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Ojos Brillantes

 

¿Qué era el plan de Feodor Jessman?

 

Ya que era muy diferente, en verdad tenía mucho en común con el plan que trató la Fuerza Nacional de Defensa de Elpis— la organización que el cuñado de Feodor una vez lidero— hace cinco años.

 

El objetivo de Elpis, en resumen, era recordarle Regul Aire de la amenaza de las bestias. Por ese propósito, habían tomado a las Bestias, determinaron que podían ser controladas y liberadas en Regual Aire con el fin de realizar una tragedia en su propia empresa.

 

Sin embargo, las Bestias arrasaron con más poder del esperado, y por eso el plan falló. Ya que dos Islas Flotantes fueron tomadas por las Bestias y las personas de Regul Aire una vez más tenían el miedo grabado en sus corazones, sus acciones no cambiaban. La razón: tanto antes y después del Incidente de Elpis, la Guardia Alada mantuvo a los únicos con la habilidad para ir contra el terror de las Bestias.

 

Luego de quebrarse el cerebro una y otra vez, Feodor por fin se dio cuenta por qué.

 

La Fuerza Nacional de Elpis— también su cuñado— cometió tres errores.

 

Primero: tratarían de usar a la milicia para hacer sus ideales realidad. En una gran organización, era natural para muchas ideologías coexistir. En un lugar donde un sistema de diferentes valores se mezcla y trisca, un solo ideal compartido era difícil de mantener en su forma original. Todo lo que tomaba era un nuevo aliado para simplificar pensamientos complejos, reformular delicadas frases, y reescribir excusas para compromisos en egoístas cálculos. Las palabras del ideal se volvieron en temas vacíos, reducidas a meras excusas válidas del deseo de los individuos involucrados.

 

Segundo: su plan de acción era defectuoso. La Fuerza Nacional de Defensa de Elpis fue establecida para batallar contra las Bestias en lugar de la Guardia Alada. Eso significaba que su lucha ya estaba destinada a fallar al rechazar el sistema que creó la Guardia Alada. Incluso si lo lograran en la forma más absoluta posible, nunca serían vistos como la nueva Guardia Alada.

 

 

Tercero y final: creyeron que estaban en lo correcto. Acciones que puedan afectar el statu quo serían vistas con resentimiento y odio de esos satisfechos con la “normalidad”. Incluso si Elpis clamaba estar peleando por la justicia, sus acciones sin duda serían llamadas malévolas. Debe ser muy egoísta, pero rechazaron esa obvia verdad y actuaron como si tuvieran razón. Es por eso que fueron derrotados por la justicia de esos opuestos a ellos y los redujeron a los más horribles villanos.

 

Por eso, Feodor tomó su decisión. Todos deben blandir un arma. Todos deben tener el derecho de pelear, y un escenario para pelear. Todos deben vivir lado a lado con la muerte. Todos deben ver el rostro del actual Regul Aire.

 

Para lograr su ideal, innumerables batallas ocurrirían. Muertes sin sentido se darían. Muchas Islas Flotantes caerían. Mientras confrontaban la sangre y lágrimas directamente por vez primera, las personas de Regul Aire notarían que lo que habían tenido no era paz. Aprenderían que el acto de vivir— o más bien, la suerte de aún no estar muerto— era fundamental y preciado.

 

Esos que juraron seguir el camino— que tienen la responsabilidad de destruir el mundo a como era— deberían tener la consciencia y respeto para reconocerse como villanos irremediables.

 

Cuando tenía doce, esa fue la conclusión de Feodor, decisión y juramento.

 

Lo que es más, recordó. Había algo que su cuñado le había compartido justo antes que fuera ejecutado: detalles de la primera batalla del Incidente de Elpis en Collinadiluche en la 11ª Isla Flotante.

 

[La Guardia Alada acaba… de matar a la Lamentación de la Primera Bestia cuando apareció de la nada en medio de la ciudad. Están escondiendo armas letales de ese calibre.] Su vagante mirada se fijo en la distancia, y su frágil voz se sacudió. Lleno de confusión, culpa, lamento, y la figura medio delirante frente a él parecía tan lejana de la persona confiada y segura de sí misma que Feodor siempre había conocido que es su cuñado. [Recuperaron el cuerpo del Shiantor. Donde fue enviado luego de ser cubierto, pero— pero— sin duda, fue enviado al Gran Sabio. Debió ser así, sin duda.]

 

No había forma que lo olvidaría. El Shiantor, supuestamente invencible e inmortal, y la super arma que lo mató. Los planes de la Fuerza de Defensa Nacional de Elpis habían sido desechados por esas dos cosas. Y ahora, ambas quedaron en las manos de la Guardia Alada.

 

Es por eso que decidió que el día que se volviera un soldado de la Guardia Alada. No importa cuánto tomé, no importa cuántos sacrificios fueran hechos, expondría los secretos acerca de esas dos cosas. Se haría con ellas. Y luego cumpliría su deseo.

 

Mientras luchaba por lo que era correcto, el cuñado de Feodor había usado los métodos incorrectos. Había traicionado la admiración de su hermanito.

 

Era por eso que Feodor decidió que esos errores deben ser arreglados por nadie más que él mismo, con sus propias manos. 

 

________________________________________

 

Almacén Confidencial Cero. Comúnmente conocido como el Barril de Pepinillos.

 

Entre los varios almacenes confidenciales, sobresalía como el lugar donde el material más peligroso se reunía.

 

Naturalmente, significa que tiene las medidas de seguridad más estrictas que cualquier edificio en la base militar de la Guardia Alada. Estaba localizado bajo el Primer Almacén de Armas, y es obvio que no tenía ventanas que pudieran ser usadas como un medio de entrada. Los muros fueron forjados de fuerte acero, así no podrías meterte al excavar un túnel. La única forma de entrar o salir era por una ridícula sólida puerta metálica repleta con menos de 5 cerrojos y alarmas.

 

Para meterse sin llamar la atención, tenías que abrir la puerta principal con el concuerdo de varios oficiales a quienes se les había confiado las llaves, también dándole nota en la guardia. Se tuvo que sellar un total de once documentos para tener el acceso, lo cual tomaría al menos tres días para manejarlo. Incluso Primeros Oficiales, concedidos con la más alta autoridad en esta base, no se les permitía solo entrar e ir como gustaran. Sin embargo, como un Cuarto Oficial, Feodor apenas estaba en posición para pasear en el almacén. Aun así…

 

Bien… Mientras contiene su respirar y amortiguando sus pasos, Feodor corrió por el pasillo. Esos pasados cinco días, había investigado por el almacén. No era como si pudiera caminar con sus ojos cerrados, pero mientras fuera cuidadoso, aún era posible entrar.

 

 

La patrulla pasaba una vez cada 20 minutos. Luego de pasar, había una pequeña ventana de tiempo. Las alarmas pueden silenciarse con manipulación, siempre y cuando conocieras su mecanismo interno y lugares. Llaves duplicadas habían sido forjadas para evitar las cerraduras. Para suprimir el sonido metálico de la puerta abriéndose y cerrándose, había preparado un lubricante. Sin decir que era del improbable tipo volátil que deje rastros. Más allá de eso, todo lo que era necesario era la prudencia para evitar cometer errores en cruciales momentos, algo de vigilancia y coraje, y un poco de suerte.

 

Cálmate… cálmate… ¡Cálmate, mierda! Aconsejándose una y otra vez, Feodor repitió el proceso que había practicado miles de veces ya en su cabeza.

 

Con un pequeño chillido, la puerta se abrió. Feodor rápido se pasó por la más pequeña brecha posible para poder lograrlo, cerrando la puerta detrás de él con la preocupación más meticulosa para asegurarse que no haría ningún sonido.

 

[Ah…] Feodor respiro un profundo suspiro de alivio mientras la adrenalina se drenaba de él, sintiendo como si colapsaría en el lugar. Limpiando el sudor que había salido del fondo de su barbilla, esperó hasta que su corazón, salvajemente rugiera del estrés, se calmase. Muy seguro que mi vida se ha acortado más…

 

Casi había una escasez crónica de personal en la 5ª División de la Guardia Alada. No importa cuán estricta la seguridad pueda ser, si el número de personas disponibles era insuficiente, seguro habría brechas. Pudo haber tenido que meterse por la fuerza entre esas brechas, pero como sea, las cosas parecían ir bien hasta ahora.

 

Luego que sus ojos se hubieran ajustado a la oscuridad, Feodor alumbro un pequeño cristal luminoso que había traído con él. Mientras la tenue luz lentamente alumbraba el interior del almacén, él miro alrededor.

 

No era particularmente espacioso, ni estaba estrecho. Había varios estantes grandes alineados uno tras otro, cargados con cajas de madera de todas formas y tamaños. Feodor puso la luz más cerca del lado de una caja para leer la etiqueta: Agente de Infiltración Akeri— Lista de Nombres.

 

No podía decir que no estaba interesado, pero como su objetivo era otra cosa, de momento alejo sus ojos. Siguió sus pasos en paz, inspeccionó las cajas una a una. Incidente Tin Pack— Evidencia. Algunos eran cosas que pudo haber oído antes; otras cosas que no sabía nada.

 

 

Sin duda el significado variaba de objetivo, pero cada cosa aquí había sido considerada peligrosa al mundo actual. Uno esperaría que varios objetos dentro de esta colección sean capaces de aniquilar unas cuantas ciudades o incluso Islas Flotantes enteras.

 

Pero hay ciertamente muchas de ellas…

 

La 5ª División fue guarnecida en la base durante el Incidente de Elpis, cuando el Croyance consumió a la 39ª Isla Flotante. Feodor había oído una vez que las barracas, almacenes, y otros edificios originalmente eran todos parte de algún centro educativo que habían sido compradas y remodeladas. Solo unos cuantos años han pasado desde entonces, así que muchos objetos prohibidos se reúnen aquí.

 

Era probable que los objetos poseídos por las otras divisiones hubieran sido traídas aquí también. Incluso si esos fueron tomados en cuenta, no cambiaba la impresión que tenían muchos de ellos. Le ocurrió a Feodor que varias razas viviendo en Regul Aire habían sido dispersadas por la vasta superficie. Ya que todos habían sido metidos en este estrecho mundo en el cielo, tendría sentido para las cosas ser bastante inestables. No sería extraño si, en algún punto, las personas de Regual Aire se fueran la una contra la otra y fueran llevadas a su propia destrucción.

 

Porque las Bestias existían como un enemigo fácil de ver, ese peligro se mostro solo, pero en verdad, la amenaza de tal final siempre estaba cerca. Esos “materiales peligrosos” podían decirse servir como pruebas.

 

Feodor se detuvo de golpe.

 

Frente a sus ojos había una gran caja que, por sí solo, tenía que ser llevada en brazos. Una etiqueta fue fijada en ella: Elpis— Botellas de Perlas.

 

[Entiendo.]

 

Quizás era para evitar sacudir la caja, pero su tapa no había sido cerrada. Poniéndose los guantes de cuero, Feodor con cuidado abrió la caja. Empujo su mano en un océano de amortiguación y lo sintió, por fin sacó tres objetos esféricos envueltos en papel protector y removió su envoltura.

 

Pequeñas bolas de cristal conteniendo grumos de ónix oscuro. Lo que había esperado encontrar.

[Entiendo, entiendo, entiendo.]

 

Se habían excedido con el empaquetado, pero era extraño cuando considerabas la pura letalidad de esas bolas de cristal. Botellas de Perlas… Es decir, el Croyance. Ninguna cantidad de amortiguación podría disipar el miedo de liberar lo que estaba sellado dentro de las Botellas y destruir todo en la Isla.

 

En cuanto a él, Feodor sabía que el cristal era más grueso y robusto de lo que parecía. No se rompería por solo ser tratado con rudeza. A menos que estuviera en el centro de una gran explosión o aplastada con fuerza en el suelo a una gran altura, uno no sería capaz de agrietarla lo más posible.

 

[Bueno, estoy bien con el empaquetado exagerado.] Feodor sacó tres piedras redondas de su bolsillo de un tamaño apropiado, envueltas en el papel protector de las botellas. Las metió en el amortiguador y puso la tapa de la caja en la forma que había estado. Era un burdo substituto; si un individuo de buena visión viera dentro, lo vería de inmediato. Por otro lado, normalmente no habría nadie entrando en el cuarto, e igual era imposible para la mayoría de personas. Las posibilidades del ladrón siendo detectado dentro de unos días eran bastante bajas.

 

Las cosas han ido bien, hasta ahora. El problema es lo que pasa después.

 

Si se relajaba ahora y fallaba en escapar, todo sería por nada. Hasta que hubiera borrado con cuidado los rastros de su infiltración y metido a su propio cuarto, no podía bajar su guardia por un momento. Antes de abrir la puerta otra vez, Feodor empezó a cubrir la luz de su cristal—

 

De pronto se dio cuenta.

 

En el rincón del cuarto, enrollado en capas de cadenas, había una gran caja negra.

 

No solo grande, también estrecha. Era de tal tamaño que un hombre adulto podría meterse y tener espacio suficiente. Junto con su color negro, casi lucía como un ataúd.

 

Su espalda entumecida le estaba gritando, diciéndole algo. Su boca se tensó.

 

[Esto es…]

 

Su apariencia exterior cuadraba con la historia que había oído. Era, lo más probable, lo que fue discutido el otro día. El objeto de alto secreto transportado a esta Isla Flotante junto con suplementos. La misteriosa cosa enviada directo a Aiseia y traída de prisa aquí. Era el rumoreado legado del Gran Sabio, pero claro que la credibilidad de ese rumor era desconocida.

 

Aun así, Feodor tenía una rara sospecha, respaldada con casi infinita confianza, él sabía lo que exactamente estaba adentro.

 

[Este es… el legado del Gran Sabio.]

 

Solo confirmando que estaba aquí ya era un inesperado precio. No era del tipo para ponerse codicioso. Renuente a alejarse— más bien, sacándose a sí mismo— de la caja. Feodor decidió hacer su escape. En su corazón, se juro que regresaría en el futuro cercano.

 

________________________________________

 

La cuidadosa preparación de Feodor dio frutos; no hubo problemas en el viaje de salida. Pasando por la supervisión de los guardias una vez más, pudo escapar del Barril de Pepinillos.

 

Ahora que caminaba por las calles de la base en oscuridad, su estómago rugía con fuerza. Estando en alerta máxima hasta ahora había quemado todo el combustible que tenía. Estaba agradecido que hubiera tomado hasta ahora para que empezará a rugir, pero…

 

[Ah, qué fastidio…]

 

Las Botellas. Ese negro ataúd.

 

Había cosas que quería considerar y cosas que tenía que considerar, pero su rugiente estómago estaba previniéndole de pensar bien. Quiero algo dulce.

 

 

Mientras Feodor caminaba por la calle vacía, registró por sus bolsillos. Nada comestible salió, haciendo que se quejara en desesperación. Estaría bien si el mundo terminara ahora. No podía siquiera pensar con el estómago vacío— Bueno, no es que pensaría bien con el estómago lleno, pero hay otro asunto en sí.

 

Ya era tarde, así que el comedor y tienda estarían cerradas por ahora. Dado por las botellas tocándose en su bolsillo, no quería vagar por mucho. El dulce que había comprado antes aún debía estar en su cuarto, se las arreglaría con eso una vez regrese. Está bien. Cuando la mañana llegue, el comedor estará abierto. No hay tal cosa como una noche sin fin…

 

[¿Huh?] Parecía estar poniéndose ruidoso.

 

En algún lugar en la distancia, pudo oír a un número de soldados corriendo en los corredores y hablando entre sí en apresuradas oraciones. Estaban muy lejos para que Feodor entienda los detalles, pero al menos podía oír que algún sospechoso personaje estaba siendo perseguido.

 

Sospechoso personaje…

 

¿El gato estaba fuera de la bolsa? El corazón de Feodor se sintió como estar por salirse de su boca, pero parecía como si el objetivo no era él. Alivio lo despejaba mientras se calmaba.

 

Si no iban tras Feodor, ¿quizás otro ladrón? Había disminuido recientemente, pero en principio este tipo de ocurrencias no era inusual. La base militar tenía todo tipo de equipos y partes de máquinas normalmente no accesible a civiles. El riesgo en robar tales cosas no era bajo, pero la recompensa obtenida era probablemente valiosa.

 

Alternamente, ¿podía ser algún sabotaje? Justo ahora, con la gran batalla contra el Croyance acercándose, tales cosas eran impensables. Había incontables motivos en el mundo. La Guardia Alada podía ser el protector de Regul Aire, pero no es como si su existencia fuera apreciada por todos en las Islas. Al fin que, las personas siendo protegidas podían levantar sus cabezas para decir cosas egoístas en cualquier lugar y momento.

 

[No me importa quién eres, pero apreciaría si no exageras…] Feodor murmuró. Su propia posición era parecida a esa venenosa araña escondida dentro de la Guardia Alada. Parte de él quería apoyar al Mr. Personaje Sospechoso, pero fue superado por la molestia en qué haría si la milicia fortaleciera su seguridad e hiciera más difícil el actuar. Si vas a escapar, date prisa y hazlo.

Se detuvo.

 

El viento agitó el césped. Sonaba como un mero susurro, pero había estado un paso tarde en darse cuenta que había otro sonido mezclado. La presencia de una persona, observando cerca.

 

Hostilidad. Malicia. Agresión. Instinto asesino. Algo diferente a cualquiera de esas cosas y muy similar a ellos. Todo ello se dirigió a Feodor.

 

Bueno. Este es un problema…

 

Feodor era bueno en peleas directas. Claro, sabía como usar una espada, y tenía un poco de bases de artes marciales. Al hacer total uso de las dos junto con fintas y otras maniobras de engaño, era habilidoso en pretender ser un experto en lucha. Aunque no podía garantizar que ganaría contra un verdadero experto, al menos daría una buena pelea. Aunque, su fuerza era toda teátrica— realmente solo podía usarla en una pelea uno a uno que habría preparado de ante mano. Sus fintas y trucos eran inútiles en cuadrar cuando su oponente se apoyaba en la fuerza bruta sin escuchar sus palabras u observar sus acciones, así que habría sido atrapado con la guardia baja igual. Si se involucraba en un directo concurso de fuerza, no tendría posibilidad de ganar dado su falta de apropiada práctica de espada y entrenamiento físico, sin mencionar su innata habilidad como un simple Imp.

 

Feodor aseguro su situación. Tarde en la noche. Una calle con nadie más alrededor. Yo, caminando solo. Ignorando el hecho que estaba pasando dentro de una base militar, la puesta era perfecta para que un rufián aparezca. ¿Debería huir? O empezar a gritar por…

 

Las hojas susurran.

 

Para cuando había oído el sonido, ya era tarde. Sin tener tiempo para ver atrás, un poderoso ataque llego a un punto ciego al costado de su espalda y lo aplastó dolorosamente en el pavimiento de la calle. Quizás porque su atacante estaba observando su exhalación y fue al preciso momento que sus pulmones no tenían aire en ellos, no pudo gritar como quisiera.

 

¡Agh…! Luchando al dolor en su hombro, Feodor retorció su cuerpo. La primera cosa que entró en su campo de visión fue un limpio vestido blanco de hospital que sobresalía de entre la oscura noche. Lo que entro en su vista era un cabello brillante… y naranja.

 

¿Huh?

Al instante que notó quien era su atacante, y de inmediato lo rechazó. ¡No hay forma que sea cierto, no puede ser cierto! Al fin que— eso es, ¿por qué estaría en un lugar como este? No hay forma que ella haría algo como eso, incluso si fuera ella. ¡Y no hay forma que incluso haría una expresión como esa!

 

Desesperado buscó por una excusa, tratando de alejar sus ojos de la realidad. Pero al final, solo una pieza de su mente quedaba calmada y recogió las últimas piscas de aire usadas en sus pulmones para sacar un nombre por su propia cuenta.

 

[¿La…kish…?]

 

Su atacante lo ignoró, sus manos trataron de inmovilizarlo con fuerza. En la oscuridad y bajo el caos de la situación, dejo que los instintos de su cuerpo tomen en control y se resista. Fue donde el pequeño entrenamiento y experiencia que había ganado como un soldado (más o menos) estaba a la mano.

 

La fuerza física de su atacante era claramente superior a la suya. Su técnica también era hábil, sin ninguna abertura de la que hablar. Sin embargo, su físico era claramente el de una pequeña chica. Aprovechando esa una ventaja, Feodor se resistió. Los dos, cada uno tratando de tumbar al otro, rodaban en el suelo en un abrazo entrelazado.

 

[¡Argh—¡] Feodor chasqueó del dolor en su costado golpeado con una piedra fuerte, y todo su cuerpo por reflejo se relajó. La anterior batalla incluso se vino abajo mientras sus frentes chocaban, lo suficiente cerca para que pudiera sentir su violento respirar en sus labios. Habiendo perdido por completo el control, sus hombros fueron sacudidos. Su atacante tomó el collar en su playera y empezó a estrangularlo.

 

¿Voy a morir así?

 

¿Quizás eso sería algo triste?

 

En un duro contraste al derrotismo arrasador pasando por su mente, su cuerpo siguió reaccionando por sí solo. Incapaz de poner fuerza en sus brazos, el asfixiado Feodor los envolvió alrededor de la cabeza de su atacante, forzándola a verlo a los ojos.

 

Vio cítricas pupilas naranja, sed de sangre. Sus miradas se enredaron.

 

[G-Gh… T-Tú eres…]

 

Feodor estaba seguro que ahora sus ojos estaban brillando.

 

Era un Imp. Miembro de una raza que se decía ha engañado una vez a los Emnetwyte con sus astutas palabras y ojos malditos, llevando a personas virtuosas a su muerte una tras otra. Aunque, han sido 500 años desde que los Emnetwyte fueron eliminados, y los Imps modernos se habían retirado. Pero sus “astutas palabras”, o su habilidad para hablar aún eran útiles, sus así llamados mágicos ojos “malditos” se habían debilitado al punto donde los actuales Imps casi habían olvidado su existencia.  

 

Su presente poder solo podía ser usado luego de cumplir un ramo de condiciones, convirtiéndolo en algo más cercano a un truco de poco monta. Primero: los alrededores tenían que estar oscuros. Segundo: tus ojos tenían que encontrarse con sus ojos a una ridícula distancia corta que su respiración pudiera sentirse. Tercero: la estructura mental del objetivo tenía que ser lo más similar a los Emnetwyte. Cuarto: el usuario tenía que estar en un estado mental capaz de dirigir su poder a precisión. Y así. Incluso si el escenario podía prepararse para que todas esas cosas entren a lugar, la cantidad de trabajo necesario sería mucho más efectivo para dedicarlo a engañar al objetivo.

 

Era por eso que el mismo Feodor trató de no apoyarse en su poder lo más posible. Era difícil de usar, no estaba acostumbrado a eso, y sus efectos eran inestables. No debía hacer ningún plan que dependiera de eso, y en cualquier situación donde fuera forzado a recurrir a ella, ya habría perdido. Eso fue lo que se había dicho a sí mismo.

 

[¡T-Tú… eres… mi amigo!]

 

En ese instante, los dos se congelaron.

 

Su corazón grito. Algo pasó por su espalda.

 

Abren los ojos. Comparten miradas. Algo dentro de Feodor, fluyendo sin sonido, se vertió en ella. Poco a poco, su cuerpo se lleno de una incomprensible satisfacción y cansancio.

 

Era un sentimiento que Feodor conocía. No hay forma que no funcione… ¿cierto?

 

En un punto cuando era joven, había intentado juntar su poder de una u otra forma. Pero no importa cuánta prueba y error pasara, no importa cuántas veces lo intentara, su rango de éxito nunca subiría más del 10%. Incluso si lo practicaba cuando estuviera calmado y lugares tranquilos, el resultado no cambiaría.

 

[Um…]

 

Oyó a su agresor hablar. Sonaba confundida. [¿Tú eres…?]

 

Era la voz de Lakish Nyx Seniolis. Al menos, una voz lo suficientemente para convencerlo.

 

[Hey, Lakish. Duele, ¿sabes?] Feodor trató de hacer una amigable sonrisa. No había necesidad de mentir— su constreñido cuello realmente dolía.

 

Luego de un momento de dudar, su atacante relajo sus manos y se enderezó. Quedando sentada en el estómago de Feodor, ella miró al cielo.

 

Los ojos de un Imp solo podían alterar un poco la mentalidad de otra persona. Justo ahora en su mente, cuando se trataba de Feodor Jessman, un pensamiento junto a las líneas de se siente como si es un amigo cercano que debe ser bienvenido.

 

[¿Quién eres?] Pregunto tranquilamente. Una pregunta siguió rápido. [¿Dónde estoy?]

 

Soy quien tiene preguntas para ti, Feodor pensó. Las hadas que han sido usurpadas por sus vidas pasadas nunca despertaran— eso es lo que han dicho. Había pasado muchas noches sin sueño consigo mismo por llevar a Lakish a ese punto. Y aunque, justo ahora— sus acciones y palabras pudieron haberse vuelto peculiares y peligrosas— ella estaba despierta, sin mencionar muy energética.

 

De ninguna manera…

 

[¿No recuerdas?] Feodor hizo su propia pregunta en lugar de responder la suya. La palabra amnesia llego a su mente. Era un plan de trama común, un trágico desarrollo que solo podía encontrarse en historias ficticias, cristales de películas.

 

Sería bastante nefasto si esa tragedia le hubiera pasado a Lakish. Al mismo tiempo, podía decirse que es imposiblemente suertuda. Al menos, era mucho mejor que el estado en el que había estado hasta ayer, durmiendo sin fin y esperando desaparecer. Era cierto que ese pasado, recuerdos y relaciones eran importantes, y el dolor de perderlas podía ser insoportable. Pero a pesar de eso, si esas cosas fueran construidas de vuelta empezando desde ahora, ese dolor podía algún día desaparecer.

 

[¿Eh?]

 

Desde lejos, la parpadeante luz de las antorchas se volvía visibles.

 

Estaba tarde para detenerla. La chica gritó y se fue. Aunque su oportunidad ya se perdió, Feodor recordó algo. Justo ahora en esta base, un sospechoso personaje estaba siendo perseguido. Y la chica frente a sus ojos ahora— la que trata de desaparecer de la vista— estaba, no importa cómo lo vieras, claramente actuando sospechosamente.

 

[Espera, Lakish—] Sus palabras perdieron poder a medio decir. [Qué está pasando…]

 

Al final, se había ido antes que pudiera terminar de hablar. En un pestañeo, ese blanco traje de hospital ya se había mezclado en la oscuridad de la noche y se desvaneció.

 

[¡¿Qué diablos está pasando?!]

 

Ninguna voz salió para responder su pregunta. Feodor hizo una mueca, de pronto sintiendo picazón y dolor en todo él. Ya que ha sido arrojado y azotado contra el suelo tan duro, tenía raspones en todos lados. Rápidamente se examinó, confirmando que las Botellas estuvieran a salvo. Estaban bien hechas, de hecho. Si hubieran entrado en una pelea justo ahora, ya estarían en un jodido estado … el pensamiento era un poco de miedo.

 

Las luces de la antorcha parecían estar acercándose; ¿quizás habían oído la batalla de antes? Feodor decidió sería más conveniente si no fuera encontrado y esconderse, muchos más pensamientos que antes pasaban por su mente.

 

¿Por qué está huyendo? ¿Por qué estaría huyendo? ¿De dónde viene? ¿Qué está planeando hacer de ahora en adelante?

 

¿Qué tipo de milagro acaba de pasar ahora? ¿Qué le pasó a esa chica quien no debió haber sido capaz de volver a encontrarla?

 

Recorrió la lista de preguntas en su mente una y otra vez. Ninguna respuesta apareció. Sus vagas especulaciones no se cristalizarían en pensamientos.

 

Un inusual frío viento, impropio de la temporada, sopló. Feodor tembló un poquito.


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