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Capítulo 5

Maldad Disfrazada

 

Una vez Lana había arreglado su maquillaje, Monica regresó al cuarto de competición. Algo extraño había pasado con la audiencia observando mientras estuvo fuera. Todos los espectadores estaban usando las bancas preparadas por la academia salvo por uno, que estaba sentándose con sus piernas doblados en el suelo. Era Robert Winkel, el chico que se le había propuesto con el fin de jugar ajedrez y había sido rechazado. Se encontraba entre el banco del consejo estudiantil y el banco de la facultad con un pedazo de papel pegado en su espalda que se leía, “Reflexiona en lo que has hecho.”

 

Sentado en el banco del consejo, Felix estaba sonriendo, mientras Cyril esparcía aire frío, sus brazos se cruzaron en su pecho. Mientras, entre la facultad, Mr Redding estaba mirando a Robert, grandes arrugas en su frente.

 

Monica sin palabras, dudaba en acercarse a ellos hasta que Robert la notó y levantó su voz, aun sentado en el suelo. [¡Lady Monica! Cuando esta partida acabe, por favor escúcheme otra vez—]

 

Claramente sin haber aprendido su lección, Robert fue interrumpido por el puño de Mr Redding que cayó sobre su cabeza. Mientras el chico acariciaba el área de impacto, Felix y Cyril se dirigieron a él fríamente.

 

[Winkel, no creo que te haya dado permiso de hablar.]

 

[Por favor, deja cualquier acción que pueda perturbar a los jugadores antes de sus partidas.]

 

Parecía haber un aura particularmente incómoda alrededor de Robert y Monica se encontró un poco asustada por ello. Afligida, se preguntaba qué hacer cuando Elliott y Benjamin la llamaron desde el asiento del jugador. Viendo su oportunidad, corrió.

 

[U-Um, ese asiento de allí…] Balbuceó.

 

[Pretende que no lo viste.] Elliott dijo. [Y sino, bajo ninguna circunstancia preguntes lo que pasó mientras estaba fuera. Yo no vi nada. ¿Entendiste? Lo diré otra vez. Yo no vi nada.]

 

[Ahh, pensar que nuestro presidente del consejo estudiantil, que se dice es tan gentil y de buenos modales, haría cosa tan cruel…] Benjamin dijo. [Juro oír la música— especialmente de quinto requiem de Georg Altmeier expresando el castigo divino y el tercer cambio: “La Ira de Dios Caerá Sobre Nosotros.”]

 

Monica no estaba segura de lo que estaba hablando, pero al parecer, algo terrorífico había pasado. Reconocer la ignorancia era una bendición, le asintió a Elliott para indicar que lo entendía.

 

Los jugadores de Minerva aún no habían llegado, al parecer: ninguno de los estudiantes o sus profesores podían encontrarse. Al final, llegaron a sus asientos con solo segundos de sobra antes de la partida.

 

Liderando su grupo estaba Bernie Jones. Monica estaba bastante segura que él sería su ancla, pero pasó a Elliott, en cambio tomó el asiento de ella.

 

Elliott arqueó una ceja y lo miró. [Hey, ¿qué sucede? Ese no es tu asiento. ¿No eras el ancla?]

 

[Envié una petición para cambiar de lugares.] Bernie explicó. [Este asiento es el correcto.]

 

Si Bernie se había movido a la primera posición, significaba que veía a Monica como un poderoso oponente— pero casi fue un insulto para Elliott como el ancla de la Academia Serendia.

 

Quitando su usual sonrisa, Elliott frunció sus ojos caídos debido a Bernie. [Eso es de mal gusto.]

 

[Estoy bastante al tanto de lo descortés que soy.] Bernie respondió. [Pero esto es algo en lo cual no puedo ceder no importa qué.]

 

Los otros dos jugadores de Minerva y su profesor tenían expresiones conflictivas y Elliott proceso la idea que el cambio había venido directamente de Bernie.

 

Monica estaba sorprendida, pero no perturbada. Extrañamente, su corazón estaba calmado. Antes, estuvo aterrada de encarar a Bernie; ahora no tenía ni el más mínimo miedo.

Al momento que había dejado todo— en obtener su perdón, su amistad, su reconocimiento— una de las navajas clavadas en el corazón de Monica había desaparecido.

 

Bernie se alejó de Elliott y puso su mirada en Monica. Sus ojos lo decían todo: Mírame. Préstame atención…

 

Pero su persistencia ya no llegaba al corazón de Monica. La única cosa en su mente mientras se sentaba en la mesa era el juego por delante. No había lugar para Bernie.

 

[Tengamos una Buena partida.]

 

[Sí.]

 

Bernie fue primero, moviendo una de sus piezas. Monica siguió de inmediato. Como se esperaba, su estilo de juego era muy agresivo. Podía sentir su determinación para ganar a toda costa— no importa las piezas que tuviera que sacrificar.

 

Y Monica se toparía con el de frente y lo aplastaría.

 

Era un jugador talentoso— digno de ser el ancla de Minerva. Pero su fuerza era débil. Monica destruyó cada uno de sus planes como para señalar el hecho que todos sus sacrificios, todo su trabajo, todas sus tácticas fueron por nada.

 

Se movía con la misma eficiencia como cuando había disparado a esos pterodragones en sus frentes.

 

¡Sé que puedes hacerlo, Monica…!

 

Lana no conocía mucho de ajedrez, así que viendo el tablero en vivo, no podía decir qué jugador estaba ganando. Pero mientras contenía su respiración y continuaba observando, Claudia murmuró algo desde su costado.

 

[No tiene piedad…]

 

¿Cómo cuántas personas podrían hacer que Claudia, reconocida por sus filosas críticas, describirlas como “sin piedad”?

 

Viendo el tablero, Glenn— tan ignorante del ajedrez como Lana— le preguntó a Neil. [Así que, uh, ¿se perfila Monica a ganar?]

 

[No.] Neil dijo con su cabeza agitada, el rostro tenso. [Ya ha ganado.]

 

[¿Huh?] Glen dijo con sus ojos bien abiertos.

 

Nadie podía culparlo por estar sorprendido— no mucho tiempo había pasado desde que el juego inicio.

 

[Si ya ha ganado, ¿entonces por qué la partida sigue en marcha?] Glenn preguntó.

 

[La victoria de Lady Norton está asegurada esencialmente a este punto…] Neil explicó. [Pero su oponente no quiere admitirlo. Supongo que puedes decir que está dando patadas de ahogado…]

 

Cyril y Claudia asintieron. [Se le dificultará mucho incluso llevar las cosas a un punto muerto a este punto.] Neil señaló.

 

[Sí.] Claudia dijo. [Y se cambió de ancla a primer jugador, así que si pierde de inmediato, su reputación se hará pedazos. Diría que está desesperado y trata de enmendarlo a tiempo.]

 

[Diablos.] Glenn dijo, mirando a Bernie con ojos de lástima.

 

“Sin piedad” describía la partida de Monica perfectamente.

 

Lana cerró sus brazos y suspiro. [Eso es. Encontrará a Monica un poco diferente hoy.]

 

[¿Por qué te jactas de eso?] Claudia preguntó.

 

Lana levantó su mentón y respondió. [¿Por qué no debería estar orgullosa de mi amiga haciendo algo increíble? Me hace feliz cuando las personas alaban las cosas y personas que me agradan. Así que sí, me jacto de eso.]

 

Justo entonces, Monica declare el jaque mate.

 

✽✽✽✽✽

 

[Jaque Mate.]

 

Bernie se echó a temblar a la declaración de Monica, una mano empujando sus flequillos y levantándolos. Monica, sin embargo, solo miró al tablero de juego. La única cosa en sus ojos eran las piezas blancas y negras— y nada de él.

 

Es cierto, él siempre lo supo. Monica era un genio a toda regla, mientras él solo era una persona ordinaria que es levemente más talentosa que otros. Había un alto y grueso muro entre ellos que nunca sería capaz de atravesar o de derribar.

 

[¡Mierda…!] Murmuró, levantándose de la silla con un estruendo y saliendo de la habitación.

 

Monica no lo siguió ni lo llamó. De hecho, ni siquiera lo vio. Sus ojos seguían pegados al tablero hasta el momento que se desvaneció del cuarto.

 

Esa era la realidad.

 

¡Mierda, mierda, mierda!

 

En el cuarto de espera, Bernie azotó un puño en un muro. Su conducta fue ruda y nada refinada, indigna del hijo del Conde Ambard. Lo sabía. Pero tenía que librarse de su ira de alguna manera.

 

Y llegó un suave golpe en la puerta.

 

[Err, ¿Bernie?] Vino la voz de su profesor. Al parecer, lo había seguido hasta aquí desde la habitación de competición.

 

[Hey…] Continuó [Sé que estás frustrado porque perdiste, pero ¿por qué no regresamos ahora? Aún necesitamos darles nuestro saludo oficial a todos.]

 

[Lo siento.] Bernie dijo. [Solo deme unos minutos. Regresaré.] Pitman rascó su cabeza, confuso. [Hmm. Si llegas tarde, ese profesor de cara de miedo probablemente me mirará…]

 

El “professor con cara de miedo” probablemente era el Profesor Boyd de la Academia Serendia. Y Pitman tenía razón— una mirada de ese terrorífico guerrero y cualquiera sentiría las ganas rogar por su vida.

 

¿Huh…? De pronto, Bernie sintió algo no estaba bien.

 

En realidad, ese sentimiento no fue repentino; algo había estado mal por un tiempo. Había estado tan movido que ni siquiera lo había notado. Pero ahora que lo pensaba, su plática con Pitman en la facultad no tenía sentido.

 

Suprimió su ira hacia Monica por un momento, Bernie se giró a Pitman. [Mr Pitman, una vez regresemos a Minerva, ¿aún me enseñará un poco de ajedrez?]

 

[Claro. Estaría encantado.]

 

Sus palabras solidificaron las sospechas de Bernie. Sintió un terrible escalofrío pasar por su espalada, pero no lo mostró. Dando unos pasos atrás, preguntó dudoso. [¿Quién eres…?]

 

Los ojos de Pitman se abrieron en confusión— y un poco de sorpresa se vio en el rostro de ese aburrido profesor. [Yo… ¿Quién soy? Soy Eugene Pitman. Un profesor en Minerva—]

 

[Mr Pitman puede ser nuestro supervisor del club de ajedrez, pero no es muy bueno en el juego.] Bernie interrumpió. [Lo ama, pero no me malentienda— pero siempre dice que no hay nada que pueda enseñarnos.]

 

[Oh, vamos. ¿No cada profesor quiere lucirse frente a sus estudiantes de vez en cuando?]

[¿Entonces qué asignatura enseña? ¿En qué campo de la magia es su especialización?]

 

Pitman se silenció a la secuencia de preguntas.

 

El hombre fue un antiguo estudiante de investigación en Minerva quien se había convertido en profesor. No había forma que no reconociera a William Macragan, el Mago Acuático. Aunque en la facultad, este hombre actuó como si Macragan fuera un extraño.

 

Lo mismo iba para el Profesor Boyd. Pitman había sido el supervisor para varias competiciones de ajedrez en el pasado. Era extraño que de pronto se hubiera olvidado del nombre del profesor.

 

Eventualmente, Bernie— preparándose por una pelea— dijo, [Se lo preguntaré de nuevo. ¿Quién eres?]

 

La intrépida sonrisa dejo el rostro de Pitman mientras sus labios se levantaban, formando un arco.

 

Eugene Pitman era un profesor de grado hechicero y el supervisor del club de ajedrez. Él era un hombre de buenos modales, si un poco indeciso y un erudito.

 

Pero este Pitman— o quién sea que estuviera tomando esa forma— extendió una cruel sonrisa como una gran luna creciente en su rostro.

 

[Muy bien…] Dijo el hombre. [Los chicos y las chicas en Minerva son muy listos, ¿no?]

 

Su voz era claramente diferente a la de Pitman ahora. Era baja para una mujer, pero considerablemente aguda para un hombre. Era como la miel concentrada— dulce y pegajosa, una voz rara.

 

Pitman— o más bien, el falso Pitman— abrió su boca y empezó a recitar.

 

Bernie no necesito oír mucha de ella para saber que el hombre estaba recitando un hechizo.

 

¡Es un mago! Bernie de inmediato uso un cántico abreviado para producir diez flechas hechas de luz. Las flechas doradas crujían y revoloteaban mientras se movían para rodear a falso Pitman. Y con un movimiento de su dedo, las flechas volaron hacia el hombre.

 

Justo entonces, el oponente de Bernie terminó su cántico. ¡Pero si su ataque solo está empezando ahora, entonces el mío impactará primero! Las flechas de luz se clavaron en el cuerpo del falso Pitman. Eso debería paralizarlo, Bernie pensó.

 

Sin embargo…

 

[Oh vaya, esto apesta… Como si me hubieran clavado agujas.] El falso Pitman dijo, meneando su brazo y haciendo que las flechas se disiparan.

 

¿Le quite demasiada fuerza tratando de tomarlo con vida? Se preguntó Bernie, haciendo uso de otro cántico abreviado para lanzar el hechizo otra vez con más poder. Esas flechas eran bastante fuertes para noquear al hombre por completo si impactaban, pero el falso Pitman meneó su brazo otra vez, derribándolas.

 

Bernie no podía creerlo. ¿Esquivo un ataque con sus manos?

 

Pensó a la primera que el hombre había usado una barrera defensiva, pero juzgando por la forma en que sus ataques estaban atacando, no se veía como alguna barrera que Bernie conociera.

 

¿Qué hechizo uso entonces? Bernie miró con sus ojos llenos de sospecha— luego jadeo mientras el hombre empezó a cambiar de forma ante él. Algo azul apareció en el rostro del falso Pitman. Mirando de cerca, no era solo su rostro, sino su cuello y sus manos. Parecía ser toda su piel expuesta, de hecho— escamas azules.

 

[¡Oh! ¿Esta es tu primera vez apreciando la magia dragón cambiante?]

 

[¿Dragón cambiante…?] Bernie nunca había visto u oído de tal cosa. Sin embargo, pensó, usando todo su conocimiento para tratar y llegar a lo que, exactamente, estaba viendo. Obviamente había inducido a una transformación física. Magia que fortalecía o cambiaba el cuerpo era llamada magia de manipulación corporal. Debido a su alto riesgo de contaminación de maná, fue prohibida por todo el mundo. En años recientes, sin embargo, una nación había reabierto la investigación en el tema.

Esa nación era el imperio al este del Reino de Ridill.

 

[¿Eres del Imperio Schwargald?] Bernie demandó.

 

El falso Pitman sonrió sin responder.

 

Si un mago del Imperio había cambiado lugares con Pitman e infiltrado en la Academia Serendia, probablemente estaba aquí para ya sea asesinar o secuestrar a alguien importante. Y la única persona que cae en ese perfil— quien estaba seguro de aparecer en la competición de ajedrez— era…

 

¡Está detrás del Príncipe Felix!

 

Bernie no podía pasar por algo a un intruso dispuesto a dañar el segundo príncipe. Tenía que detener el plan de este mago imperial, a como dé lugar.

 

Bernie empezó a recitar, intentando usar el hechizo más poderoso en su arsenal, pero el mago imperial se echó a correr. Era rápido. Las increíbles piernas fuertes del hombre lo propulsaron a Bernie en un abrir de ojos. Tomó el cuello del chico con una mano, fácilmente levantándolo en el aire.

 

[Gah… ¡hah!]

 

El falso Pitman era un hombre delgado de altura mediana— Bernie no pudo pensar que él tenía la fuerza para levantar a una persona con una sola mano. Pero la estructura de la mano alrededor del cuello de Bernie estaba deformada. Sus uñas eran largas y filosas. El mismo brazo sobresalía con músculos raros. Al parecer, su piel ya no era la única cosa que había cambiado.

 

Escamas que podían bloquear ataques mágicos, combinados con extraordinaria fuerza… Ya veo, pensó Bernie. Dragón cambiante.

 

Agitaba sus piernas y hundió sus uñas en el brazo tomando su cuello, pero no hizo daño. Y lo peor de todo, no podía recitar en esta situación.

 

Al menos tenía que advertirle a alguien. El Eugene Pitman en Serendia era un mago imperial disfrazado, usando la peligrosa magia de manipulación corporal.

 

[¡¿Bernie?!]

 

De pronto, oyó una voz detrás de él. Miró alrededor usando solo sus ojos para encontrar a Monica parada en la puerta.

 

El mago imperial dijo, luego empezó a recitar un hechizo rápido. [¡Ahógate y muere!]

 

De inmediato, el lugar a los pies de Monica empezó a brillar. Luego una esfera de agua apareció, encerrándola. Atrapada en la burbuja, el rostro de Monica se retorció de dolor. Su boca se abrió y cerró sin más.

 

El mago imperial suspiró, irritado por la serie de interrupciones. [No puedo dejar que grites. Lo siento, señorita, pero necesito que te quedes allí hasta que te ahogues.]

 

Monica luchaba dentro de la esfera de agua, burbujas saliendo de su boca. La esfera usaba un tipo de poderosa barrera interna, y era muy difícil escapar una vez dentro de ella. Incluso magos, incapaces de recitar bajo el agua, no tendrían más que esperar por su muerte.

 

Los magos necesitaban recitar, claro es.

 

Hubo un ruido agudo como el sonido de vidrio rompiéndose. El mago imperial, confundido, se giró— pero entonces, la barrera acuosa encerrando a Monica ya estaba cubierta en grietas, dejando que el agua se drene.

 

[¡Imposible!] El falso Pitman exclamó mientras la barrera estallaba por completo, esparciendo agua por todas partes y dejando a Monica en el suelo.

 

La chica tosió y tosió, pero logró levantar la mirada y encaro al mago imperial. Detrás de sus mechones mojados y desordenados, sus ojos castaños brillaban con un poco de verdor.

 

Viento creado del maná estalló alrededor de ella. Ese viento formó una bala invisible que procedió a golpear al mago imperial justo entre sus ojos.

[Gahh, ¡¿agh?!]

 

La única debilidad de los dragones, ya que eran altamente resistentes a la hechicería, era el lugar entre sus ojos— y al parecer, la misma regla se aplicaba a esos usando la magia de dragón cambiante.

 

El golpe en su frente confundió al mago imperial. Sus ojos se dieron vuelta y cayó. Bernie, su cuello se liberó del agarre del mago, cayó al suelo, jadeando por aire.

 

[Bernie… ¡¿E-Estás bien?!]

 

Él levantó la mirada para ver a Monica observándolo, preocupación en su rostro. Se sentó y arregló sus lentes quebrados.

 

[No es nada. Más importante, ¿tienes idea de lo qué está pasando—?] Antes que pudiera terminar, escuchó un toque en la ventana. Se volteó a ver a una pequeña ave amarilla golpeando fuera del vidrio. Monica corrió y abrió la ventana, dejando que el ave vuele dentro del cuarto. Un momento después, se transformó en una persona.

 

Esta persona era alguien que Bernie reconocía. Era el hombre rubio con ropa demasiado formal. Al parecer, no había sido un hombre, sino un espíritu.

 

[Ha manejado al asesino maravillosamente, Bruja Silenciosa.]

 

[Miss Ryn, gracias por decirme que Bernie estaba en peligro.] Monica se inclinó al espíritu rubio, luego miró al mago imperial. [Esta persona ha sido un señuelo, así que por favor, continua alerta. Y ¿puedes pedirle a Nero que se quede cerca del príncipe todo el tiempo?]

 

[En seguida.]

 

Luego de escuchar a Monica hablarle al espíritu, Bernie por fin entendió por qué estaba aquí.

 

Era una persona bastante tímida. Nunca se habría inscrito en la Academia Serendia por propia voluntad. Supuso que estaba en una misión para proteger al segundo príncipe— ultra secreto, sin duda. Una misión que demanba que se inscribiera aquí.

 

Monica agitó su chorreante falda, luego recogió sus lentes del suelo y los puso en su bolsillo.

 

La empapada chica con cabello despeinado le recordaba mucho a Everett la Muda en Minerva, cuando sus compañeros la molestaban. Estaba sollozando y moqueando en ese entonces. Pero ella era diferente ahora.

 

Sin derramar una sola lágrima, miró a Bernie.  [Um, ¿Bernie?]

 

[¿Sí?] Respondió.

 

Monica sonrió con un poco de soledad en su expresión. [Parece que… este es el fin de mi falsa vida en la academia.]

 

Este intento de asesinato probablemente explotaría en un gran incidente. El real Eugene Pitman seguramente había sido asesinado cuando el mago imperial tomó su lugar. Con un profesor de Minerva como la víctima, sería imposible encubrirlo. La identidad de Monica como quien lo había capturado pronto sería conocido por todos, forzándola a dejar la academia.

 

Bernie podía escuchar pisadas en la distancia— probablemente viniendo a chequear el cuarto de espera.

 

¡Ugh, Bien! Sin tomarse el tiempo en pensarlo, Bernie vocalizó. [Haz que ese espíritu se haga un ave. ¡Rápido!]

 

[¿Huh? Um, ummm…]

 

Mientras Monica se quedaba allí parada sin palabras, sin entender su orden, el espíritu rápidamente regresó a su forma de ave. Bernie luego escondió el ave detrás de un armario. Mientras terminaba, dos personas entraban al cuarto de espera.

 

Ambos eran miembros del consejo estudiantil de la academia— Cyril Ashley y Neil Clay Maywood.

 

[¡¿Qué es todo esto?!] Cyril demandó.

 

[¡Oh no, oh no! ¡¿Te encuentras bien, Lady Norton?! ¡Estás empapada!] Neil gritó.

 

El cuarto era un desastre. Pitman estaba en el suelo con sus ojos volteados, Bernie tenía un corte en su cuello y Monica estaba mojada.

 

Algo extraño había sucedido aquí claramente.

 

Cyril se quitó la chaqueta y la puso alrededor de los hombros de Monica, luego le preguntó a Bernie. [Bernie Jones de Minerva, explica esas heridas.] Miró al chico con duda.

 

La situación hacía ver que Bernie había dañado a Pitman y Monica. No podía culparlos por asumirlo. Con un comportamiento muy calmado, respondió claramente y con confianza.

 

[Parece que alguien ha cambiado de lugar con Eugene Pitman. Cuando descubrí lo del disfraz, me atacó y luché contra él. Dio la casualidad que Lady Monica Norton entró al cuarto de espera en ese preciso momento y se vio atrapada en la pelea.]

 

Cyril y Neil se quedaron sin palabras por las palabras de Bernie quien miró al mago que se había transformado en Pitman.

 

[Este mago estaba usado magia de manipulación corporal.] Explicó. [Es posible que venga del Imperio.]

 

El hecho que alguien había tomado el lugar de un profesor de Minerva e infiltrado en la Academia Serendia era bastante problema en sí. Añadir a otras naciones en la mezcla y la situación se volvería mucho más grave.

 

Dándose cuenta de esto, la expresión de Cyril se puso seria. Dirigiéndose a Neil, dijo. [Me quedaré a vigilar la escena y obtener detalles de Bernie Jones. Informa al príncipe y a los profesores.]

[¡Sí!]

 

[Y lleva a la Contadora Norton a la enfermería mientras estás en ello. Creo que varios de sus amigos estaban en la audiencia. Haz que se queden con ella.]

 

Neil asintió, luego le preguntó a Monica si podía pararse.

 

Monica, aún usando la chaqueta de Cyril, miró a Bernie.

 

[Um, Bernie, yo…] Sus ojos parecían estarle preguntando por qué la había cubierto.

 

Bernie le dio una de sus usuales sonrisas sarcásticas, fijo sus lentes con un dedo, y dijo. [Será mejor que sigas agradeciéndome por el resto de tu vida.]

 

Cyril y Monica se veía confusos— no entendían el verdadero significado detrás de sus palabras. Pero Monica le dio a Bernie una profunda reverencia, luego dejo el cuarto de espera con Neil.

 

✽✽✽✽✽

 

El concurso entre la Academia Serendia y Minerva dejo una victoria para Monica en la primera partida y una victoria para Minerva en la segunda. Ahora solo las anclas quedaban para decir qué escuela sería la victoriosa.

 

Esa partida final terminaría pronto, pero Lana estaba mucho más concentrada en Monica que el ajedrez. Luego de perder ante su amiga, Bernie Jones salió del cuarto. Eventualmente, Monica también se fue tranquila— probablemente iba tras él.

 

Lana estaba preocupada que Bernie pudiera desquitar su enojo con ella o decirle cosas terribles otra vez. Sabía que Cyril y Neil habían ido a revisar el cuarto de espera, así que dudaba que algo pasaría, pero no podía quitarse ese mal presentimiento en su estómago.

 

Eventualmente, Neil regresó. En lugar de regresar a su asiento, rápidamente caminó a Felix y susurró algo en su oído.

 


¿El vicepresidente Ashley no está con él? Lana se preguntó. El hecho que Cyril no estuviera aquí y la sombría expresión en el rostro de Neil la puso aún más ansiosa.

 

Justo entonces, la tercera partida terminó. Elliott Howard ganó, significando que Serendia tenía dos victorias y una derrota. Un corto receso seguiría, luego del cual la Universidad jugaría contra Minerva.

 

Pero entonces, Felix se paró e hizo un anuncio.

 

[Me disculpo por la repentina interrupción tan pronto la partida termino. Sin embargo, hay algo que necesito que todos se enteren.] Su usual sonrisa se fue. [He recibido la noticia de un intruso en la academia.]

 

Lana estaba atónita sin palabras. Todos los demás estaban igual de sorprendidos— y todos lucían inquietos.

 

Para calmarlos, Felix suavizó su tono un poco. [No hay necesidad de estar en pánico. El intruso ha sido capturado y los guardias de seguridad están en espera fuera de este salón. Pero para estar seguros, me gustaría dejarlos patrullando el campus, así que por favor, ¿se quedarían aquí de momento?]

 

El salón entró en pequeñas charlas, pero nadie se asustó— el príncipe dijo que había guardias de seguridad afuera en la puerta.

 

Esperen, Lana pensó. ¿Qué hay de Monica? No está aquí. ¿Qué le pasó?

 

Mientras estaba por preguntar, alguien llego a donde estaba sentada— Neil.

 

[¿Tienen un momento?] Preguntó, llegando a Lana, Claudia y Glenn antes de bajar su voz y susurrar. [Lady Norton estuvo en la escena de captura del intruso.]

 

Luego cubrió la boca de Glenn antes que el otro chico gritara en sorpresa.

 

Parecía que estaba volviéndose bueno lidiando con él.

 

[Shhh.] Continuó. [Por fortuna, no está lastimada, pero probablemente está experimentando algo de miedo… ¿Irían para estar con ella?]

 

[¿Dónde está ahora?] Lana preguntó de inmediato.

 

Neil habló levemente para que nadie más escuchara. [La enfermería.]

 

Y así Lana, Claudia y Glenn salieron del salón a petición de Neil y se dirigieron a la enfermería con los guardias de seguridad para escoltarlos.

 

[Monica, ¿estás allí? Vamos a entrar, ¿bien?]

 

Cuando tocaron en la puerta de la enfermería y entraron, en lugar de la enfermera, encontraron a Monica sentada en una silla… usando nada más que la chaqueta de un hombre sobre su ropa interior.

 

Lana no perdió tiempo tacleando a Glenn y sacándolo del cuarto, dejándola y Claudia dentro, antes de tocar la puerta cerrada.

 

[¡¿Por qué fue eso?!] El chico gritó desde el pasillo, pero no él no era importante ahora.

 

Monica no se veía particularmente asombrada con Glenn viéndola en ropa interior. [Oh, holi, Lana.] Dijo, permaneciendo sentada mientras con calma la miraba. Lana caminó a su amiga y luego preguntó, su voz se agitaba. [¿De quién es esa chaqueta?]

 

[Um, Lord Cyril me la presto…]

 

Lana enterró su rostro en sus manos y levantó su cabeza hacia el techo. [¡Siempre le tuve buena estima al vicepresidente Ashley!]

 

[¡¿Y cómo pudo dejar a una chica aquí en tal estado?!] Lana se quejó.

 

Monica bajó su mirada, insegura en qué hacer.

La única calmada en el cuarto, Claudia miró el uniforme goteando de Monica colgado en un rincón y murmuró. [Ese idiota no es mi tipo. Dudo que tenga las agallas.]

 

[¡Pero ¿esa no es la única conjetura que puedes hacer aquí?!] Lana demandó, sus ojos llenos de ira.

 

Claudia apuntó al rincón del cuarto, donde el uniforme de Monica se colgaba.

 

Lana lo miró, entonces pestañeó.

 

[Um, hacía mucho frío porque mi uniforme estaba mojado, así que lo quite para secarlo.] Monica murmuró. [Pero no sabía cómo quitarme el corsé sola, así que… me alegro que vinieras, Lana.]

 

[…]

 

Lana colocó sus manos en los hombros de Monica y le dio una mirada seria. [¿No estás lastimada?]

 

[No.]

 

[¿Y no te duele en ninguna parte?]

 

[No.] Monica agitó su cabeza.

 

Lana cayó al suelo y sopeso un suspiro de alivio.

 

Luego que Lana le ayudó a deshacer el corsé, Monica se quitó su ropa interior mojada y se cambió a un simple conjunto de pijamas que había tomado de la enfermería. A decir verdad, había sentido mucho, mucho frío, así que tomó una manta delgada de la cama y se envolvió en ella.

 

Claudia en silencio entregó una taza de té. Al parecer, le había preparado una bebida caliente. Monica lo tomó y sorbió su contenido antes que su rostro se retorciera en una sonrisa.

 

[E-Es tan cashente… Oof…]

 

[Tiene jengibre, pimiento rojo, y cítricos. Te calentará.]

 

La mezcla había sido hecha especialmente para dar calidez sin tanta atención al sabor. Pero Claudia tenía razón— mientras Monica bebía de ella, sintió calidez entrando a su cuerpo. Suspiró.

 

Glenn, a quien eventualmente se le había permitido regresar al cuarto, le preguntó. [¿Y qué pasó? El presidente dijo algo acerca de un intruso.]

 

Monica dudó por un momento en cuánto decirles. Al parecer, las personas en la competición de ajedrez habían sido informados del intruso. Tarde que temprano, cualquier información que Monica tuviera estaría sujeta a rumores.

 

Probablemente deba permanecer en silencio acerca del mago imperial sustituyendo a un profesor de Minerva, pensó.

 

Gracias al rápido actuar de Bernie, todos ahora consideraban a Monica una simple víctima quien coincidió estar en la escena. El intruso probablemente no se había dado cuenta que ella lo había atacado con magia sin recitar, así que mientras ella y Bernie tuvieran sus historias en la misma dirección, sería capaz de seguir con su vida en la academia.

 

Pero había una cosa que no entendía. ¿Por qué Bernie me encubrió…? Había tenido tanto odio hacia ella y se burló de ella por pretender ser una estudiante. Pero al final, había mentido para proteger su identidad.

 

“Será mejor que sigas agradeciéndome toda tu vida.” Dijo, sonriendo sarcasticamente.

 

Pero ya estaba agradecida, Monica pensó. Desde la primera vez que nos conocimos. No lo entiendo…

 

Suspiró, entonces empezó a cantinflear en su explicación.

 

[Um, así que Bernie… Seguí que seguí al ancla de Minerva al cuarto de espera, y estaba luchando contra el intruso allí…]

 

[Ya veo.] Glenn dijo. [¿Y luego te envolviste en eso? Tu ropa está mojada también. ¿Fue magia de agua u otra cosa?]

 

[Mm-hmm. Fue un hechizo que me encerró en una burbuja de agua.]

 

Cuando Monica explicó que el hechizo fue la razón que su uniforme se empapara, Claudia la miró de cerca, su expresión impredecible.

 

[Envenenada en la fiesta de té, casi golpeada por un tablón, y ahora te encuentras con un intruso por coincidencia… Tu vista aquí ha sido nada gratificante.] Comentó.

 

Monica gruñó. Dejando el veneno en la fiesta de té, los otros incidentes estaban relacionados a los ataques a la vida de Felix. Como su guardaespaldas, era natural que estuviera en el momento. Pero nadie más estaría convencido que tuviera una terrible suerte.

 

En realidad, su suerte… no era tan buena. Bastante mala, de hecho. No— tanto como podía imaginar, era absolutamente terrible.

 

Mientras meditaba en su mala fortuna, Glenn, extendiendo sus piernas con rudeza mientras se sentaba, preguntó. [¿Crees que cancelarán el concurso de ajedrez? Incluso después que ganaste y todo.]

 

Lana asintió. [Eso sería lo apropiado. Todo eso irá ocurrir muy pronto.]

 

[¿También cancelarán el festival escolar?] Glenn preguntó en alto. [Con un incidente como este, no creo que haya muchas opciones…]

 

Lana realmente se veía tan deprimida. Había estado a cargo de los disfraces para la actuación. Nadie podría culparla. Todos había estado deseándolo. Incluso los hombros de Glenn se cayeron en decepción.

Pero sorprendentemente, fue Claudia la que los contradijo.

 

[Lo harán.] Dijo— pero no en un tono muy alentador. Su rostro estaba tan sombrío como siempre, y habló como si estuviera dando malas noticias.

 

Dudosa, Lana objetó. [¿No es la seguridad del Príncipe Felix su mayor prioridad? ¿Por qué no lo cancelarían?]

 

Era una pregunta razonable. Pero el rostro de Claudia tomó una expresión de cansancio, como si explicarlo sería la última cosa que querría hacer.

 

[El Duque Clockford insistirá en ello.] Dijo.

 

El Duque Clockford— un prominente noble y el abuelo paterno de Felix. Todos conocían que la Academia Serendia estaba bajo su control. Pero ¿por qué el duque forzaría a realizar el festival escolar, incluso si significaba sacrificar la seguridad del segundo príncipe, quien estaba bajo su tutela?

 

Con nervios, Monica le hizo una pregunta a Claudia. [Um, el Duque Clockford respalda al príncipe, ¿cierto? ¿No estaría preocupado por su seguridad…?]

 

[El Duque Clockford no es así.] Claudia le dijo en voz baja.

 

Monica nunca se había reunido con el duque en persona antes y conocía de él por rumores. De acuerdo a Louis, él era un hombre bastante ambicioso quien no se detendría por nada para conseguir lo que quería.

 

[Fortalecerán la seguridad.] Claudia continuó. [Pero el festival cultural seguro se hace. Está destinado a ser el debut del segundo príncipe, y el Duque Clockford lo ve más importante que su propia seguridad.]

 

Si el duque estaba dispuesto a asegurar el debut del príncipe, debe significar que lo quiere en el trono no importa qué. Si el príncipe asciende, el duque aseguraría aún más su autoridad que ahora. Sería incluso más poderoso que el rey.

 

[Y tampoco es que el segundo príncipe se oponga.] Claudia dijo. [Porque es la marioneta del duque.]

 

Por alguna razón, le dio un escalofrío en la espalda a Monica. El segundo príncipe era la marioneta del Duque Clockford. Casey había dicho la misma cosa.

 

Pero Monica no podía permitirse aceptar que “marioneta” era el término correcto para Felix.

 

Tengo un mal presentimiento con esto… pensó, una extraña premonición se elevaba dentro de ella mientras tomaba otro sorbo de su taza.

  

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