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Capítulo 4

Mi Amigo

 

El montaje de la competición de ajedrez contaba con juegos de mesas para ser usadas por los jugadores y, a una corta distancia, los asientos de la audiencia. Esta distancia estaba destinada para ayudar a prevenir que la audiencia distraiga a los jugadores.

 

Para la hora que Lana llegó a la clase, los miembros del consejo estudiantil que no estaban en la lista ya estaban sentados en el banco largo en la fila frontal. Mientras dudaba dónde sentarse, Claudia y Glenn— quien había llegado con ella— se movieron directamente al banco frontal y se colocaron a cada lado de Neil.

 

Las cejas de Cyril se levantaron mientras Glenn lo hacía a un lado. [¡No empujes! ¡Hay muchos otros asientos!]

 

[¡Pero si me siento a la par de Neil, él podrá explicarme las partidas!] Glenn insistió.

 

[¿Tienes un problema que me siente a la par de mi prometido?] Claudio preguntó. [¿Y bien, mi querido hermano mayor?]

 

Observando a los dos hizo que lana se siente ridícula por dudar, y se colocó justo a la par de Claudia.

 

Monica ya estaba sentada en una de las mesas. Cuando notó a Lana y los otros, los miró. Lana le dio un leve saludo y los labios de Monica se retorcieron mientras lo regresaba.

 

[Vaya, todo se ve tan autentico. ¿Para qué es todo eso?] Glenn preguntó, señalando a un gran tablero entre los jugadores y la audiencia-

 

[Eso suele demostrar el progreso de las partidas y explicar lo qué está pasando.] Neil respondió. [¿Ves las líneas dibujadas encima? Añadirán tachuelas como piezas para mostrarte cómo siguen las partidas.]

 

[Ohhh.] Glenn dijo. [Supongo que es porque no Podemos ver el tablero de ajedrez desde aquí, ¿huh?]

Claudia, acurrucándose con Neil, miró a Glen, con ojos fruncidos. [Hablas como si ver el tablero te ayudaría.]

 

[¡Hey, ya sé cómo funciona el ajedrez!] Glenn insistió. [¡Te colocas en una buena posición, luego dices jaque mate! Es genial— como nombrar tu movimiento final en un duelo.]

 

Escuchar a Glenn parlotear tranquilizó la mente de Glenn. Al parecer, no era la única sin conocimiento del juego. Mientras suspiraba en Alivio, escuchó a tientas una conversación cercana.

 

En uno de los bancos en la fila frontal se sentaba el instructor de ajedrez de la Academia Serendia, el Profesor Boyd, junto con sus colegas de la Universidad y Minerva. El profesor de la Universidad parecía estar hablando con el Profesor Boyd. Lana recordó que la primera partida sería entre Serendia y la Univerdad.

 

[Se dará cuenta que somos una fuerza a tener en cuenta.] Dijo el hombre de la Universidad. [Tenemos uno de primer año muy talentoso. Vino a esta nación desde Landor específicamente a estudiar ajedrez— y escogió nuestra escuela. Es un famoso jugador de ajedrez alabado por no tener rivales entre los estudiantes de su propio país.]

                                                                                                      

Él habló largo y tendido, mientras el profesor de Minerva a su costado solo daba una leve respuesta.

 

[¿Vino desde otro país solo para estudiar? Impresionante.]

 

[¡Sí, sí!] El instructor de la Universidad dijo. [Es increíblemente talentoso. Es solo que puede ser un poco cuadrado a su manera a veces. Normalmente pondríamos a un chico con sus talentos en la posición de ancla, pero insistió en ser el primer jugador porque es el más joven y no tomaría un no como respuesta. Siento como si debería disculparme con los primeros jugadores en los otros equipos.]

 

Lana inconsciente vio a los nombres de los jugadores escritos en el tablero. El anticipado novato de la Universidad— el estudiante de intercambio del Reino de Landor— se llamaba Robert Winkel. Sería el oponente de Monica en la primera partida.

 

[Oh, debo decir…] El profesor de la Universidad dijo. [Lo siento mucho por la jovencita. Se ve como una chica bastante capaz, pero nuestra as probablemente probará ser mucho mejor que ella.] Le robo una mirada a los duros rasgos del Profesor Boyd.

El rostro del profesor de Serendia era serio, como si estuviera en medio de una batalla. En voz baja, dijo. [Me disculpo de antemano.]

 

[¿En serio? ¿Por qué? ¿Quiere decir que su estudiante es tan débil que no supondrá un problema?]

 

[Por poner a Monica Norton como la primera.]

 

[¡Ah, ya veo! ¡Así que Serendia se dispuso a escoger a una estudiante para su equipo para avivar las cosas! ¿O es la hija de una casa noble que hizo una contribución financiera bastante generosa a la escuela? Serendia ciertamente es diferente a nuestra Universidad— valoramos la meritocracia sobre todo lo demás. Pero supongo que esas cosas pasan, ¿huh?]

 

¡¿Qué tan descortés puede ser?! Lana pensó, apretando sus dientes en ira. ¡Cómo se atreve hablar de Monica de esa manera!

 

Luego de una pausa, Boyd dijo. [Hice a Monica Norton la primera porque tiene poca experiencia.]

 

[Sí, en efecto. Supongo que una señorita tendría pocas oportunidades de jugar ajedrez. ¿Cuántos años llevado jugando?] El profesor de la Universidad preguntó, poniendo una sonrisa. [¿O solo ha sido una vez?]

 

Boyd levantó dos gruesos dedos.

 

[Dos semanas.] Dijo.

 

Había otra persona escuchando la conversación de los profesores— un jugador de Minerva, Bernie Jones. Sus delgadas cejas se retorcieron mientras continuaba viendo a Monica donde estaba sentada en el área de jugadores.

 

✽✽✽✽✽

 

Desesperadamente tratando de controlar su dolor de estómago, Monica tomó asiento. Su dolor estomacal no era debido a la presión de tener que jugar ajedrez, sino porque Bernie estaba muy cerca de descubrir su verdadera identidad.

 

También estaba ansiosa en si Nero y Ryn estaban manteniendo la guardia como había instruido. Quería creer que estarían bien ya que se aseguró absolutamente que entendieran lo que quería, incluso confirmando varias veces… pero también parecía que les gustaba mucho esa ropa, así que seguía intranquila.

 

Suspiro mientras el chico de la Universidad se sentó frente a ella y habló. [¿No te sientes bien?]

 

[N-No, estoy… estoy bien…]

 

[Oh.]

 

El estudiante, llamado Robert Winkel, al parecer era más joven que ella con dieciséis años, pero era tan alto que apenas lo aparentaba. No es solo la altura, también musculatura— de hecho, se veía más como del club de entrenamiento de espada que ajedrez.

 

Tengo que concentrarme en la partida frente a mí, Monica se dijo a sí misma.

 

[Parece que es hora.] Su oponente dijo. [Tengamos una buena partida.]

 

[S-Sí, vamos… a jugar bien.]

 

Ella se trabó.

 

Y eso que había estado dando lo mejor hablando. Se sentía avergonzada que ahora le jugara a mal al final— pero se deprimió por unos cuantos segundos.

 

Cuando levantó su cabeza y miró al tablero de ajedrez, toda la vergüenza e intranquilidad en su mente se desvaneció, se remplazó solo y únicamente por el ajedrez.

 

Robert se vio sorprendido por el abrupto cambio en su comportamiento, pero Monica ni lo notó.

 

La única cosa en su mente eran las piezas en el tablero.

 

Mientras las partidas empezaban, Glenn puso una mano en su rostro y casi se le salía una ovación ante Neil, dándose cuenta, puso su mano sobre la boca de su amigo.

 

[¡Sin gritos durante las partidas!]

 

[Mrfh… Estaba tratando de decir, “Puedes hacerlo, Monica.” Es todo…]

 

[No significa no.] Neil regañó.

 

A la par de Glenn, Cyril acarició su temple como si tuviera un dolor de cabeza. [Oficial Maywood.] Dijo. [Con el fin de mantener la dignidad de nuestra escuela, por favor, asegúrese que Glenn Dudley mantenga su boca cerrada.]

 

Claudia sonrió. Tenía una sonrisa retorcida— cualquiera que la viera sabría al instante que lo que sea que estuviera pensando, estaba lejos de lo normal.

 

[Entonces si animo a Monica ruidosamente, Neil cubrirá mi boca con su mano, ¿verdad? Que… corazón puro.]

 

[Nada de eso es de corazón puro.] Lana respondió, con más curiosidad en la partida. [Hey, ¿qué está pasando? ¿Quién está ganando?]

 

Claudia la miró con exasperación. [Nadie puede decir quién está ganando o perdiendo tan pronto.]

 

Lana, quien no sabía mucho del ajedrez, renuentemente se silenció.

 

Glenn, libre de la mano de Neil, dijo en un tono levemente más apagado de lo usual. [Pero ¿la partida de Monica no está avanzando muy rápido? Las piezas se están moviendo dos veces más rápido que las otras mesas.]

 

Tenía razón. El tablero mostrando el estado de las partidas estaba actualizándose con una velocidad anormal, pero solo en la sección de los primeros jugadores. El estudiante moviendo las piezas en el tablero de simulación se veía casi frenético mientras miraba de un lado al otro entre la partida y el tablero frente a él.

 

Sabiendo de sobre que sería ridiculizada por ello, Lana le hizo una pregunta a Claudia. [Hey, ¿hay una regla en ajedrez donde jugar más rápido te hace ganar ventaja?]

 

[Los turnos en ajedrez tienen tiempo límite, así que no es malo jugar rápido. Pero Monica está jugando más que rápido.]

 

Monica estaba tomando tres segundos o menos para pensar en sus movimientos. De hecho, de la perspectiva de un espectador, casi se sentía que ella no estaba pensando en nada.

 

Glenn puso su puño en su palma. [¡Ya entiendo! ¡Se está moviendo rápido para presionar a su oponente!]

 

Cryil gruñó, su rostro es una mezcla de emociones. [Es una estrategia conocida, pero… ¿la Contadora Norton haría algo como eso?]

 

Luego, mientras el tablero era actualizado con el último movimiento de Monica, las expresiones de Cyril, Neil, y Claudia cambiaron. No solo ellos. A diferencia de Lana y Glenn, quienes no tenían idea del ajedrez, básicamente todos los presentes habían empezado a enfocarse en la partida de los primeros jugadores.

 

Felix, quien había estado observando en silencio hasta ahora, miró en un rincón de su vista a Bridget, quien se sentaba a su par. [¿Lo ves? Ella es grandiosa.] Dijo.

 

Bridget escondió su boca con su abanico abierto y frunció sus ojos. Sus ojos ámbar estaban tranquila y cuidadosamente enfocados en Monica.

 

[Oí que era la hija adoptiva de la anterior Condesa Kerbeck y era tratada como una sirvienta, nunca recibió la educación de un niño noble. Y aun así, tiene una maestría en las matemáticas avanzadas y una increíble habilidad en ajedrez…]

 

Una hermosa y perfecta sonrisa de una damisela se extendió en sus labios mientras continuaba observando a la otra chica.

 

[¿De dónde debes venir y qué tipo de educación debes recibir, para terminar como ella? Me encuentro totalmente interesada.]

 

Felix respondió con una perfecta y caballerosa sonrisa. [Concuerdo. Estoy bastante fascinado.]

 

Durante su breve intercambio, el vaivén de alto nivel en el tablero de ajedrez estaba procediendo a una velocidad terrorífica. Cuando Robert tomó la ofensiva, Monica lo apagaba con una extrema precisión. De inmediato atacaría, como si supiera lo que él estaba planeando desde el principio, y luego Robert, intrépido, daría el siguiente movimiento. Estaban leyendo dos, tres o diez turnos por delante. Era obvio para todos cuan diferente la partida de los primeros jugadores era de las otras dos— estaban en otro nivel.

 

En los asientos del profesorado, el rostro de Mr Redding estaba pálido mientras murmuraba. [Dos semanas, ¿dices? ¿D-Dos semanas?]

 

Mientras, sentado con los otros estudiantes de Minerva, Bernie Jones estaba mirando a Monica con ojos oscuros.

 

Monica movió su caballero, luego soltó un corto suspiro. Mientras sus dedos soltaban la pieza, su tranquila expresión se disolvió y sus cejas cayeron. Empezó a jugar con sus dedos como siempre lo hacía mientras decía. [Um, es… jaque mate.]

 

La partida más avanzada que sería vista en el torneo había terminado en un increíble corto tiempo. Casi una hora después, los segundos y terceros jugadores terminaron sus partidas. Resultó en luna victoria de la Universidad, con dos victorias a una, pero todos entendían de sobra quién era el jugador más fuerte.

 

✽✽✽✽✽

 

Luego de la primera serie de partidas, un simple stand de comida y reunión, organizado por el consejo estudiantil. Sus únicos participantes eran los jugadores y profesores de cada escuela, además de los miembros del consejo estudiantil de Serendia. Los estudiantes que habían llegado a observar las partidas tomaron su almuerzo por separado.  

 

Monica se paró en un rincón del cuarto y trató de mantenerse sin detectar, aunque sus ojos iban y venían. Bernie estaba comiendo su almuerzo y charlando con los otros estudiantes de Minerva. No se le había acercado más, pero no podía bajar su guardia. Tuvo que mantener tanta distancia entre ellos como fuera posible.

 

Mientras pensaba en ello, Elliott y Benjamin caminaron a ella sosteniendo platos con snacks y refrescos.

 

[Hey, Lady Norton.] Elliott dijo. [Vio el registro de tu partida.]

 

Sonaba algo mal. Entonces otra vez, solo Monica había ganado su partida contra la Universidad, Elliott y Benjamin habían perdido. Quizás estaba molesto porque fue la única que logro la victoria.

 

Mientras se agitaba nerviosa, Elliott acercó su rostro al suyo para verla, luego puso su dedo índice en su frente. [Hicimos toda esa práctica juntos… Pero te contuviste conmigo, ¿verdad?]

 

[¡N-No, yo no… no hice nada de eso!]

 

[No se requiere a un profesional para ver esta partida y darse cuenta que puliste tus golpes durante las prácticas. ¡¿Qué fue esa forma de jugar?! Se veía como que cada movimiento que tomabas era una nueva táctica heterodoxa… Esta partida quedara en la historia del ajedrez, sabes.]

 

[No, e-eso… es exagerar.] Monica insistió, el dedo de Elliott aún se clavaba en su frente.

 

[Oh, no molestes a nuestra chica.] Benjamin intervino. [Un concierto no se materializa si un actor sobresale al resto. Solo cuando las habilidades de los participantes están igualadas pueden llegar a alturas más grandes y crear las melodías más maravillosas. Su oponente era bastante talentoso— y es por eso que Lady Norton podía ejercer a topo sus propias habilidades. En otras palabras, sin ella lucirse tanto es producto de nuestras propias deficiencias. No te hagas de menos de ninguna manera.]

Benjamin se pausó, luego les dio una vuelta a sus mechones y miró al techo. [¡Ah! ¡Desearía poder haber visto el momento que esta maravillosa melodía nació en persona, más que solo leer los registros! ¡Oh, mi Dios! ¡¿Por qué me escogieron como jugador?! ¡Quería observarla desde la audiencia!] Estaba siendo dramático, pero tenía un punto. Robert Winkel era el oponente más Fuerte que Monica había enfrentado y es por eso que había ido a buscar libros de tácticas durante las partidas.

 

Mientras disfrutaba del resplandor de una partida muy divertida, vio a alguien llegar a ella. Era alto y flaco, se veía mayor que ella a pesar de su corta edad, con cabello negro corto y rasgos bien definidos y salvajes. Era el mismo Robert Winkel, el oponente de Monica en la partida anterior y el tema de conversación ahora.

 

[¿Lady Monica Norton?] Dijo.

 

Monica se sorprendió al sonido de su nombre y se escondió detrás de Elliott y Benjamin. Ya de por sí era tímida— pero hombres altos como Robert la asustaban más.

 

Mientras se agitaba, preguntándose qué hacer, Robert— parado recto como un soldado— continuó. [Estaba muy sorprendido por tu forma de jugar en nuestra partida.]

 

[¿G-Gracias…?] Balbuceó.

 

[¡Y debo hacer una pregunta!] Continuó, sus ojos abriéndose y fijando una aterradora mirada directamente en Monica. [¡¿Considerarías casarte conmigo para que podamos seguir jugando ajedrez juntos?!]

 

Su voz salía desde la boca de su estómago, tan fuerte para alcanzar los lugares más lejanos.

 

Cyril se tragó su bebida mientras Neil gritaba. [¡¿M-Matrimonio?!] Bridget también observo, claramente al tonto que no podía entender la situación. Felix tenía su usual sonrisa gentil— aunque había algo siniestro en la mirada que le puso a Robert.

 

En cuanto a Elliott, quien era el más cercano, expandió sus ojos y su boca quedo abierta. Monica, como la mayoría de personas alrededor, solo miró a la nada sin entender.

 

Al final, Benjamin rompió el extraño ambiente.

[¡Qué deplorable!] Gritó, arqueándose y moviendo su cabello violentamente. [¡El amor debe ser una melodía más apasionada— una que agite las emociones! ¡Esto carece de belleza! ¡Como música, tu propuesta carece de todo encanto! ¡De hecho, ni la consideraría música!]

 

Uso todo su cuerpo para expresar su lamento, exponiendo sus teorías personales en la naturaleza del amor.

 

Mientras la situación amenazaba con salirse de control, Elliott por fin interrumpió para calmar las cosas. [Uh, cierto. De lado la música, ¿qué me cuentas? Casarte por amor es una cosa, pero ¿casarte por el ajedrez? Nunca había oído de tal cosa.]

 

[Me disculpo.] Robert dijo. [Debí haberlo dicho mejor. ¡Me gustaría explicar mi razonamiento con la esperanza que Lady Monica considerará mi propuesta!] Sonaba absurdamente serio, su voz clara, su postura nunca dudo. [El ajedrez de Lady Monica ha robado mi corazón. Es la primera y única de nuestra generación en derrotarme tan bien. Si es posible, quiero jugar ajedrez con ella más… Pero asistimos a diferentes escuelas y no tenemos puntos de contacto. Por ello, creo que si nos comprometemos, nos dará una razón para reunirnos los findes y durante largos descansos. Y entonces, seríamos capaces de jugar ajedrez con todo gusto. ¡Y así que me gustaría mucho comprometerme con usted, Lady Norton!]

 

Todo tenía sentido ahora. No estaba bromeando cuando dijo que quería casarse con ella con el fin de jugar ajedrez. Esas fueron sus verdaderos— y muy ridiculos— sentimientos.

 

Elliott y Benjamin, quienes formaron un muro para Monica, cambiaron miradas. [Increíble.] Elliott murmuró. [Este tipo es tan centrado y casi refrescante.]

 

[Sin musicalizar…] Benjamin gruñó. [Ahh, sin una pizca de belleza…] Robert se movió alrededor para pararse frente a Monica, quien había estado en su sombra. Ella gritó, pero la ignoró.

 

[Soy el quinto hijo de un barón en el Reino de Landor.] Explicó. [No heredaré un título noble, pero de momento, planeo unirme a los Caballeros de Landor. Aquellos hábiles en ajedrez tienen la oportunidad de convertirse en oficiales. ¡Puedo decir con confianza que mi futuro está más o menos asegurado! ¡Mi familia tampoco tiene deudas y mis padres son confiables y amables! ¡Estoy en buenos términos con mis hermanos mayores también, y tenemos tres perros! ¡No tendrás nada de lo que preocuparte si te haces mi esposa!]

 

Se estaba moviendo rápido para Monica. Tengo que rechazarlo… pensó. “Monica Norton” solo era una persona— en realidad era una de los Siete Sabios y se había infiltrado en este lugar solo para proteger al segundo príncipe. El matrimonio estaba fuera de cuestión.

 

[Um, no puedo casarme contigo.] Dijo. [¡Lo siento!]

 

[¿Por qué no?] Preguntó. [¿Ya estás comprometida con otro?]

 

[No, no lo estoy, pero…]

 

Elliott le fijo una mirada a Monica que implicaba que pensaba que solo estaba siendo muy honesta. Pero simplemente no tenía la habilidad suficiente para mentir con tales cosas.

 

Mientras se inquietaba, Robert continuó con su conversación. [Si tienes preocupaciones con entrar en otro reino, déjame calmarte. Te apoyaré de cualquier forma— por problemas familiares, diferencias de lenguajes, y la alta sociedad. Quiero que te olvides de todo eso y solo te concentres en el ajedrez.]

 

[No, yo… Bueno, yo, um… ¡Lo siento!]

 

Incapaz de soportar más tiempo allí, Monica corrió hacia el corredor. Su andar era torpe y vacilante, pero lo dio todo.

 

[¡Lady Monica!] Robert la siguió. [¡Aún no he terminado!]

 

Pero antes que pudiera entrar en persecución, una mano cayó en cada uno de sus hombros— en el derecho Felix y en el izquierdo Cyril. Para esos presentes, habría parecido como un gesto amigable. Pero si lo veías de cerca, podrías ver todas las arrugas formándose en la camisa de Robert— prueba de la presión que estaba siendo aplicada.

 

[Perdón.] Felix dijo. [Pero pasa que ella es un miembro de nuestro consejo estudiantil. Debo pedirle que me comente cualquier propuesta.]

 

[Tu comportamiento es inadecuado para la ocasión. Como un miembro del consejo estudiantil, no puedo dejarlo pasar.]

La boca de Felix sonreía, pero sus ojos no. Cyril, por otro lado, estaba impasible, una frialdad se esparcía alrededor de él.

 

Elliott sonrió, seguro que este era el inicio de algo terrorífico.

 

✽✽✽✽✽

 

Luego de salir corriendo del cuarto, Monica bajó las escaleras hacia el primer piso antes de llegar a un alto. Casi nunca se ejercitaba y apenas podía respirar incluso después de tal corta caminata. Se recostó contra un muro y trató de recuperar su aliento.

 

Esa fue una sorpresa…

 

Obviamente, esta era la primera vez que alguien se le había propuesto. Robert no había sido atraído por su apariencia o personalidad, sino a su habilidad de ajedrez y la razón por la que había propuesto matrimonio fue para tener más oportunidades para jugar contra ella.

 

Para la mayoría habría sido condescendiente. Cualquier otro pudo haber estado enojado, pero Monica en realidad estaba sorprendida por lo lógico que era.

 

El romance era solo una palabra para ella. No tenía nada que ver con ello y realmente no entendía el concepto. Tenía una apariencia bajo el promedio, no hacía amigos fácilmente y apenas podía mantener una conversación. Más que decir que estaba enamorado de una persona como ella, alguien pidiéndole matrimonio para poder jugar ajedrez juntos tenía mucho más sentido y era más fácil de entender para Monica. Aunque, ella no tenía intención alguna de aceptar cualquier propuesta.

 

Pero ¿qué debo hacer ahora…? Se preguntó. Si regresaba, solo sería un peso muerto. Quizás me esconda en alguna parte hasta la siguiente partida contra Minerva.

 

Mientras lo meditaba, logró avistar algo levemente parpadeando frente a ella.

 

[¿Huh…?]

 

Fue una flecha hecha de fuego. Fueron cinco, cada una del grueso del brazo de un adulto, flotando sobre ella. Y al momento que habló, volaron hacia ella. Ninguna persona normal había sido capaz de esquivarlas.

 

Monica, sin embargo, puso una barrera sin recitar y bloqueó el ataque al instante.

 

[Sabía que eras tú, Monica.] Una voz vino de las escaleras.

 

Un escalofrío pasó por su espalda.

 

Lentamente, movió su mirada a los escalones hasta que sus ojos se fijaron en su antiguo amigo— Berni Jones.

 

Luz de la ventana detrás de él dejaron su rostro en la sombra, pero claramente podía distinguir la cruel sonrisa en sus labios. Bajó por las escaleras, eventualmente llegando frente a Monica. Se mantuvo donde estaba, petrificada.

 

Bernie le sonrió malignamente. [¿Por qué diablos está un miembro honorable de los Siete Sabios en un lugar como este, jugando ajedrez siendo un estudiante? ¿Fueron mentira los rumores que te habías refundido en una cabaña en las montañas?]

 

[Ah… Uh…] Monica desesperada movió su boca, tratando de hablar, pero las palabras no salieron. Sintió que el equilibrio se venía abajo. Sus pies empezaron a sentirse inestables.

 

[¿O quizás estás escondiendo tu identidad para tener oportunidad de vida escolar? Y en la Academia Serendia, nada menos— lo mejor de lo mejor. Es mucho dinero para malgastar en un capricho. Incluso estás rodeada de hombres, jugando al amor… ¡Haha! Bueno, parece que te estás divirtiendo.]

 

Monica se sorprendió por la parte de “estar rodeada de hombres.” Quizás… No, no había un “quizás” en esto. ¡Se refiere a Nero y Miss Ryn…! Al parecer, Bernie se había tragado su broma rara en serio.

 

Pero no podía decirle por qué estaba aquí. Su misión de proteger al príncipe era ultra secreto.

 

Mientras continuaba mirando a sus pies, Bernie estiró una mano y tomó un mechón de su cabello— el cabello de Lana había peinado por ella.

 

[Parece que has cambiado un poco.] Continuó. [Hasta que escuche tun ombre, nunca habría adivinado que fueras tú. Te has puesto algo bichota— a pesar que apenas puedes mantener una conversación. ¿Estás jugando al cosplay? ¿Pretendiendo ser adulta?]

 

[…Um… Ah…]

 

[Parece que te va bien. Alguien de Landor incluso se te propuso.] Las palabras de Bernie eran como dagas clavadas en el corazón de Monica. Y lo más dolida que se veía, lo más que sonreía.

 

[Oh, entiendo.] Dijo. [Estás pretendiendo ser una pequeña estudiante dolida para tener el favor del segundo príncipe, ¿verdad? Es típico de ti— pretender que eres débil y frágil, dependiendo de alguien… Eres como un parasito.]

 

El último comentario de verdad impacto, clavándose más profundo que el resto. Monica ya estaba preocupada que no estuviera regresando apropiadamente la amabilidad de sus amigos. Y siempre estaban haciendo mucho por ella.

 

Tembló, y Bernie resopló, sonriendo.

 

[¿Qué pasa? No me digas que no eres consciente. Bueno, en ese caso, déjame ser muy claro.] Aún sosteniendo el cabello de Monica, miró a sus ojos y dijo. [Eres una perra deshonesta. Solo piensas en ti misma— no te importa ni un poco nadie más o lo que les pase, ¿verdad?]

 

¿Es lo que Bernie piensa de mí?

 

Había mantenido una ingenua esperanza que quizás, si solo pudieran hablar entre sí como solían hacerlo… Pero solo fue atrapada bajo la fuerza de su desdén.

 

Bernie Jones odiaba a Monica Everett. No quería relacionarse con ella, no tenía nada más que rencor por ella. Esa era la innegable verdad.

 

Monica sintió los rincones de sus ojos calentarse. No puedo llorar, se dijo, apretando sus dientes y apenas logrando contener un chillido. Pero su nariz le picaba. La desesperación amenazaba con dejarla de rodillas.

 

Quería caer como un miserable bulto sollozante en el suelo.

 

[¡Y perras como tú están destinadas a estar solas, ignoradas por todos!] Lo sé, Bernie, pensó. Sé que nadie querría estar cerca de mí. Aunque, Monica había sido feliz cuando Bernie se ofreció a ayudarle en ese entonces.

 

Desesperadamente quería ser una amiga de la que pudiera estar orgulloso— era todo. Aunque…

 

Debí haber sabido que no tenía derecho de querer ser su amiga.

 

Justo cuando las Lágrimas que había estado conteniendo amenazaban con salir, algo pasó.

 

[¡Ya bájale!]

 

La voz de coraje de una chica resonó por el pasillo.

 

Monica levantó la mirada en sorpresa y vio a alguien correr a ella. El cabello bien ajustado de la chica se deshacía mientras corría y el borde de su falsa se balanceaba. Era Lana.

 

Notándola, Bernie de inmediato soltó el cabello de Monica y dio un paso atrás. Lana rápidamente se puso entre ellos y lo miró.

 

[No pude oír su conversación, pero me gustaría saber exactamente qué está pasando aquí. Eres de Minerva, ¿correcto?] Demandó.

 

[Oh, me disculpo. ¿Eres estudiante de la academia?]

 

[Creo que haber preguntado qué pasaba aquí. ¿No responderá?] Lana se pausó. [¿O es considerado buenos modales en Minerva arrinconar a una chica en el pasillo y hacerla llorar?] Ella levantó su delgado mentón y continuó mirándolo.

 

Bernie puso una delgada sonrisa y se bajó de hombros. [Me disculpo por no presentarme. Soy Bernie Jones, uno de los jugadores de Minerva. Monica es una antigua conocida mía, sabes. Solo estábamos recordando el pasado. Monica estaba tan conmovida que empezó a sollozar.]

 

Él pronunció las palabras fácilmente, pero Lana no se veía completamente convencida. [Ya veo…] Dijo. [Así que ese es aquel al que no querías encontrarte, ¿cierto, Monica?] Le dio una leve palmada a Monica en la espalda. [Arreglaré tu maquillaje. Vamos al tocador.]

 

[B-Bien…] Monica dijo, asintiendo.

 

Lana le dirigió una refinada sonrisa de doncella a Bernie. [Tendrá que perdonarme, Lord Jones. Deseo ajustar el maquillaje de mi amiga, así que nos iremos ahora.]

 

[¿Tu amiga?] Bernie repitió, sus cejas se levantaron. Luego una retorcida sonrisa apareció en sus labios. [Sabes, mejor no tener amigas como ellas. Nada bueno sale de ello. Solo pretende ser inútil para aprovecharse de otras personas.]

 

El cuerpo de Monica se agitó como si hubiera sido lastimada.

 

Y en cuanto a Lana…

 

[Perdón, ¿qué?] Dijo, su amable sonrisa vacilaba y su frente se arrugo con ira. [Monica nunca haría algo similar.]

 

[Solo es un acto. Pretende ser indefensa, pero en el interior, nos despreciada a todos.]

 

Lana, al final, abandonó toda cordialidad y lo miró con dureza. [Debes tener un mal ojo para las personas, entonces.] Dijo. [¿Por qué no empiezas con reemplazar esos rústicos, anticuados y estúpidos anteojos tuyos y te consigues un par que si se ajusten en tu cabeza?]

 

El aire se congeló a su alrededor. Esta vez, Bernie era el que sonreía.

 

Uso su dedo para ajustar los anteojos que Lana recién había insultado y la miró. [Te arrepentirás. Viste esa partida de ajedrez, ¿verdad? Ella es la más lista que haya visto nunca. Y también talentosa. Pero siempre da un gran acto, como que es débil y no puede hacer nada sola… Oculta su verdadera identidad y aleja a todos los demás.]

 

[Oculta su verdadera identidad.] Esas cuatro palabras hicieron que Monica jadeara de miedo.

 

Tiene razón. Después de todo, estaba ocultando su identidad como una de los Siete Sabios.

 

Le estaba mintiendo a Lana. Se estaba aprovechando de la buena voluntad de los otros.

 

Monica se quedó alli, insegura de qué hacer.

 

Luego Lana apretó su mano. [¿Por qué no solo eres honesto contigo mismo?] Le dijo a Bernie, pausándose por un momento. [Le tienes celos, ¿cierto…?]

 

Bernie se congeló. Como una máscara cayéndose de su rostro, su sonrisa desapareció, revelando la ira y odio debajo.

 

[Un día lo verás…] Gruñó. [Ya sea que te guste o no, cuando se vuelva clara la diferencia que hay entre sus habilidades.]

 

[¡Si un amigo mío hace algo increíble, se lo alardearé a mi padre!] Lana respondió. [¡Le contaré que conozco a alguien muy talentoso al que tengo el orgullo de llamar amigo! ¡Tú, por el contrario, pareces alguien de mente cerrada!]

 

[Ah, debí saberlo. ¡La brecha entre su ingenio y tú, una chica mediocre sin habilidad académica real, debe ser tan grande que ni siquiera puedes sentir frustración!]

 

Al momento que Bernie le dio una sonrisa desdeñosa a Lana, Monica gritó antes que siquiera se diera cuenta de lo que estaba haciendo.

 

[¡Bernie!]

 

Los otros dos se veían impresionados. Casi nunca levantaba la voz.

 

Sus pensamientos eran un desastre, Monica, sin embargo, dio lo mejor por expresar sus ideas. [Si vas a hablar mal… de mi amiga, entonces… no creo que sea capaz de… tolerarlo más, Bernie.]

 

Bernie se veía agitado. [¿No lo tolerarás? ¿Y qué? ¿Realmente crees que algo que puedas decir me va a lastimar ahora?]

 

Sus palabras fueron venenosas, pero no tenían otros motivos.

 

Debió haber estado atónito. Monica nunca antes le había llevado la contraria.

 

Monica lentamente recuperó su aliento y dijo lo que nunca había sido capaz de decir— lo que siempre quiso decir.

 

[Acudí por todo a ti, Bernie… así que quería convertirme en alguien increíble. Alguien en el que pudieras apoyarte…]

 

Bernie siempre había sido quien la guiaba. Un día, quería ser su amigo en términos de iguales, estar lado a lado con él, compartir sonrisas y risas.

 

[Quería que estuvieras orgulloso de mí, como tu amiga… Era todo. Quería que tú, y nadie más, me dijera que era genial, que había trabajado duro…]

 

Ese sueño, sin embargo, nunca se haría realidad. Probablemente se había equivocado en desearlo.

 

[Pero me rindo… de tratar de ganarme tus halagos. Ya no te pediré nada más otra vez.]

 

Monica cerró sus ojos, como estuviera acabando con todo. Y cuando los abrió otra vez, no se molesto en ver a su antiguo amigo. Con una mano agitada, tomó la de Lana y le dio la espalda a Bernie.

 

Bernie se estiró tratando de decir algo, pero Lana sin piedad alejó su brazo. [Los hombres son de lo peor.] Dijo, apretando la mano de Monica.

 

Bernie solo se quedó allí, sin decir nada.

 

Las dos chicas lo pasaron y una vez se alejaron lo suficiente, Lana suspiro en satisfacción. [Lograste decir lo que estabas pensando bastante elocuente, ¿verdad?]

 

Monica tímidamente asintió a la sonriente Lana. [Creo que… hoy, me siento fuerte. Un poco nomás.] Miró a su uniforme y sonrió. [El corsé mantuvo mi espalda recta. Y por el maquillaje que llevo, cuando casi lloró, contuve las lágrimas para no arruinarlo… Es todo… gracias a ti, Lana.]

 

[Ni lo menciones.] Lana respondió. [Te haré lucir incluso más linda esta vez.] Monica asintió y Lana sonrió y tomó su brazo.

 

Al momento que Bernie Jones escuchó la declaración de Monica, una fisura apareció en sus pensamientos.

 

Hace dos años, cuando había roto todo contacto con ella, había estado aliviado, o eso pensaba. Aunque, se mantuvo al día con los pasos de la Bruja Silenciosa y había leído todos los ensayos y escritos que había sacado. Y cada vez que recibía un halago por algún logro, una parte del corazón de Bernie decía esto:

 

Fui quien una vez la ayudó y cuido de ella.

Y fui el que la lastimó y aplastó.

 

La chica genio quien había sido escogida como un Sabio se había arrastrado y rogado por su perdón y sintió un sentimiento de placer retorcido por ello.

 

Pero Monica no pediría nada más de él. Ya no esperaría nada más. Luego de esa declaración, le había dado la espalda.

Observarla irse se sintió como un trastrueco de lo que había pasado hace dos años. Entonces, Bernie había sido el que dejo a Monica hecha polvo. Ahora era el que estaba siendo dejado atrás.

 

Esto está mal. ¡Todo mal!

 

Monica tenía que seguir pensando en él. Necesitaba pensar en él más y más, preocuparse por él, temerle.

 

[No aceptaré esto.]

 

 

Corrió por el pasillo, buscando a Mr Pitman. El profesor no se había reunido con ellos en el almuerzo, diciendo que prefería saltarse tales eventos. Bernie se dirigió al cuarto de espera y, como esperaba, lo encontró allí leyendo un libro.

 

[Mr Pitman.] Demandó tan pronto como entró.

 

Pitman levantó la mirada de su libro. Abrió sus ojos. [¿Oh? ¿Qué ocurre, Bernie? Esa cara tuya da miedo.]

 

[Por favor, hágame el primer jugador en la siguiente partida.]

 

[¡¿Huh?! Pero si cambiamos las cosas ahora con tan poca premisa… ¡Todos se enojarán conmigo!]

 

[Siempre que usted y un profesor de la escuela anfitriona lo firmen, puede hacerse.] Dijo Bernie, arrastrando al agitado Mr Pitman hacia la facultad.

 

✽✽✽✽✽

 

Lindsey Pail, un profesor en la academia, estaba bebiendo una taza de té negro en su asiento en la facultad, observando los registros de la partida de ajedrez de esa mañana. Era una regla que siempre que alguien de las otras escuelas visitara, al menos tenía que haber dos profesores en la facultad todo el rato.

Cuidando de las cosas con ella estaba un viejecito con barba y bigote blanco— Macragan, el profesor de magia fundamental.

 

[¿Tenemos los resultados de las partidas de la mañana?] Preguntó.

 

[Sí.] Respondió. [Por desgracia, nuestra escuela perdió contra la universidad, con una victoria y dos derrotas.]

 

Como equipo, esto cuenta como una derrota— pero al parecer, Monica Norton, una estudiante de su clase, había ganado como la primera jugadora de la academia. Tenía que ir a verla y felicitarla.

 

Ahora que lo piensa, pensó, recuerdo felicitar a Lady Claudia Ashely también. Se veían tan infeliz por eso.

 

Mientras recordaba los eventos del año pasado, Macragan les dio un vistazo a los registros de la partida sobre su hombro. [¿La Academi Serendia perdió?] Murmuró. [Qué lástima.]

 

[Sí, pero Lady Norton jugo una buena partida.]

 

[¿Hm?] Macragan dijo. [Así que tiene talento para ajedrez también. Ya veo, ya veo.]

 

[¿También?]

 

Justo cuando Lindsey estaba por preguntarle a qué se refería, llegó un golpe a la puerta del salón, y entró un chico rubio usando el uniforme de Minerav. Siguiéndole estaba un hombre que parecía ser su profesor.

 

El chico miró alrededor del salón y avistó a Macragan. Su rostro se iluminó. [¡Mr Macragan! ¡Es buen verle!]

 

[¿Hm? ¿Quién eres?] Macragan, cuyos ojos eran malos, inclinó su cabeza en confusión.

 

Con una expresión conflictiva, el maestro de Minera susurró en el oído del chico. [Bernie, ¿conoces a este anciano?]

 

[Mr Pitman, por favor guarde silencio por un momento.] El chico dijo, silenciando a su propio maestro y arregló sus anteojos. [Soy Barnie Jones, un jugador de Minera para la competición de ajedrez. Mr Macragan, me enseñó los cursos prácticos cuando estaba en Minerva.]

 

[¿Jones? Oh sí, lo recuerdo. Eras buen amigo de Everett—]

 

[Me gustaría una firma de la Academia Serendia lo más pronto posible.] El chico dijo, interrumpiéndolo. [Es por la competición de ajedrez.] Acercó un papel hacia el anciano maestro.

 

Macragan acarició su barba. [¿La mía es suficiente?]

 

[Sí.] Respondió el chico. [Al parecer, puede ser cualquier maestro de la escuela anfitriona.]

 

[Hmm.] Macragan dijo, recogiendo la pluma en su escritorio. Luego, con una mano agitada, firmó en la línea negra. [¿Eso sirve? No está fuera de la línea, ¿verdad?]

 

[No, es perfecto. Lo enviaré al Profesor Boyd.]

 

[Hm. Ya veo. Salúdale por mí, ¿bien?]

 

[¡Claro!] El chico dijo con una refinada sonrisa y asintió.

 

Luego de obtener la firma de Macragan, Bernie le sonrió. Ahora podría ser el primer jugador en la siguiente partida— y jugar contra Monica.

 

No dejaré que se salga con la suya ignorándome.

 

Tomó el papel y corrió al salón de competición.

 

Pitman estaba murmurando algo como “¿Está bien? No me meteré en problemas, ¿cierto?”, pero Bernie no pudo importarle menos.

 

Necesitaba que Monica Everett le recordara— no solo en el pasado, sino en el futuro también. Para toda la eternidad.

  

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