Prólogo - Hablemos de "Súcubos" a Partir de Ahora

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Prólogo

Hablemos de "Súcubos" a Partir de Ahora

 

[Creo que la humanidad debería explorar aún más el potencial del súcubo.]

 

[Uh… Sí, claro.]

 

El comentario de mi senpai, dicho con su usual exasperante estilo, no me dejo más que responder con un vago y desganado cabeceo.

 

Era una tarde ordinaria de marzo, del tipo donde luz del sol ámbar atravesaba las ventanas, señalando la llegada de primavera.

 

El club de literatura— o más bien, el antiguo club de literatura— estaba lleno de libros que se desbordaban de los libreros de metal, ocupando el poco espacio del suelo que quedaba. Para hacerlo peor, el conjunto de té y la tetera eléctrica que mi senpai había traído prácticamente llegaron a invadir, incluso dejando el más mínimo orden al borde del colapso.

 

Mientras trataba de ordenar inútilmente (como servir agua en la tetera), su primer comentario mi impacto. Si tienes el tiempo para joder, ayúdame entonces— pero sabía de sobra no esperar lógica de ella.

 

[¿A qué viene eso?]

 

Pregunté, ordenando la montaña de libros mientras al menos pretendía poner atención.

 

[Nada en particular. Es solo que los súcubos siempre han sido lo mismo en la historia.]

 

[“Humanidad,” “Historia”— Está bastante exagerada hoy.]

 

[Es la verdad. Especialmente en Japón, nuestro increíble país.]

 

[Bueno, esta es la tierra de una cierta raza de pervertidos…]

[Exacto. Mira, es el mejor ejemplo.]

 

Con eso, ella tomó un libro como Anexo A. Esperaba algún libro académico, pero no— la portada color pastel contenía a una mujer Escandinavia con alas espinosas como un vampiro de cuernos y una diabólica cola. Ya sabes, ese tipo de cosas.

 

[Este manga “Mi vida sexual está arruinada por una potencial maniática, tímida y virgen súcubo Copa H que insiste que es simple y tiene cero conocimiento o experiencia” fue una compra impulsiva basada solo en el título.]

 

[¿Es siquiera legal para menores?]

 

[Es para todas las edades, así que relájate.]

 

[De alguna manera, lo hace peor…]

 

Mis oídos se sentían sucios solo de escuchar el título. Le lancé una mirada desaprobadora, pero—

 

[Deja de darme esos ojos de “de caballo podrido.”]

 

[Solo llámales “ojos de pez muerto” como una persona normal.]

 

[Estaba pensando en algo más turbio. “Pez” es una exageración.]

 

[Lo único turbio aquí es tu mente.]

 

En serio, estaba llevando una contradicción— o solo desesperanza.

 

Objetivamente hablando, mi senpai era hermosa. Sus grandes y determinados ojos, nariz recta y brillantes labios le daban un aire de elegancia. Su largo y negro cabello brillaba como si fuera creado por motas de luz. Sentada por la ventana en una silla (con su boca cerra), podías verla como una noble sacada de una novela clásica.

Y su copa H— bueno, quizás no tanto, pero innegablemente impresionante— se resaltaba contra su blazer escolar y camisa, haciéndola parecer como si estuviera haciendo cosplay. Para alguien mayor que yo solo por un año, irradiaba una madurez que me hacía dudar en nuestras edades— aunque claro, me dejo fascinado. Prueba que la personalidad le gana a todo.

 

[De vuelta al tema, este manga es una catástrofe moral—]

 

[Defender el honor de una súcubo es noble, pero emocionarse por una cosita no tiene sentido. El título solo es un cebo para los pajeros—]

 

[¡No, no! ¡El título es el que engaña! La misma historia no es más que basura— ¡Es una obra maestra de romance puro!]

 

[Espera, ¿ahora qué estás alabando?]

 

[La brecha entre la apariencia pervertida de la heroína y su personalidad reservada, el protagonista que genuinamente la entiende, la frustrante tensión de “lo harán o no”— y el torbellino interno de la súcubo es brillante. Incluso me siento identificada con ello.]

 

[Si dices que es bueno, debe serlo.]

 

[Desde luego. El autor “Peko-ojisan: el héroe de las tablas de planchar, lolis y chicas monstruos por igual,” merece cada elegio.]

 

[Ese seudónimo acaba con toda credibilidad… Espera, aguarda. ¿No te estabas quejando de los estereotipos de súcubos? ¿Ahora lo estás disfrutando?]

 

De lo que entendía, este “Peko-ojisan” había evitado el usual tropo de “súcubo == sexo encarnado,” en lugar de retratar a alguien que se sintiera real (relativamente hablando).

 

[Oh, dulce niñato.]

 

Chasqueó su lengua teatralmente, su fineza se caía en pedazos con cada palabra.

 

[Esta serie ya está en su undécima reimpresión, y hay pláticas sobre un anime. Pero su éxito pende de una cosa: la desconexión de la realidad. Los lectores opinan, “a ningún súcubo la gustaría esto en realidad,” porque están estancadas en los preconceptos.]

 

[Solo no es factible— es obvio.]

 

[¡¿Cierto?! ¡La subversión solo funciona cuando hay una norma que subvertir! Por ello, la humanidad debe—]

 

Su jerga escaló hasta que finalmente se levantó, puños al aire como un líder revolucionario.

 

[¡Este mundo asume que cada súcubo es una seductora confiada, pechugona y sexi con copa H y más grande! ¡Qué todas son lujuriosas, insaciables y desvergonzadas! ¡Puro fanatismo!]

 

Su ardiente declaración agitó toda el aula del club. Esperaba que la mitad de los libros cayera.

 

[Apasionante, verdad…]

 

Lo que quería decir era, “Cállate el hocico.”

 

“Súcubo”— una entidad sobrenatural asociada con el deseo y sueños sexuales.

 

¿Por qué estaba tan determinada en defenderlas? Los desconocidos podrían preguntarse. Pero ella tenía el derecho para hablar. No solo era una fase pseudo intelectual y superficial— como debatir sobre el problema luego de haber hojeado un libro de filosofía.

 

[¡Es por eso que debemos establecer un nuevo estándar para la era Reiwa súcubos!]

 

[¿Como cuáles?]

 

[¡Un súcubo que es demasiado tímida para hablar con los empleados de la tienda! ¡Un súcubo que técnicamente es copa F, pero usa la G! ¡Un súcubo que es todo teoría, pero no práctica! ¡Un súcubo hogareño que holgazanea todos los findes! ¡Un súcubo que no puede entender cómo ordenar en Starbucks!]

 

[Solo te estás describiendo.]

 

[¡Un súcubo que solo se siente viva cuando se burla de su infantil kohai! ¡Un súcubo que deja todo el trabajo a dicho kohai mientras ella se hace la tonta! Un súcubo que “olvida” pagar el dinero que prestó—]

 

[¡NO! ¡Cambia ahora! ¡Devuélveme mi maldito dinero!]

 

[¡El punto es, como un súcubo moderno, propongo esas posibilidades!]

 

[¡Cada súcubo en Japón sintió un escalofrío en su espalda!]

 

Si quería ser su abogada, necesitaría la responsabilidad y dedicación— de las cuales no tenía ninguna.

 

Mi senpai— Saiin Sakuya, un año mayor— era una chica conocida por otro nombre: Súcubo.

 


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