Capítulo
4: Regreso del Admirado, Perseguí y Perseguí
Un Sueño de Mediodía
En el puerto de la 38ava
Isla Flotante, dentro del estratégico acorazado Utica, un mecánico Gremian
trabajaba duro.
El trabajo de arte de la
nave estaba lleno de bordes de salidas con lo último en tecnología. A lo que
concluyo, vino con algunos efectos secundarias. Si el incinerador encantado
estuviera en otro lugar, el área en servicio también cambiaría. Si la posición
y la cantidad de aletas de altitud fuera diferente, eso le daría forma al
equipamiento que manejaban. Un gran número de pipas pasaban por estrechas
corrientes, sin importar que sean gruesas o delgadas.
En definitiva, la teoría de
cómo aeronaves convencionales debería de operar simplemente no funcionaba en
Utica. Esos que navegan los botes, son principiantes o profesionales, desde
hace tiempo dejaron toda esperanza. Olvidándose de la idea de pelear contra una
Bestia que podía surcar los cielos; había hecho todo lo posible por despegarla
del puerto.
Eso fue lo que asusto al
Gremian, más que otra cosa. Esta monstruosa nave estaba hecha de varios
materiales e instalados por separado. En cuanto a la carencia de tripulación o
trabajadores dedicados a Utica, sería necesario algunos timoneros de la Quinta
División asignados a tiempo.
Siempre que tocaba la parte
interior de la aeronave, tenía un sentimiento distinto de poder ver las
sonrisas de lo que los arquitectos que la diseñaron. ¿Qué tal esto? ¡Si trabajas bien y sacas las buenas habilidades
escondidas dentro de esta obra maestra mecánica, serás capaz de matar incluso a
Bestias, por eso haz lo que puedas! Deseaba poder golpear a esos que tenían
sonrisas falsas con toda la fuerza que pudieran tener.
[Dios, no es para reírse.]
Se quejaba y gritaba mientras salía del pasaje oscuro y sombrío, el Gremian
golpeó su llave contra una de las pipas que iban por los muros. Puso su oído
contra el frío metal, escuchando el eco. [El ruido ya se desapareció, así que
esta deber ser la parte del sistema de poder. Si esto va a los controles, no
puedo garantizar nada…]
La voz de una mujer de
pronto vino detrás de él, tan cerca de él para suspirar en sus orejas. [¿Qué
estás haciendo?]
[¡¿Yaargh?!] El Gremian
saltó. [Oh… eres tú.] Él lo dijo en alivio, relajado. [No vayas a asustarte de
una máquina como esa, ¿verdad?]
[Lo siento. Estabas tan
concentrado, no estaba segura cuando debería interrumpirte. Pero como sea, ¿qué
haces?]
[Ah, no mucho. Solo intento
descubrir la naturaleza de este chico.] El Gremian tapó la pipa, la cual
respondió con un claro ruido de clang. [Los que la construyeron probablemente
sabían a dónde va, por eso no les importó hacerla, pero es un asunto de vida y
muerte para cualquiera que pueda llevar la nave, por eso lo haré funcionar lo
más pronto posible.]
Ligeramente agitó los cables
de colores en su mano izquierda. Los había atado en cada pipa, cada color
indicaba un contenido diferente. [Me da miedo que vuelve hasta que esta cosa
esté lista.]
[Si lo terminas, ¿volará?]
[Eh, son cosas muy básicas.
Si intentamos meternos a una batalla, la tripulación dentro necesitara de todo
el entrenamiento necesario.]
[¿Crees que será capaz de
derrotar al Croyance?]
El Gremian carcajeo un poco.
[Nadie puede garantizarlo. ¿Quizás puede que estén a iguales? Tiene plenitud de
armas y equipamiento de alto poder, no hay porque quejarse.]
Volvió su mirada a las pipas
y los muros, confiado en su declaración. En términos de pura habilidad, el
Utica era en definitiva una aeronave espectacular. Ya que él mataría a cada
persona que lo diseño, como un individuo que es ingeniero, había una cosa que
no podía evitar admitir.
[Quiero ver el paisaje de
esta aeronave gigante despegando a toda marcha, y escuchar su rugir mientras
entra al cielo.]
[Mm…]
Sonrió con amargura a la
vaga respuesta. Bueno, no se puede
evitar. Es mi toque romántico. No es algo con lo que alguien vaya a simpatizar.
[Bueno, es mucho más para los oficiales... que nosotros…]
Cuando se dio la vuelta, no
había nadie. [¿Huh?]
El vio el pasillo, pero no
había ningún lugar para que alguien se ocultara de su vista. ¿Se aburrió? Bueno, creo que no se puede
evitar. Incluso para alguien en mi línea de trabajo, este tipo de trabajo es
simple y tan aburrido para hacer que alguien se enoje por tener que hacerlo.
Probablemente no es divertido observarlo como un intruso.
[Ah, qué lugar más duro.]
Ese tipo de cosas pasaban a
menudo con los mecánicos que el Gremian no podía solo dejarlo así. Se sobó y
acarició sus hombros, luego volvió al trabajo.
Clang.
Escuchando con cuidado los
sonidos del eco, le pregunto a las pipas sobre su verdadera naturaleza. ¿Quién eres, y de dónde vienes? ¿De dónde
a dónde estás conectada? ¿Qué trabajo haces?
El Gremian no considero ni
por un momento que las pipas no fueran cosas de las que debía maravillarse. La
persona que le habló ahora, la mujer que desapareció de su vista…
Él no sabía nada de ella.
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