— ya que es tecnología de Landor. No veo por qué. No es culpa del chocolate y es delicioso. ¿No es lo que importa?] Felix dijo, arrebatando la taza de las manos de Monica y tomando un sorbo.

 

Si Cyril hubiera visto al príncipe poner su boca en algo que otra persona había usado, sus ojos se saldrían de su cara. Pero esta vez, Monica vio el claro interés detrás de su acción. Felix realmente no se preocupaba por cosas triviales como esa.

 

[Debe ser difícil, ser de la realeza y todo.] Dijo.

 

[Puedes decir eso otra vez.] Felix respondió. Su rostro de perfil perdía su usual calma. En cambio, tenía un frío desdén, como si hubiera encontrado algo ridículo.


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