Prólogo
Las alarmas sonaron, agitando
el aire.
Un carro entró en una
fuerte llamarada roja, dejando la una vez tranquila calle residencial en un
caos.
De pronto, una explosión desgarro
el mundo, enviando un agudo y perforante dolor por mis tímpanos. Una onda de
calor y consecutiva fuerza aplastó todo en su camino, y en un instante, el
mundo fue tragado por un vórtice de rojo y negro.
[¡Aishia! ¡Chizuru-san! ¡Voy…
a ayudarles!]
El chico— Kuzuryu Hachiman—
gritó en angustia.
Pero mientras examinaba
la pesadilla proyectada ante él, no vio señales de vida humana.
El olor acre y metal
oxidado llegaron a sus fosas nasales— el abrumador hedor de la sangre
permanecía en el espeso aire, alimentando su terror.
Su visión estaba llena de
innumerables hordas de monstruos.
En medio de una escena
sacada del infierno, Hachiman estaba solo, soportando la desesperación mientras
luchaba desesperadamente contra el terror.
[¡Mierda, mierda, mierda!]
Gritando, llorando, Kuzuryu
Hachiman se lanzó a la horda.
Para salvar a los que
amaba, se lanzó a sí mismo al infierno viviente, un océano de sangre lleno de
monstruos sin respaldo a la vista.
[¡Fuera de mi camino!]
Filosas garras desgarraron
su carne sin piedad y colmillos trataron de quitarle el brazo de su tronco,
pero los ojos de Hachiman se mantuvieron centrados en un solo objetivo— a quien
amaba. Llegaría a ella.
[¡Dije, fuera de mi puto
camino!]
Perdió un brazo, luego
una pierna, su cuerpo fue deshecho en pedazos, pero nunca dejo de moverse al
frente.
El hedor de oxido y acero
llenaban sus pulmones. Entre la lluvia de sangre y gore, Hachiman gritó hasta
que su voz quedara ronca, buscando a su familia incluso mientras sentía que su
propia vida se iría.
[¡Aishia! ¡Aishia! ¡Yo…
finalmente te encontré!]
Al final, vio algo
familiar— un delgado brazo. Con dedos temblorosos, se estiró y lo atrajo a él.
Pero—
[No… ¡¿No puede ser…?!]
— Fue cortado hasta el
codo.
[A… A-A… Ai… ¡AAAAAAAAAAAAAAAAGF!]
Mientras Hachiman soltaba
un grito de pura desesperación, su cuerpo de pronto fue golpeado desde atrás.
[Qu— huh, ah… ¡¿…?!]
De espaldas al caos,
estaba seguro que vio el rostro de la persona que lo había empujado.
Pero en ese mismo
momento, la consciencia de Hachiman se desvaneció.
Estaba cayendo, hundiéndose
en un abismo del cual nunca regresarías con vida.
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