Admirada Hermana
Se comió su cena.
Sudo en el gimnasio.
El sol se había puesto hace tiempo.
Quería ver las estrellas por un rato,
invitar a Lak… salir solo para buscar un lugar donde fácilmente pudiera ver el
cielo. Busco sin frutos por un buen lugar hasta que escaló un gran árbol y se
estiro a la cima. Aunque ha sido un tiempo desde la última vez que había
escalado un árbol, aún recuerda perfectamente bien cómo hacerlo.
Haciendo eso… Tiat por fin les dio
vuelta a los eventos recientes en su cabeza y proceso la noticia que Feodor
había sido apresado por traición.
[Carajos.] Tiat miró a las estrellas
arriba, como si esperara que les respondiera. [Carajo, mierda, mierda…]
Totalmente sin saber nada.
Hablamos de esto y aquello, sabíamos un
poco de las circunstancias del otro… ¡Luego justo cuando siento que estoy
empezando a entender a ese mocoso, ¿va y hace esto?!
Sintió como una imagen de Feodor
empezaba a tomar forma en su cabeza, de pronto había extendido sus alas,
escamas y colmillos, viendo al cielo con su boca bien abierta. Ella dejo atrás
secuelas, estupefactamente viendo al cielo con su boca bien abierta.
[¡¿Qué carajos, mierda, mierda,
mierda?!] Furiosamente tomó y desgarro las hojas cercanas, flotando alrededor.
No le hacía feliz, pero no podía calmarse sin hacer algo.
[¡¿De qué diablos va, Dios?!] Tiat
gritó, enojada aplastando una rama tan gruesa como su brazo que era ancha y se
daba vueltas en el suelo.
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Después que su rabieta— no, locura— se
acabara, se sintió un poco más calmada luego. Disculpándose con varias hojas y
ramas que había destruido, Tiat saltó del árbol.
Dijeron que estaba en confinamiento
solitario, ¿verdad…?
Sobando su frente, Tiat trató de
recordar las regulaciones militares de la Guardia Alada. No sabía las
especificas circunstancias del arresto de Feodor, pero probablemente no sería
un caso donde fácilmente se le permitiría visitarlo. Al menos, por los
siguientes días sería imposible bombardearlo con preguntas hasta que supiera
todo lo que necesitaba.
Argh. Ya me estoy enojando otra vez.
Cuando Tiat se enoja, también se pone
sedienta. Tomó un respiro, pensando en sus planes para el futuro.
Aunque el torbellino en su corazón se
había bajado, no se había ido completamente, y sus propias circunstancias
tampoco habían cambiado. El Croyance continúo acercándose por el cielo, y
Feodor, ese idiota, fue metido en una celda. La situación de las hadas, quienes
requerían la supervisión de un oficial de rango, pendía del balance. Sin
embargo, no había nada que pudiera hacer por eso ahora, y las cosas que podía
hacer eran limitadas que le hacían entristecerse.
Y sí, iría a conseguir algo para beber.
Si Tiat fuera un soldado ordinario,
probablemente habría ido directo al alcohol. Incluso a esta hora de la noche,
cuando el comedor estaba cerrado, la tienda se mantuvo abierta. Su básica línea
de productos era pobre, con los aparadores llenos de ceniza dura y una tarta tiesa
llena de moho. Por otro lado, la barata bebida en el siguiente aparador,
querida por muchos soldados, se decía ser “Eh, bastante buena”.
Con eso de lado, Tiat no bebía alcohol.
Había sido fuertemente alejada de eso desde que probo el brandy de cocina por
curiosidad cuando era joven y se enamoró de eso.
Solo recordarlo hace que el dolor de la
cabeza vuelva…
Agitando el recuerdo, Tiat decidió ir
al comedor después de todo. Incluso si no podía conseguir algo de comer,
probablemente aún sería capaz de conseguir algo de agua si le preguntaba a la
señora.
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Justo cuando Tiat llegó al comedor y
estaba por llamar a la señora en la parte trasera del cuarto, oyó una voz
familiar.
[¿Y el contenido de la caja está seguro?]
Todo su cuerpo se congelo, un leve
jadeo salió de su boca.
[Sip. Está tan limpio que podemos
decorarlo y llevarlo por el festival justo ahora.]
[Bueno… está bien, supongo que está
bien.]
Tiat con cuidado ojeo en el comedor.
Estaba en silencio y sombrío, sin señales de la señora o los otros trabajadores
que normalmente estarían limpiando a esta hora. En medio del oscuro comedor, el
par que reconoció estaban teniendo una seria conversación mientras se sentaban
en una mesa con el espacio suficiente para diez personas.
[Puedes darle una mirada con tus
propios ojos si gustas. Puedo darte el permiso para que entres ahora.]
[Hm… nah, mejor no. Si veo ese rostro
ahora, puedo empezar a llorar.]
¿Aiseia y el Primer Oficial…?
A pesar que no debió haberlo
necesitado, Tiat se metió en las sombras y se escondió.
Parecía como si la conversación hubiera
terminado. El Primer Oficial gentilmente asintió con un murmuro “Ya veo”, y se
paró de su silla, caminando directo a su dirección.
[Ah…]
[¿Hm?]
Sus ojos se encontraron.
[Um, ves… no estaba fisgoneando, o más
bien no intentaba fisgonear en sí…]
[Santo Dios. Todas las preciadas hijas
de ese tipo son difíciles, ¿verdad?] El Armado agitó su cabeza y paso a Tiat,
levemente palmeo sus hombros mientras se iba.
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El comedor no usaba agua ordinaria. El
agua bebible que ofrecían estaba en una olla empapada con hierbas repelentes de
insectos, la cual añadió un refrescante resabio. No debería esperar mucho
del sabor de la comida de aquí, pero el agua sabe tan bien que prácticamente no
tiene sabor, Tiat pensó para sí.
Con un gran sorbo, drenó su copa de un
solo trago.
[Tus preocupaciones están en todo tu
rostro, sabes.]
[Sí, supongo…] Tenía un sentimiento que
así sería. [Es solo que… hay muchas cosas que están pasando que no entiendo.]
Luego de haberse enterado que Feodor
había hecho algo increíblemente estúpido, Tiat había iniciado a pensar que
había mucho que no tenía sentido. Oyó que la razón por la que había tratado de
traicionar a la milicia tenía algo que ver con la imperdonable historia de
Elpis.
Más que eso, seguramente debió haberlo
hecho por el futuro de Tiat y sus compañeras. No importa cuán mentiroso y
sinvergüenza ella supiera que él es, Tiat sabía que al menos era una verdad
innegable.
[¿Cómo decirlo…? Yo… no sé qué hacer.
El camino adelante no aparece ante mí.]
[¿Oh…?] Aiseia hizo una expresión como
que había descubierto algo. [Has cambiado.]
[¿Huh?]
[Normalmente habrías dicho algo como
“Si fuera Kutori, entonces de seguro habría hecho esto y aquello”, o algo por
el estilo. Pero no.]
Ah… ahora que lo mencionas… Era cierto que, hasta hace un rato,
había sido una oración que Tiat decía a menudo.
[Aún tengo ganas de decirlo ahora. Si
Kutori estuviera aquí, de seguro no se sentiría perdida y habría hecho algo
totalmente genial para resolver todos sus problemas—]
[Si ella estuviera aquí, habría estado
tan perdida como te sientes ahora.]
[¿Eh…?]
Aiseia Myse Valgalis sonrió un poco
triste. Hace cinco años, había sido la mejor amiga de Kutori Nota Seniolis— la
admirada hermana de Tiat. [Esa parte tuya es como ella. Tú y esa chica, ambas…]
[¡Oh, no, no, para nada!]
No puede ser cierto, no importa cuantas
veces lo digas, Tiat
pensó. [Estoy feliz por tus palabras, pero ¿no me estás apreciando mucho? Más
bien, ¿quizás deberías estar disculpándote con ella por juntarla conmigo—?]
[¡Esa chica!] La filosa voz de Aiseia
de pronto metió de vuelta el sentido de Tiat a su garganta.
El hada mayor suspiro. [Ves, Kutori era
una chica normal… Sí, claro, tenía un poco más de sentido de responsabilidad
que otras personas, podía ser más seria de lo que en realidad necesitaba ser, y
era una gran sorpresa, pero…]
El respiro de Tiat se hincho en su
garganta. [¿Q-Qué estás diciendo?]
[Sí, probablemente ahora sea un buen
momento para ir por ello.] Aiseia suspiró y rascó su nuca. [Y Kutori pudo haber
sido algo talentosa en combate mano a mano, pero por otro lado no era diferente
a cualquier otra chica. Era una llorona, corazón débil, siempre tan cerca de
ser aplastada por el peso de la responsabilidad que solo ella podía cargar… y
especialmente estaba en todos lados cuando se trataba de su primer amor. ¡La
pobre chica era un manojo de nervios!]
La boca de Tiat estaba colgándose del
shock. Aiseia midió el tamaño de eso con sus manos y asintió a medida. [A pesar
de todas sus fallas, siguió escogiéndose y haciendo lo mejor para actuar fuerte
ya que había chicas pequeñas que siempre la seguían admirando. Se rehúso a
verse poco cool frente a ustedes, así que se enalteció tanto como pudo.]
[No jodas…]
[Digo, ¿sabes quién es la más
“admirada” hermana para Almita y las otras en casa?]
¿Por qué me está preguntando? Tiat pensó en eso. El hada la cual las
niñas en el almacén admiraban más. Eso era obvio. Tendría que ser la más
fuerte que nadie, más amable que nadie, escogida por la más poderosa arma
excavadora. Solo podía ser.
[No, no es Lakish.]
Su sólida certeza fue aplastada en
pedazos.
[Es la que hace lo mejor, la más
genial, la que les hace sentirse la más fuerte que “Quiero ser como ella un
día”. Lakish de cerca, claro, pero no es el número uno.]
Tiat abrió y cerró su boca rápidamente.
No pudo sacar su respuesta.
[Dios…] Aiseia agitó su cabeza. [Tú
eres justo como Kutori. Te sigues preocupando por todo alrededor de ti, a pesar
que apenas puedes andar por ti misma. Te molestas porque te rehúsas a escuchar
a otras personas una vez has decidido algo, y estás loca por un chico que es
bastante problemático como puede.]
Hey, espera ahí, espera. Hay mucho de lo que Tiat quería decir,
muchas palabras que no saldrían, pero en especial no estaba de acuerdo con la
última oración.
[Ya no tienes que seguir preguntando
“Si fuera Kutori…”] Aiseia dijo gentilmente. [Esa chica era maravilloso, para
ser cierto. Pero tú, justo a cómo estás, eres lo suficiente maravillosa que no
perderás ante ella.]
[…Augh…] Tiat bajo su cabeza.
Había querido ser como Kutori. No podía
volverse en Kutori. Así que se rindió.
Se había alejado totalmente de su
ideal, revelando todos sus malos lados, siendo incapaz de aceptar los
arrepentimientos que tenía. Aunque, a pesar del hecho que ni siquiera se
conocía bien… ¿Por qué Aiseia tenía que ir y decir tales cosas en un momento
como este?
Aunque se le dijo que era bastante
maravillosa, la supuesta “maravillosa” Tiat Siba Ignareo aún no tenía idea a lo
que debería hacer.
[Debes buscar por eso tanto como
quieras. Quizás eso significa vivir.]
[Dios. ¿Por qué necesitabas recordar
las palabras de ese chico?]
Lentamente apretó su puño.
Yo, quien no podía ser como Kutori…
¿Qué o quién seré de ahora en adelante?
Es decir, estaba en una posición para
perderse.
Eso significaba que podía tomar elecciones
y decisiones por sí sola.
En ese entonces… Feodor se había
entrometido en su muerte. Aún estaba viva ahora debido a eso.
[Um… um… Aiseia, por favor escúchame.
La verdad es—]
Hay mucho que quería decir. Sin
embargo, al exacto momento que se recostó y se resolvió a hablar, campanillas
resonaban en sus oídos.
[Wu— ¡¿Whoa?!] El sorprendente ruido
agitó su cabeza mientras Tiat daba vuelta en todas direcciones.
[¿Señal de la campana?] Aiseia murmuro
con curiosidad.
Las campanas discordantes sonaron sin
cesar de algún lugar fuera del comedor. Su ritmo formaba las noticias para ser
transmitidas a toda la base. Esta vez fue una repetición de las cuatro empunto,
lo que significaría…
[Hay una peligrosa persona en la
premisa. ¿Están en guardia por alguna persona sospechosa?]
Tiat apretó su cabeza con ambas manos. No
hay error. Es él, es algo que está involucrado con él.
[¡Dios! ¡En serio, vale, como odio a
ese idiota!] Con un bang, se paró y pateó su silla.
[Espera, ¿no estabas por decirme algo?]
[¡Lo siento, lo estoy posponiendo!
¡Asuntos urgentes!]
Justo ahora, apareció la maliciosa
sonrisa de Aiseia. [¿No puedes dejarlo solo, eh?]
Habiendo dicho eso, Tiat corrió.
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